Como cada cuatro años desde hace tiempo inmemorial (o sea, 1930), toca Mundial en junio y julio, y hemos hecho una encuesta entre los zendadanos para ver qué expectativas tienen. Para no extenderlo mucho, se han hecho solamente cuatro preguntas, que cualquier lector de Zenda puede contestar también en nuestro foro, donde además se puede participar en un concurso para ganar ejemplares del libro Bajo dos banderas:
1: ¿Quién quieres que gane el Mundial, y quién crees que va a ganarlo y por qué? (Mojándose por una si es posible, nada de decir «una de estas ocho»)
2: ¿Qué recuerdo especial personal tienes de algún momento mundialista? (Aparte de cuando tu selección favorita lo ganó)
3: ¿Qué crees que va a pasar con alguna de las controversias que se esperan para este Mundial (Rusia, racismo, videoárbitros…)?
4: Recomienda un libro o relato sobre fútbol.
1: Quiero que gane España, y así lo espero porque juega Yaguito Aspas, que es de Moaña y ya es hora de poner Moaña en el mapa. En cuanto a creencias sobre quién lo va a ganar, no tengo ninguna, y tampoco me voy a poner a rellenar por rellenar.
2: Tengo un par de recuerdos mundialistas, pero son muy personales y ajenos a la entraña de la competición, así que no creo que valga la pena ponerlos aquí. Quizá cuando nos juntamos en casa un norteamericano, dos franceses, tres brasileños y yo mismo a ver un USA-Brasil y acabamos todos, brasileños incluidos, animando a la voluntariosa selección norteamericana, que sólo hacía que desesperarse sin perder en ningún momento el orden ni la compostura. Brasil fue aquel día el verdadero orgullo del tercer mundo. Bueno, y la nariz partida de Luis Enrique, todo un símbolo del pundonor herido de La Furia (española, of course).
3: ¿Creencias? Pues que Rusia, es decir, Putin, se va marcar un tanto propagandístico. Fuera de eso, más que creencias tengo esperanzas (completamente infundadas y, en consecuencia, muy desesperantes).
4: Sobre fútbol sólo he leído dos libros en mi vida (aparte el reglamento) y son el de Vázquez Montalbán y Salvajes y sentimentales, de Javier Marías. Dos libros muy diferentes, pero que coinciden en interpretar el mundo y sus gentes a través del fútbol. Más que sobre fútbol, van sobre antropología. Nota: sólo para lectores inteligentes.
1: Espero que el gran talento de Messi y de Neymar tengan una justa recompensa de gloria. Si ocurre que un campeón insólito se corona en Rusia… bien también.
2: Casi siempre estoy de viaje mientras se juegan los Mundiales… De cada Mundial puedo recordar amigos y… amigas. Es un episodio que se repite puntualmente cada cuatro años… Es posible reunir recuerdos y olvidos de cada Mundial, dónde lo vimos y con quién… Vivo atormentado por sensaciones mas inmediatas.
3: Creo que va a estar todo controlado. Un buen escándalo siempre es agradecido por los televidentes… ¡El mundial de Limonov! Un mundial de fútbol tendría que ser una buena novela corta. Ojalá haya delirio y polémicas pero habilidades extraordinarias en el césped.
4: Cualquier buen cristiano recomendaría leer a Dante Panzeri o los episodios balompédicos literarios de Eduardo Galeano.
1: Bueno, obviamente, España. Creo que además tiene muchas posibilidades, con el mejor centro de campo del mundo y unos delanteros que van a intentar romper a la menor ocasión. Creo que Alemania puede ser la ganadora (Alemania siempre lo es, por su fortaleza mental y su ya tópica disciplina) y también Argentina: puede que sea la última oportunidad de Messi, y estarán muy motivados.
2: Crecí con el Naranjito, y pertenezco a esa generación que ha pasado de la desesperanza al triunfo. Como en la vida, en muchos sentidos. Tengo que mencionar mi estupor cuando vi el mítico gol de Maradona en México 86. Los niños de mi barrio pasaron meses imitándolo, caída final incluida.
3: Apenas unos días después del final del mundial visitaré Rusia (Ekaterinburgo, Moscú y San Petersburgo) con un grupo de viajeros que vamos a seguir la ruta de mi novela Llamadme Alejandra, de manera que espero que el país dé una lección de deportividad y elegancia. Observo con mucha expectación qué puede ocurrir con tantas selecciones extranjeras en un momento en el que aún deben avanzar mucho en el terreno del racismo. Y por lo demás, que dé un gran espectáculo, que seguro que lo ofrecerá, tanto en organización como en el campo.
4: «El penalti de Djukić», que se encuentra en Tanta pasión para nada, de Julio Llamazares. Un relato sobre qué ocurre cuando se tuercen los sueños y las expectativas, en un momento que jamás volverá a repetirse.
1: Me gustaría que ganase España, pero como yo siempre he sido un perdedor, creo que lo ganará Alemania, primero, porque creo que Alemania siempre gana, aunque pierda, y segundo porque tiene jugadores potentísimos como Özil, Khedira, Kroos, Werner, Müller, Hummels… No sé, me parece muy apisonadora.
2: Sin duda, el fallo de Julio Salinas [contra Italia] en el 94. Tenía catorce años y en aquel momento me parecía imposible que eso se fallase, a la manera que todo te parece fácil cuando tienes catorce años. Era un idiota. Julio falló porque estaba allí. Y, normalmente, cuando estaba allí, marcaba. Todavía hoy me da pena.
3: Como exárbitro, espero que paren esta gilipollez de los videoárbitros. No quiero que el fútbol sea un deporte justo, en el sentido de científico. Creo que gran parte de su encanto radica en su injusticia, en que haya poderosos y menos poderosos y que a veces un idiota de negro balancee la realidad. Siempre me ha gustado lo circunstancial, la falta de control sobre el destino de un partido que es lo que caracteriza al fútbol. Esta idea de afinarlo lo deshumaniza, en mi opinión. A ver, ¿a quién le interesa que el árbitro acierte? ¡A nadie! ¡Si es lo más divertido!
4: Recomiendo Víctimas de la espera, de Fernando Menéndez, editado por Malasangre. Es un diario sobre los días que el Oviedo estuvo a punto de desaparecer, allá por 2003 y tiene, cómo no, mucho de memoria sentimental. Fernando es un poeta excelente y recomiendo a los lectores que no se paren en Víctimas de la espera.
1: Quiero que lo gane España. Y tengo el comodín francés por derecho de sangre. Y el de Argentina por derecho de afecto. Pero vamos, España. Ignoro quién lo va a ganar. Si lo supiera estaría apostando en vez de respondiendo a esto.
2: Cuando unos hinchas alemanes arrojaron por una escalera del Bernabéu (año 82) a Manolo el del Bombo y ahí, en ese preciso instante, dejé de creer en sus superpoderes. Además, he viajado por trabajo a los Mundiales y eso me ha dejado muchas vivencias, sobre todo en Sudáfrica, que fue una aventura estupenda más allá de lo deportivo. Hasta fui atacado por monos para robarme el desayuno.
3: Espero grandes cosas de los ultras rusos y de la megalomanía a lo Leni Riefenstahl de Putin.
4: Alguna cosa de Fontanarrosa, alguna cosa de Osvaldo Soriano (como las memorias del míster Peregrino Fernández) y la biografía de Puskas recientemente publicada por Daniel Entrialgo.
1: España, pero creo que terminará ganando Alemania porque me parece la selección más completa.
2: El gol que le hizo Maradona a Inglaterra en el Mundial de México en 1986.
3: Al jugar en casa creo que el partido va a estar bastante controlado.
4: Sueños de fútbol, de Jorge Valdano.
1: Coño, pues España. Porque son los nuestros y porque sí. ¿Qué otra razón? Pura mística. Y para hacer el triplete: Champions, UEFA y Mundial.
2: El codazo que le dio [Mauro] Tassotti a Luis Enrique en cuartos del año 94. De esas cosas absolutamente increíbles, irracionales y absurdas que pueden pasar en el fútbol.
3: El videoarbitraje yo creo que será positivo. En cuanto al racismo, la UEFA hace años que ha adoptado una posición beligerante y clara al respecto. No se le puede pedir más, y estimo que las hinchadas son posiblemente incontrolables. Con no dejar que se oiga lo que dicen y no aplaudirles, el espectáculo que se da en el terreno de juego, haciendo abstracción de ciertos cánticos y algunos lances desafortunados, es, por lo general, digno.
4: El delantero centro fue asesinado al atardecer, de Vázquez Montalbán. Sabía bastante, VM, de las interioridades del fútbol.
1: Quiero que gane España, porque es de donde soy, y además tienen equipo para ganarlo. Desde el punto de vista histórico, ojalá una final Portugal-Argentina, donde Cristiano y Messi se jueguen casi dos décadas de rivalidad, o un Brasil-Alemania que acabe asentando ese emparejamiento como el derby internacional definitivo. Es curioso que estas dos, las selecciones más exitosas de la historia del torneo, nunca se hubieran enfrentado en los Mundiales hasta 2002.
2: La victoria de España en 2010 (y las de las Eurocopas de 2008 y 2012) me pilló fuera del país, así que me perdí todo el jolgorio. Yo soy de los que cierran por Mundiales cada cuatro años, así que los recuerdos acumulados son demasiados ya. Pero por irse a la infancia, que es lo que queda y lo que marca, citaré el Mundial de España 82, con los cromos de los chicles y los yogures y el peregrinaje veraniego por Madrid, León y Lugo viendo cada partido según tocara durante las vacaciones, en bares, piscinas o casas de abuelos. Aún podría reconstruir aquel verano, y hasta poner fecha a las fotos del álbum de la familia, a base de recordar dónde vi cada encuentro. Aquel Brasil-Italia con el triplete de Paolo Rossi, aquella épica semifinal Alemania (Occidental)-Francia, y la mejor celebración de un gol en la historia, la de Marco Tardelli en la final Italia-Alemania. Nada de bailecitos ni besos a la cámara. Puro Vesubio en erupción.
3: El videoárbitro ha llegado para quedarse, así que ahora solo hay que aprender a usarlo bien. En lugar de que sea el árbitro el que tenga que irse a la banda a ver la repetición, lo cual rompe todo el ritmo de un deporte que nació para jugarse sin parar, tendría que ser el videoárbitro desde su consola quien le aclarara si sí o si no, vía pinganillo. Así se hace en rugby y funciona muy bien. Aparte, cualquiera que haya visto unas repeticiones en televisión con unos colegas y no se haya puesto de acuerdo sobre si es penalty o no, se dará cuenta de que no va a dejar de haber polémicas, y al menos lo que esté realmente claro quedará definitivamente decidido sin discusión y con justicia. Sobre el racismo y toda la «rusiedad» del torneo, pues me imagino que Putin estrangulará personalmente a quien le manche la alfombra en público, así que no creo que le mole quedar mal delante de todo el planeta.
4: En fútbol, la realidad supera a la ficción siempre. Hay novelas y relatos muy dignos, e incluso alguna película que se deja ver (buena ninguna), pero yo recomiendo libros que cuenten lo que pasó, o reportajes currados y hechos sobre el terreno, que siempre habrá alguna batallita real que deje asombrado al lector que no la conociera. Fútbol contra el enemigo, de Simon Kuper, es un ejemplo de por dónde comenzar.
1: Pues quiero que gane Argentina, porque Messi merece un Mundial, aunque también se merecería una selección más sólida. Veo difícil que Argentina se alce campeona. Y veo mucho más probable que gane el Mundial Brasil, porque Neymar tiene tanto compañeros de primerísimo nivel como ese extraño gen patriota del que, al ponerse la camiseta de su país, parece que se jugara el pan de sus hijos.
2: Pues me viene a la cabeza el «Butragueño, ¡presidente!» del mundial de México, cuando España le metió cinco a Dinamarca, y cuatro fueron de él. Me recuerdo, con 11 años, poniendo algo de cordura en mi entorno: «Que meta cuatro goles no significa que deba ser presidente», decía yo.
3: Bueno, espero que no pase nada. Pero yo no estaría muy feliz de jugar con la anfitriona una eliminatoria. Todos recordamos lo que nos pasó en Corea contra Corea.
4: Todo está perdonado, de Rafael Reig, que narra, en paralelo a la historia de sus personajes, el triunfo de la España de Luis Aragonés en la Eurocopa de 2008. Lo mejor de todo es que a Reig ni siquiera le gusta el fútbol.
1: Ojalá gane España, y no echemos en falta a Villa, Raúl, Butragueño, Juanito o cualquier otro siete. Y no me importaría que venciera Argentina si Messi se currase un campeonato a la altura de su talento.
2: Intento no recordar el codazo de Tassotti o el partido contra Corea del Sur en 2002, así que rescato y destaco los chicharros de Maradona a Inglaterra en el 86: la Mano de Dios y el Gol del Siglo concentran lo mejor del fútbol, un deporte que no sólo se juega con los pies, en un único partido.
3: Más de lo mismo. Una lástima que no jueguen Kim Jong-un y Donald Trump.
4: Como no debo (vale, aunque ya lo esté haciendo) mencionar Las Cuatro Torres, recomiendo Héroes de nuestro tiempo, de Santiago Segurola.
1: Quiero que lo gane España, o Argentina, que es mi selección mundialista por defecto y siempre he tenido el corazón un tanto albiceleste. Sin embargo, creo que Brasil, Francia o Alemania tienen más opciones, y por quedarme con una, me decido por Brasil.
2: Recuerdo como si fuera ayer el gol de Claudio Caniggia a Brasil en Italia 90. Lo grité como si hubiera nacido en el barrio de Boca, criado en Palermo y vivido en Belgrano, despertando a mis padres de la siesta y ganándome la bronca correspondiente. Mereció la pena.
3: Confío en que la violencia no aflore en las calles, pero la verdad es que no apostaría mi jubilación a que este Mundial va a estar exento de incidentes.
4: El único que me viene a la cabeza y que me gustó mucho es Las Cuatro Torres, de Leandro Pérez. Novela negra y fútbol, ¿qué más quieres?
1: Imagino que estamos diciendo en masa que España, así que voy a fingir por un instante que no estamos en el grupo de favoritos… y voy a romper una lanza por Argentina. Tengo la sensación de que Argentina y Brasil llegan con más hambre y más ganas, pese a la fortaleza de un puñado de equipos europeos bastante imponentes. Y para qué engañarnos, cuando juegan como ellos saben… es una gozada verles bailar en el campo. Pero tal vez estos sean mis lazos sentimentales/amistosos con esos países hablando.
2: Pues curiosamente, sin ser futbolera ni hija de un señor especialmente adicto al fútbol, recuerdo con claridad meridiana aquel golazo de un jovencísimo Michael Owen a Argentina, en 1998. Y como casi todo españolito de cierta edad, tengo un recuerdo vago del mundial del 82, pero Naranjito aún vive en mi memoria. Sospecho que como recuerdo cumbre, todos comentaremos lo mismo: el pueblo de mis padres, Vejer de la Frontera, con las calles desiertas en pleno verano porque todo el mundo estaba viendo cómo la encarnación futbolera del español universal —un señor bajito, menudo, de un pueblo de la Mancha y que pasaría desapercibido en la calle— marcaba el gol que daba el Mundial a España. No habría sido lo mismo, creo, de marcarlo otro. Sancho, sin panza, daba a España el ansiado triunfo.
3: No sé qué pasará, pero las sombras del racismo, la violencia contra homosexuales y la inseguridad ya han planeado sobre demasiados partidos, y en este caso se han convertido en la máxima preocupación del Mundial. Es lógico, teniendo en cuenta la situación de ciertos colectivos en el país que es sede, aunque sea el primer interesado en que el dispositivo de seguridad funcione como una máquina bien engrasada y no haya incidentes con los visitantes. Polémica con elección de sedes aparte, vivimos en una época en la que la seguridad (bien por incidentes individuales, de hooligans, o terrorismo) va a ser la sombra que planee sobre los grandes eventos, y tendremos que aprender a convivir con ella, igual que las fuerzas de seguridad se esfuerzan en establecer dispositivos a la altura de las amenazas.
4: Cerrado por fútbol o El fútbol a sol y sombra, de Eduardo Galeano (este señor era capaz de interesar por este deporte que tanto amó incluso a indiferentes como yo). Y, por supuesto, El fútbol es lo único importante, de Miguel Ángel Santamarina, compañero de celda en Ruritania que esconde alma de erudito futbolero.
1: España. En deportes vamos menos acomplejados que en otras cosas. Y porque Iniesta tiene ganas de volver a hacer historia.
2: Cómo aguantaron los españoles ante los mandobles y patadas de los holandeses la vez que ganaron. Como Tercios.
3: Posiblemente nada, porque Rusia debe querer mostrar ante el mundo una imagen buena, poderosa. Así que procurarán que las cosas no se vayan de madre.
4: Aquella edad inolvidable, de Ramiro Pinilla. Falso nueve, de Philip Kerr.
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