«Gabo te espera a las 12″. La voz de Mercedes Barcha era clara y rotunda. Eran las 9:30 del 29 de enero del 2010 y sentí una conmoción íntima y paradójicamente serena. Hacía más de quince años que había fotografiado a García Márquez por primera vez y hacía mucho que soñaba con retratarlo en su casa. Cartagena de Indias era, por muchos motivos, el marco idóneo para una sesión en la que estaba todo dicho. Esta es la foto de un silencio. Como en el abrazo con el que nos reencontramos, en esta imagen hay un velo de sabiduría (la suya) que sólo se explica por la bondad, la inteligencia y el implacable humor de este genio de las letras y los afectos.
Hace no tantos años, tuve la ocasión porque me dijeron, de ver a Gabo. Me lo pensé y me dije no. Ir a comer por el WTC de Insurgentes (CDMX) para sacarme una selfie o que me firme, como que tampoco no. Pero siempre quise verle, aunque lo vi siempre también.