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Gata Negra, la España que no termina de morir

Gata Negra, la España que no termina de morir

La historia de un pueblo es también la historia de sus crímenes, la España Negra pintada por José Gutiérrez-Solana. En las tierras transfronterizas de Moraleja, en la Sierra de Gata, tuvo lugar desde el 31 de julio hasta el 5 de agosto la tercera edición del festival literario Gata Negra.

Por vuestra boca muerta

Hace un sol de justicia a este lado de la frontera con Portugal, en la vega del río Árrago. El coche se enfría bajo la sombra de una encina que ha vivido tiempos mejores. Estridulan las chicharras. Huele a muerto por aquí. Para llegar hasta este punto concreto de Cáceres, los neumáticos han ido dejado un rastro de polvo y arena en el aire. Sube la temperatura. No hay un alma en la finca de Malladas (o sí), sólo las ruinas de un viejo caserío que se impone en estas tierras baldías al norte de Extremadura que hoy se conocen como La Raya.

"Al filo de la medianoche por las calles de Moraleja no se oye a las chicharras sino un siseo. Más cerca de la fuente del sonido aquello se antoja el bufido de un gato, uno negro acorralado en la sombra"

«Todo lo que ven vuestros ojos es Malladas». Habla Luis Roso, comisario de Gata Negra y autor de El crimen de Malladas: Por vuestra boca muerta (Alrevés, 2022). Luis señala la sierra de la Garrapata trazando líneas imaginarias con las que uno podía entender cómo de vasta es la extensión de la zona, similar a los latifundios andaluces. En este lugar se produjo un quíntuple crimen la noche del 15 de julio de 1915. Los cantares de ciego y coplas de cordel contaban la leyenda de Malladas de pueblo en pueblo. Hoy este suceso es un tabú en la comarca, un secreto llevado a la tumba. Desde aquel verano de 1915 los vecinos de Moraleja y alrededores duermen con las ventanas cerradas.

Al filo de la medianoche por las calles de Moraleja no se oye a las chicharras sino un siseo. Más cerca de la fuente del sonido aquello se antoja el bufido de un gato, uno negro acorralado en la sombra. No ayuda encontrarse por el camino a dos tipos dentro de una furgoneta que conducen a ciegas llevando con ellos a un hombre con la piel como de papel mojado y la boca abierta. Los pájaros se han vuelto locos en la plaza de la Ermita de las Angustias. Por las horas deberían ser murciélagos, pero no. Será la Superluna del Esturión que está iluminando el cielo. Luna llena, luna de crímenes. Al doblar la esquina, a la fresca, una abuela acompañada de su nieta pequeña resuelve el misterio: «Es una lechuza. Yo también la oía cuando era como ésta», prosigue, agarrando la mano de la niña a la vez que mira hacia la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Piedad. En lo alto, en un hueco de entre las piedras próximo al campanario, el animal ulula cada medio minuto. Y en la puerta del edificio, unos metros más abajo, reza la esquela de un difunto por el que mañana se celebrará un funeral.

En una calle muy oscura…

«Hora de la muerte». Se presenta Toni Hill con El último verdugo (Destino, 2023), un thriller, como el autor indica, sin más adjetivos en el que el protagonista es un asesino en serie llamado Tomás, que se dedica a ejecutar a sus víctimas con el garrote vil. «En realidad la gracia no está en saber quién es el asesino, sino en averiguar por qué está haciendo esto y qué le va a pasar», inicia Hill. Por algunos momentos el lector llega a empatizar con el verdugo a la vez que se plantean diferentes versiones de lo que es la justicia y la venganza, hasta el punto de creer, como sociedad, en la reinserción (o no) o si la gente merece un castigo mucho peor que el que se le adjudica. «Es una serie de temas que se van explorando a lo largo de la lectura, pero en principio la novela lo que plantea es el juego clásico de asesino en serie y criminóloga (Lena Mayoral), aunque ella no sea tanto un policía», continúa Toni. «Lo que quiere es trazar un perfil y entender por qué está eligiendo Tomás a esas víctimas y por qué comete esos crímenes, la razón del móvil».

"Andan la mayoría de los ponentes en la tercera edición del Gata Negra entre el thriller y la novela negra"

Como el «érase una vez» de los cuentos clásicos, el editor de Alrevés, Gori Dolz, inició una vez una historia de misterio escribiendo «en una calle muy oscura…» cuando tenía doce o trece años y supo que su madre, Antonia Kerrigan, iba a ser agente literaria. «Eran los ochenta. Vivíamos en la calle Verdi de Barcelona. Le pregunté en qué consistiría su trabajo y ella me respondió que en ayudar a la gente que escribe libros a encontrar editores. Y lo entendí perfectamente. Así que le dije que me iba a poner a hacer un libro». Gori había estado leyendo a Sherlock Holmes y lo que más le interesaba entonces era el misterio, quién había matado a quién, descubrir quién había sido… «Pero me di cuenta de que no pasaba de la primera línea». Se quedó ahí, en la calle oscura, aunque lo intentó un par de veces más. «Pero no estoy capacitado para ello, no pasa nada. Aunque sí estoy capacitado para ver cuándo algo funciona». Basta con repasar el catálogo de Alrevés: La tristeza del samurái (Víctor del Árbol), El ciervo y la sombra (Diego Ameixeiras), Arde este libro (Fernando Marías), La ilustrísima (Marta Prieto), La estrategia del pequinés (Alexis Ravelo), Delfines de plata (Félix García Hernán), El crimen de Malladas (Luis Roso) o Narcopiso (Paco Gómez Escribano).

La negra escisión

Andan la mayoría de los ponentes en la tercera edición del Gata Negra entre el thriller y la novela negra. Paco Gómez Escribano, por ser el más crítico, cree que el thriller es la evolución de la novela enigma: «No olvidemos que la novela enigma es un tipo de novela cuya trama es la resolución de un misterio, que generalmente suele ser un delito, un asesinato, un atraco o un secuestro. Lo que pasa es que en el thriller no hay un enigma. Generalmente suele haber cuatro enigmas o cinco enigmas que en principio no tienen nada que ver entre sí aparentemente, aunque al final, en el desenlace, se juntan todos esos enigmas y se diseña un final de fuegos artificiales». Piensa Gómez Escribano que es lo que le gusta a la gente.

Respecto a la novela negra, Paco explica que se trata de una escisión de la novela enigma: «Al principio conservaba al policía y al detective. Bien es cierto que el policía y el detective de novela negra ya no son tan racionales, sino que son policías que bajan a la calle y son mucho más intuitivos. A veces no se los distingue bien de los delincuentes, porque también delinquen para obtener información». El creador de Narcopiso (Alrevés, 2023) razona que esto evolucionó a una ausencia de policías y detectives en las tramas. «Al final es un tipo de novela como la que hago yo: me invento un atraco, en otra me invento un narcopiso, por ejemplo. No tiene por qué haber un misterio. En la novela negra lo importante no son los misterios, son los personajes».

"Resulta paradójico que un festival de novela negra y thriller se celebre en verano, cuando hay más luz, en este «campamento para escritores» como es Gata Negra"

Susana Martín Gijón opina que otra de las claves de la novela negra es la denuncia social. A través de sus obras coge algo de la sociedad en la que vive —y le preocupa— para tenerlo presente. «De hecho, primero pienso en el tema y luego ya pienso en la trama». Se considera, por esto mismo, una escritora un poco anómala. En el caso de Planeta (Alfaguara, 2022), el gran tema es el cambio climático, y en el anterior, Especie (Alfaguara, 2021), el trato a los animales. «Es algo que a mí me preocupa como ciudadana, y creo que hay algo que decir. Busco innovar dentro de estos temas, que no sigamos hablando de violencia o de corrupción, aunque también sigue habiendo, por desgracia, y es inherente al ser humano, pero vamos a sacar también otros temas que denunciar y son actuales». Es lo que intenta hacer Susana para mantener así la esencia de lo bueno de la novela negra clásica, renovando y actualizando el género.

Cita Rosa Valle, presentando Sirenas a contraluz (Fagus, 2022), a Rosa Montero para acabar con las diferencias entre el thriller y la novela negra: «No me gustan las etiquetas». En realidad, Valle tampoco lo tiene muy claro. Prefiere utilizar la etiqueta «novela negra» y verlo desde una perspectiva más amplia, «donde entra lo policial y el misterio», mientras que el thriller «lo acerca a lo terrorífico, más duro y truculento». Destaca Rosa, no obstante, la gran diversidad dentro del género, al menos en España. José Carlos Somoza, con El signo de los diez (Espasa, 2022), señala que en la novela negra, en general, casi siempre se tratan cuestiones de corrupción sin que haya ninguna moral realmente definida; tanto la policía como los «malos» pueden ser exactamente igual de corruptos: «Tiene unas características muy específicas que conocemos todos de las grandes películas de Humphrey Bogart. ¡Ahí nació la novela negra! Dashiell Hammett, Raymond Chandler…». Pero el thriller, concluye, es otra cosa: «Simplemente, como su nombre indica, es hacerte sentir suspense, tensión» y puede ocurrir en el hotel La Encomienda, en Moraleja.

Resulta paradójico que un festival de novela negra y thriller se celebre en verano, cuando hay más luz, en este «campamento para escritores» como es Gata Negra. «Es una zona de convivencia», aporta Benito Olmo, «pero donde hay luz siempre hay sombra. En los lugares pequeños, como puede ser Moraleja, las fricciones se exageran más, hay más roce, es más fácil tener problemas… Todo el mundo se conoce. Cuando alguien hace algo bueno todo el mundo lo sabe. Y cuando alguien hace algo malo todo el mundo lo sabe también, y esa sombra le persigue para siempre». Sirva de ejemplo el caso Malladas, mencionado al comienzo de este reportaje.

Arquitectura medida en segundos

El título de la novela más reciente de Benito Olmo toma el nombre del desguace de su propia historia: Los días felices (Alianza, 2023). Resulta curioso que un lugar tan ruinoso se presente con un letrero tan luminoso. De vuelta a la luz y la oscuridad. «Casi nunca pongo los títulos de mis novelas, siempre me las ponen otros», revela Olmo. Sin embargo, en este caso sabía que se tenía que llamar Los días felices porque evocaba muchas más cosas: los días felices, la juventud, la alegría, el tiempo pasado… «Yo creo que siempre asociamos los días felices con algo que ha pasado y que difícilmente volverá. Los días felices pueden ser precisamente unos días en Gata Negra, por ejemplo».

Benito Olmo repite por tercera vez en el festival. Aquí presentó su anterior trabajo, El gran rojo (Alianza, 2021), novela en la que los rascacielos cobran protagonismo, convirtiendo a la ciudad de Frankfurt en un personaje más. «Cuando llegué lo que más me sorprendió fue que hubiera rascacielos. De hecho, a Frankfurt se la llama «Mainhattan», porque por allí pasa el río Main». El autor desvela que, incluso, el proyecto de estas novelas ambientadas en la ciudad alemana las tiene en una carpeta del ordenador debidamente nombrada como «Proyecto Mainhattan». «Me fascinan los rascacielos sobre todo por las historias que encierran dentro. Están diseñados para impresionar», agrega.

"¿El fotógrafo, como el destino, es un cazador paciente? «Total, claro», responde Jeosm"

El arquitecto José Ramón Hernández Correa cuenta que comunicar arquitectura también es ser arquitecto. También lo dice Núria Moliner, arquitecta, y Pedro Torrijos, hoy con La tormenta de cristal (Ediciones B, 2023). Sigue siendo arquitecto, «lo que pasa es que lo hago desde otro lado. De alguna manera, hay muchos libros que tienen una relación con la arquitectura tan profunda o incluso más que los míos, pero nunca se consideran libros de arquitectura». Piensa Torrijos en High Rise (Jonathan Cape, 1975), de J. G. Ballard, o en casi toda la obra de China Miéville y en Las ciudades invisibles (Giulio Einaudi, 1972) de Italo Calvino, «libros con una relación con la arquitectura potentísima», puntualiza Torrijos.

«Supongo que, en realidad, lo que soy es un contador de historias, y es lo que siempre me ha gustado ser, así que creo que estoy donde me gusta estar». De ahí #LaBrasaTorrijos, una serie de hilos en Twitter en los que Pedro cuenta la historia de un determinado edificio. «Está en el propio nombre. Ya te habla un poco de esa capacidad de no tomarme muy en serio a mí mismo». Supone que hay que tomarse en serio en algunos puntos concretos de la vida, pero en esto no. «#LaBrasaTorrijos, al final, es un artefacto muy bonito en el cual cuento historias. ¿Que hay gente que aprende? Guay. ¿Que hay gente que no aprende y se lo pasa bien? Pues también.»

Malas gentes

Cabe mencionar aquí a Arturo Pérez-Reverte en El francotirador paciente (Alfaguara, 2013): «Ciertas casualidades están escritas de antemano, como francotiradores agazapados con un ojo en el visor y un dedo en el gatillo, esperando el momento idóneo». ¿El fotógrafo, como el destino, es un cazador paciente? «Total, claro», responde Jeosm, orgulloso padre de Guerreros urbanos (Alfaguara / La Fábrica, 2016), entre otros muchos libros de fotografía. «En dos segundos de diferencia puedes perder la foto o, en ese tiempo, hacer la mejor foto de tu vida. Esa parte de saber cuándo disparar, tener esa paciencia que te da el oficio, hace que temples el pulso y dispares».

No le tiembla el pulso (ni la voz) a Roberto Sánchez, autor de Noche en vela (Plaza & Janés, 2023) y voz del Si amanece nos vamos (Cadena SER). Cuando en el programa entra la música de misterio, de madrugada, comienza a narrar una historia de detectives: «Frederick está en peligro extremo. Sólo hay una cosa que pueda salvarlo de esa situación angustiosa…». Así, año tras año, Roberto ha estado entreteniendo a los oyentes noctámbulos que, libreta en mano, anotaban pesquisas con las que tratar de resolver el crimen. «Se nos ocurrían cosas cada día. Era prueba-error», comenta Roberto, que se remonta hasta sus años de universitario para recordar de dónde venían las black stories que luego llevó a la radio con su compañero Gregorio Benítez. «Tengo un carpetón con historias del juego de los detectives», muchas de ellas autopublicadas.

"Todos los protagonistas de la tercera edición de Gata Negra aguardan secretos y miedos. Hay quien los oculta tras sus personajes y hay quienes los mencionan en una línea"

Manuel Avilés, ex espía y antiguo funcionario del Cuerpo Especial de Instituciones Penitenciarias, presentó su novela El gato tuerto (Alrevés, 2022) con Carlos Fernández-Villaverde, que hacía lo propio con Furtivos contra señores (Vencejo Ediciones, 2023) junto a J. M. Brull. Avilés, ducho en estas lides, desgranaba que su libro estaba contado desde dos puntos de vista, el de dos mujeres. En cambio, la novela de Carlos está contada de una manera totalmente distinta. En Furtivos contra señores, el «papá Dios» que está ahí arriba es quien cuenta todos estos casos en tercera persona. «La mayoría de los personajes son ficción. No están basados prácticamente en ninguna forma», comenta Fernández-Villaverde. Su gran personaje, Copito de Nieve, tiene ciertas similitudes con el ex comisario José Manuel Villarejo. «Manuel, ¿no serás tú el Copito de Nieve de mi novela», pregunta Carlos bromeando.

Son muchas las preguntas que hay para Iñaki Sanjuán, Inspector Jefe de la Policía Nacional en los servicios de Información como responsable de la sección operativa de terrorismo internacional. Su obra se titula Operación Protector: La infiltración policial al descubierto (Rosamerón, 2022). «Está basada en una operación que existió, aunque con otro nombre, en la que se trata de evitar en España un atentado yihadista». ¿Qué es más difícil, ser un agente infiltrado o no contarlo? «Después, al dejarlo, puedes contarlo. No me parece difícil ser agente infiltrado», responde. Ahí va otra: ¿merece la pena infiltrarse, jugarse la vida? «Todo lo que sea salvar vidas de inocentes merece la pena». Sin duda, lo suyo es vocacional.

Corazón de aventuras

Todos los protagonistas de la tercera edición de Gata Negra guardan secretos y miedos. Hay quien los oculta tras sus personajes y hay quienes los mencionan en una línea, como es el caso de Mónica Rouanet y su novela El camino de las luciérnagas (Roca, 2023): «Creo que el miedo que tengo es el miedo al sufrimiento, al dolor, e incluso al propio miedo. El miedo al miedo es el mayor miedo que tengo». Por su lado, Francisco Bescós, con La ronda (Reservoir Books, 2023), confiesa tener miedo a no vivir la vida de una forma que luego piense que no la ha aprovechado: «Siempre pienso que no tengo tanto miedo a la muerte como a los cinco minutos previos a ella». Similar discurso tiene Carlos Salem, presentando Los dioses también mueren (Alrevés, 2023): «El único miedo verdadero sería haber vivido en vano, miedo al Alzheimer, a perder la cabeza, que para un novelista es fundamental. Saramago se mantenía lúcido porque usaba la cabeza constantemente».

"Este festival tiene la capacidad de crear una comunidad entre los autores, pero también entre los lectores"

Después está Félix García Hernán, hotelero de largo recorrido que dejó la gestión directa de los hoteles para dedicarse a la consultoría con los propietarios. «Ahí estaba un poquito más libre. Me rondaba una historia en la cabeza que no tenía que ver nada con hoteles, una historia de una de mis pasiones: la ópera. Tras el telón (Edición Personal, 2014) era un rapto en el Teatro Real». Félix escribía aquello pensando que no valía hasta que su mujer, después de leer el manuscrito, le dijo la frase que le cambió la vida: «Esto no lo has escrito tú». «Para mí, lo más importante de lo que estoy viviendo es el legado». Es decir: cuando ya no esté, dentro de diez, quince o veinte años, todavía habrá alguien que leerá algo suyo o verá la película que se ha hecho de Delfines de plata (Alrevés, 2023).

María José Solano Franco, cofundadora de Zenda y columnista de ABC, presentó El enigma de las arenas (Zenda-Edhasa, 2023), de Robert Erskine Childers, perteneciente a la colección de aventuras editada por Zenda-Edhasa. «Arturo Pérez-Reverte lo definió muy bien: “todo lector es en su corazón un lector de libros de aventuras”. Los libros de aventuras nos han hecho lectores». María José, que este año publicará con Debate Una aventura griega, zarpó rumbo a la aventura con cinco años gracias a la Odisea: «Yo era lectora de cuentos, como todos los niños pequeños. Leía a los hermanos [Jacob y Wilhelm] Grimm y la mitología que había por casa». Un buen día, y mediante un álbum de cromos del Cola-Cao, María José conoció la Odisea. «Iba construyendo la historia semana a semana, cuando iba comprando los cromos y leía lo que ponía en el envés. Ahí descubrí el mundo y los héroes que me interesaban. Eso fue lo que me empujó a leer». Lo de escribir es muy tardío, supone que fue una salida natural de una lectora: «Todo lector, al final, de alguna manera, escribe. Otra cosa es que publique, pero todos escribimos alguna vez». ¿María José tiene quien la escriba? «Sí», responde rotunda. «Me escribe [Joseph] Conrad prácticamente cada semana. También me escriben [Fernando] Pessoa, Homero, [Patrick Leigh Fermor] Paddy…».

May R. Ayamonte, autora de Las aguas sagradas (Contraluz, 2023), autopublicó su primera novela con doce años. «Fue una cosa muy natural», dice. «Era muy lectora, escribía cuentos… y un cuento se convirtió en una novela que autopubliqué sin recursos y sin formación. Nunca he sido consciente, hasta que fui adulta, de que había tomado la decisión de escribir, sabiendo todo lo que supone: una carrera muy inestable, no saber dónde está el futuro…». Pero, en su caso, es una cuestión, también, puramente vocacional.

Escribir para Clara Peñalver es una terapia. La firmante de La importancia de tu nombre (Ediciones, B) dice no sentirse capaz de imaginar mejor forma de vida que la escritura, «básicamente porque es el modo en el que me relaciono con el mundo que me rodea. Tengo tendencia a aislarme dentro de mi cabeza y vuelvo a conectar con la realidad cuando saco todo lo que ha entrado». «El hecho de que seas escritor y quieras hablar de tus libros es un poco una excusa para darte a conocer a más gente. Sí, has venido a hablar de libros, pero sobre todo a ver lo que hay y a disfrutar de las maravillas que hay por aquí», finaliza Diego Ameixeiras, escritor de El ciervo y la sombra (Alrevés, 2022), antes de dar paso en este reportaje a Men Marías y su obra Lo que arrastra la lluvia (Ediciones B, 2023): «Este festival tiene la capacidad de crear una comunidad entre los autores, pero también entre los lectores».

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