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George Saunders y el poder transgresor de la primavera

George Saunders y el poder transgresor de la primavera

La libertad real del ser humano es siempre transgresora. Por eso ocurre con tan poca frecuencia y entusiasmo por parte de quienes deberían proporcionarnos las herramientas y la emoción necesarias para alcanzarla. Alguien podría decir, y con razón, que las grandes estructuras de poder desean crear libertades diminutas y distribuirlas de manera ordenada entre los demandantes de revolución. Su objetivo es limitar el movimiento humano, de alquilar su derecho al asombro mientras que el mundo, encadenado por el caos y la belleza, se sumerge en su extraordinaria metamorfosis. La primavera, siendo preludio de la libertad, es también transgresora e incita a la revelación. En el prólogo de Los cuentos de Canterbury, Geoffrey Chaucer retrataba así el mágico proceso:

Cuando abril con sus dulces lluvias ha penetrado la sequedad de marzo hasta la raíz y ha bañado cada vena con tal líquido del que se engendra la flor; cuando Zéfiro también con su dulce aliento ha inspirado en cada bosque y en cada llanura los tiernos brotes, y el joven sol ha recorrido la mitad de su curso en Aries, y los pequeños pájaros hacen melodía, que duermen toda la noche con los ojos abiertos (tal es el estímulo que la naturaleza les impulsa en sus corazones), entonces las personas desean ir de peregrinación, y los peregrinos buscan extrañas costas para visitar santuarios conocidos en diversas tierras; y especialmente desde cada rincón de Inglaterra viajan a Canterbury para buscar al santo mártir bendito, que les ha ayudado cuando estaban enfermos.

"Chaucer fue el pionero, pero la literatura contemporánea ha tenido y tiene sólidos herederos que reflexionan sobre el presente y, en mayor medida, sobre el futuro, con el mismo ímpetu primaveral"

La primavera, con su explosión de matices, es el vehículo que conduce al enfermo hacia exóticos despertares que nunca imaginó; el germen de un estallido interior que permite al ciudadano desertar de la tediosa esclavitud. No es exagerado decir que la literatura constituye una vértebra irrompible de ese fenómeno tan apagado en nuestros días. La originalidad y el deseo casi impulsivo de transgredir las normas establecidas son herramientas al alcance de muy pocos escritores. Geoffrey Chaucer, considerado por muchos el padre de la literatura inglesa debido a su uso del idioma y a la introducción de la polifonía en sus estructuras narrativas, supo aplicar como pocos la ironía, el humor y la sátira a la textura emocional de sus historias. Demostró que la risa, en su sentido más físico, y la reflexión profunda sobre el poder, el subdesarrollo y la miseria moral, no son incompatibles.

Chaucer fue el pionero, pero la literatura contemporánea ha tenido y tiene sólidos herederos que reflexionan sobre el presente y, en mayor medida, sobre el futuro, con el mismo ímpetu primaveral. David Foster Wallace, quien destacó por su torrente verbal y su habilidad constructiva, así como por la manera en que reinventó los futuros ya imaginados por el poder, es un ejemplo. No obstante, si hay un autor dotado con la capacidad de sutilidad literaria y un sentido del humor que ilumina los múltiples excesos del consumismo, la arbitrariedad y el desapego institucional, ese es George Saunders.

"Saunders utiliza técnicas literarias como la epístola, los diálogos ficticios y los monólogos interiores, eligiendo escenarios que, aunque surrealistas, reflejan fielmente los dilemas y absurdos de la vida moderna"

El escritor nacido en Amarillo, Texas, es considerado uno de los mejores realistas de la historia. Autor de obras imprescindibles como Guerracivilandia en ruinas o Pastoralia, y responsable de una de las novelas más disruptivas y brillantes del siglo XXI, Lincoln en el Bardo, por la cual recibió el premio Booker en 2017, su trayectoria le ha valido comparaciones con otro maestro del género, Kurt Vonnegut. Emparentados por la sátira, la crítica mordaz y un profundo humanismo, ambos autores abordaron la realidad a través de la experimentación narrativa. Vonnegut innovó con estructuras no lineales y la fusión de elementos autobiográficos con ensayo y ciencia ficción. Saunders utiliza técnicas literarias como la epístola, los diálogos ficticios y los monólogos interiores, eligiendo escenarios que, aunque surrealistas, reflejan fielmente los dilemas y absurdos de la vida moderna.

El día de la liberación (Seix Barral, 2024) reúne nueve relatos que abordan el abuso de poder, el materialismo irracional y la concepción profundamente personal de la justicia. El futuro se convierte en presente, y todas las digresiones acerca de la descomposición social actúan como un espejo certero donde se reflejan nuestras incertidumbres y esperanzas. La forma en que Saunders se aproxima a la realidad, o la reinventa en términos distópicos para acentuar su cercanía y gravedad, es magistral. Reside en él una habilidad extraordinaria para desarrollar puntos de vista narrativos y las estructuras que los sustentan. A diferencia de otros autores que exploran la ficción desde alturas conceptuales, Saunders se sumerge en lo terrenal y, a veces, en lo subterráneo (como es admirable en el relato El día de la madre), introduciéndose con delicadeza en sus distintos personajes para conectarlos con el lector. De esta forma, consigue que la risa y el llanto se unan en un mismo ámbito de conocimiento. Cada relato de este volumen exhala hipérbole y humanidad, invención e investigación, risas y reflexión. Todos estos matices, claros y vibrantes como la primavera, podrían incitarnos, tal vez de manera definitiva, a desear una primavera más transgresora y cargada de libertad.

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Autor: George Saunders. Traductor: Javier Calvo. Título: El día de la liberación. Editorial: Seix Barral. Venta: Todos tus libros.

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