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Gettysburg

Gettysburg, abril, 2016. Foto: Manuel Vilas.

Poema inédito de Manuel Vilas.

13 de abril de 2016

El esplendor del verano fue también el esplendor del adiós.

Éramos críos de diecisiete, dieciocho años
venidos de todas las tierras de América.

Nadie sabía qué era la muerte.

Pensábamos que era una fiesta, y lo era, pero no así.

Vimos marcharse la vida tumbados en estas praderas,
con el plomo clavado en la carne,
y el verano allá arriba nos miraba desde el cielo arcaico.

He venido a estar aquí con vosotros, soy Vilas.

A rezar un rato y mirar el cielo, la morada democrática.

El soldado Vilas, del Regimiento de Barbastro, luchando con el Sur,
porque Vilas siempre lucha al lado de los que perdieron.

Nací noventa y nueve años y dieciocho días después de la Batalla.

Gettysburg, qué bondadoso es todo ya aquí, ahora,
acabadas las fiestas, las risas, los llantos, las armas,
los alaridos de dolor de las madres lejanas,
como si lo que ocurrió en los tres primeros días de julio
de 1863 fuese tan solo el anuncio de lo que está ocurriendo
ahora, este trece de abril del año 2016.

Vengo de un tiempo de hombres viejos
que codician cumplir más años y ser aún más viejos.

Y vosotros estáis enterrados aquí,
vivisteis solo cinco minutos
que en la alquimia de la vida alta
valen cinco mil años.

Por eso os contemplo, por el milagro.

Lincoln y su estatua.
Vilas y su poema.
Vilas y vosotros,
soldados de la Confederación,
ya somos aire,
el aire y su predominio sobre todas las cosas que fueron.

Vilas, del Regimiento de Barbastro, muerto en Gettysburg,
con diecisiete años, cuerpo no hallado.

Cuerpo perdido, al aire lo que fue siempre del aire.

MANUEL VILAS

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