Con «un padre en la tierra y uno en el cielo», fallecido en un accidente de coche, el escritor bilbaíno Galder Reguera se niega a entender a los «irrespetuosos» con familias «diferentes» como la suya, cuya historia ha retratado en la novela Libro de familia. «Los intolerantes son gente que no está cómoda con cómo es y que temen la diferencia», ha asegurado a Efe el autor, quien diagnostica en los homófobos «un miedo a descubrirse impulsos homosexuales» y en los machistas «una fobia a mostrarse débiles ante las mujeres».
Galder Reguera vivió sus primeros años de vida convencido de que su familia «había nacido de un accidente de coche», una fatalidad que causó la muerte de su padre en la Nochevieja de 1974, el mismo día en que la madre del autor, Carmen, supo que estaba embarazada de él. El escritor explica que la «ausencia de padre» le duró tan solo tres años, el tiempo que tardó en aparecer en su vida su padrastro, Javi, que se casó con Carmen y juntos tuvieron dos hijos más. «De pequeño sentía una gran culpabilidad, porque pensaba: ‘Si este hombre al que todo el mundo me dice que tengo que querer no hubiese muerto, Javi no estaría aquí'», expresa Reguera, recordando cómo este «silogismo perverso» lo llevó a plantearse a veces si «realmente deseaba la muerte» de su padre.
Los años pasaron y, al calor de su familia materna, Reguera creció «dando la espalda» a su padre biológico, «cerrando las orejas» cuando oía hablar de él. Con el tiempo, consciente de que se había comportado «como un idiota», decidió investigar y escribir un libro que contara la historia de su familia: «Empecé a quedar con amigos de mi padre y a hablar de él con mamá para reconstruir su vida». En este proceso de «arqueología» familiar, Reguera escudriñó en su pasado para concluir que la suya es una historia «feliz» a pesar de momentos de fatalidad que siguieron a la muerte de su padre, como otros accidentes o episodios de maltratos.
Libro de familia (Seix Barral) amalgama dos historias paralelas: una prácticamente lineal que narra la vida de la madre del autor «casi como una novela del siglo XIX», y otra en la que Reguera invita al lector a acompañarlo en la investigación en torno a su padre. En el transcurso de la novela, el escritor recuerda que dudó en varias ocasiones sobre si dejar de escribir «para no hacer sufrir» a su madre reviviendo viejos recuerdos o por el «miedo a parasitar una buena historia familiar» para convertirla en un libro. Aun así, Reguera siguió adelante y no publicó la novela hasta que sus padres le dieron el visto bueno, puesto que «también era su historia» y, al fin y al cabo, era un «homenaje» a ellos. «Les di un boli rojo y les dije que cambiaran lo que quisieran, pero no lo tocaron», explica el autor, rememorando cómo lloraron de emoción cuando leyeron el texto ya terminado.
En «Libro de familia», Reguera evoca ciertos momentos en los que de pequeño, cuando decía que tenía una madre y dos padres, le corregían insistiéndole en que Javi era su «padrastro», ya que su único padre, el biológico, había fallecido. «De niño sufría bastante con eso, pero creo que hoy ya no pasaría, porque las familias son más diversas y hay menos prejuicios», comenta el autor, quien remarca que la definición de «familia» transciende a los vínculos de sangre y significa «un grupo de personas que se entiende como tal. Estas familias, de padre, madre y ochenta hijos, que critican a otras familias que son distintas a la suya tienen miedo a que se vea que ellas también pueden ser infelices», concluye Reguera.
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