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George o el amor

Esto va a ser muy personal. Cualquier reseña lo es, pero ésta especialmente. George (Errata Naturae) de Frieda Hughes narra la amistad entre una humana y un pájaro y yo amo los pájaros. Uno de mis lecturas esenciales, la que precisamente me enseñó a amar los pájaros, fue Hablaba con las bestias, los peces y los pájaros de Konrad Lorenz, donde los protagonistas son los gansos y, sobre todo, los córvidos, las grajillas. Cayó en mis manos en la adolescencia y durante años soñé con tener una grajilla como compañera (que no como mascota, olvidemos esa palabra).

Frieda Hughes lo consigue, lo que yo siempre soñé: rescata a una urraca que se cae del nido y se convierte en su amiga. La relación no puede denominarse de otra forma. Insisto: George es el diario de una amistad entre una humana y un pájaro como bien señala el subtítulo. Entre dos especies diferentes y entre dos generaciones diferentes. Porque Frieda no solo intenta ser amiga de otra especie, sino de un adolescente de otra especie. Así que se dan momentos de rebeldía juvenil, oh, así que me encierras en una jaula, pues me largo y ahí te quedas. Momentos de pasearse y presumir delante de las visitas, fijaos cuántas cosas sé hacer, acariciar el pelo a Frieda con el pico, caminar por la mesa tranquilamente. Momentos de agresividad: George tiene buena memoria y se acuerda de todos los agravios, y es capaz de aterrizar en la cabeza de las visitas sorpresivamente o de acorralar a la señora de la limpieza contra la pared.

"Las aves tienen un ciclo vital, cuando les llega el momento, abandonan el nido. George también tiene un ciclo vital. No sabemos si acabará yéndose"

Y después están las peculiaridades de la propia especie, un ave que atesora todo lo que brilla, ya sean bombillas, gomas de colores o papeles, y también, todo lo que pueda ser comestible y oloroso. El resultado es, en ocasiones, dantesco y a la vez hilarante: por toda la cocina y el office, Frieda se encuentra a menudo regalitos hediondos, sea comida podrida entre los cojines o restos de excrementos de sus perros.

Todo esto contado con precisión, grandes dosis de sentido del humor y salpicado de deliciosas ilustraciones de la urraca en sus momentos de gloria —subida a la antena de un coche, enredada en una goma o volando triunfante— firmadas por Frieda.

"Además, está el otro drama, el que aflora tras el nombre de Frieda Hughes, la hija del gran poeta Ted Hughes y, sobre todo, la hija de la gran poeta Sylvia Plath"

Las aves tienen un ciclo vital, cuando les llega el momento, abandonan el nido. George también tiene un ciclo vital. No sabemos si acabará yéndose. Pero sí sabemos que cambia la vida de Frieda para siempre. Le da otro relieve a su existencia. A partir de George, la casa de Frieda se llena de aves rescatadas, lisiadas o perdidas. Se llena de luz. Porque la vida de Frieda siempre parece estar al borde del colapso, de la oscuridad. Detrás del día a día con George, subyace su drama íntimo, sus fantasmas. En la casa también habita la pareja de Frieda, a quien llama el Ex y que está siempre a punto de irse. Y en el cuerpo de Frieda habita una dolencia crónica que a menudo le impide levantarse de la cama. La escritora, unas mañanas está cargando sacos de tierra para reformar su jardín, y otras, se arrastra hasta el sofá, incapaz de hacer nada más que dejarse lamer por sus perros y picotear por su urraca.

Además, está el otro drama, el que aflora tras el nombre de Frieda Hughes, la hija del gran poeta Ted Hughes y, sobre todo, la hija de la gran poeta Sylvia Plath, quien una tarde metió la cabeza en el horno y acabó con su vida dejando dos hijos pequeños detrás.

Y sin embargo, el libro va más allá de ese pasado truculento, de esos apellidos. George es el libro de Frieda. Punto. El libro de una artista y escritora que se convierte en una bióloga aficionada, que toma notas de todos los peculiares comportamientos de George, que escribe poemas y pinta cuadros, que se desloma trabajando en el jardín de sus sueños y que apenas puede llegar a fin de mes.

"Eso es parte del encanto del texto: que en la amistad entre una mujer y una urraca, como en cualquier amistad, hay cosas que no suceden, pero están ahí. E importan"

Más que nada es el libro sobre Frieda en su primera casa propia. Tras la muerte de su esposa, Ted Hughes se dedicó a peregrinar con sus dos hijos de ciudad en ciudad, de universidad en universidad, tres meses aquí, seis allí, nuevo colegio, nueva casa, nuevos amigos. Eso hizo que tener su propio hogar se convirtiera para Frieda en una obsesión, en un objetivo vital, y cuando compra esa casa en la campiña galesa, arranca su historia de verdad. Adopta a George. Arregla el jardín. Construye una pajarera enorme. Adopta otros pájaros heridos. Se separa. Escribe este libro. No lo publica. Su hermano se suicida. El libro se queda un cajón. Publica un artículo sobre su vida con búhos y es un éxito. Le piden que escriba un libro sobre los pájaros y dice: Ya lo he escrito.

La historia, toda la historia de Frieda Hughes no se halla en George. Pero se intuye. Eso es parte del encanto del texto: que en la amistad entre una mujer y una urraca, como en cualquier amistad, hay cosas que no suceden, pero están ahí. E importan.

Este libro es una lección de amor y de resiliencia. Viene a decirnos: el ciclo de la vida natural es eterno y los humanos no somos más que una parte mínima de ese enorme y bello engranaje.

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Autora: Frieda Hughes. Título: George. Mi amistad con una urraca. Traducción: Regina López Muñoz. Editorial: Errata Naturae. Venta: Todos tus libros.

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