Glándula

El gobierno del PSOE con Zapatero a la cabeza niega la crisis y la nombra con eufemismos como «dificultades serias» o «economía de crecimiento débil e inflación alta». Es el vicepresidente Pedro Solbes en julio de 2008 el primero en reconocer en el Congreso que nos encontramos en una crisis económica sin paliativos. GLÁNDULA

La tasa de paro escala hasta alcanzar en 2013, ya con Rajoy, el 26,94 %. En este contexto de desempleo, PIB decreciente, alta inflación, deuda pública y prima de riesgo (hasta entonces nunca habíamos oído hablar de esto) disparadas y una morosidad bancaria que no paraba de aumentar se sitúa la novela Tú no eres Sherlock Holmes, la octava y hasta ahora última novela de David Llorente. GLÁNDULA

España había sido desde la primera mitad del siglo XX un país de emigrantes, sobre todo por el exilio y la miseria extrema revestida de violencia provocados por la dictadura franquista. Nadie imaginaba recién estrenado el siglo XXI que se nos vendría encima una crisis semejante, en una época en la que los bancos concedían hipotecas sin apenas garantías para que los constructores vendieran pisos como churros, hipotecas aumentadas por los usuarios para comprarse un cochazo en un país en el que todo parecía posible. España volvió a ser un país de emigrantes que se marcharon a diversos países europeos en busca de trabajo. Bien era cierto que ya no era solo mano de obra barata, sino mano de obra cualificada formada en universidades públicas, sobre todo, que no terminaba de encontrar su sitio aquí, un país básicamente de constructores, camareros, toros, fútbol y pandereta. Formamos durante años y años a médicos, ingenieros, arquitectos, historiadores, filólogos y a tantos otros con dinero público y los regalamos al resto de Europa, que se frotaban las manos sin poder creer lo que estaba ocurriendo. Una emigración que también los sucesivos gobiernos han querido esconder y de la que solo hay datos en encuestas y auditorías privadas. GLÁNDULA

Algunos españoles salieron adelante. Otros, sin embargo, se encontraron de repente en países de los que desconocían idiomas, costumbres y climas, generalmente más extremos que el español. No era extraño ver a españoles envueltos en mantas durmiendo en cajeros automáticos o paradas de bus con el tranquilizador acompañamiento del cartón de vino peleón. GLÁNDULA

David centra la trama en Praga, ciudad en la que vivió y trabajó como profesor desde 2002. Aprender checo no es como aprender francés o cualquier otra lengua romance, y en invierno hay que enfrentarse a un clima continental extremo con temperaturas bajo cero. Intento imaginarme a un español intentando solicitar un permiso de residencia o apuntándose al paro o simplemente comprando una botella de agua en una tienda, y sencillamente no puedo. David Llorente lo cuenta en la novela, una novela negra muy llorentiana y, por tanto, con una carga de denuncia que empieza con unas sencillas salvas y termina a misilazos, de esos que van desde el interior de las páginas del libro hasta el interior del alma del lector. GLÁNDULA

La mayoría de novelistas ponemos la mira en un trozo de la existencia y novelamos ese pequeño trozo porque esa existencia como tal es inabarcable. David, sin embargo, elige ese pedazo y lo multiplica ¿por diez? ¿por veinte? ¿por treinta? Pues depende. Lo que está claro es que en cada nueva novela hace lo imposible, lo que ningún otro escritor puede hacer, es decir, maneja una cantidad ingente de personajes que se mueven en un tablero colosal, casi inabarcable, inaccesible, en definitiva, para otros novelistas que no sean David Llorente. Y sobre las casi infinitas partes de ese tablero va poniendo el foco rápidamente en uno y en otro lugar como si el foco viajara en un dron de última generación que recorre en zigzag un perímetro tan amplio como difuso y que va guiando la narración de manera endiabladamente rápida, como si los hechos narrados ocurrieran simultáneamente. GLÁNDULA

Entre toda esta vorágine, David sitúa en Praga a un asesino en serie que se obsesiona en imitar a Max Luminaria, el famoso serial killer que aparece por primera vez en la novela de Llorente Te quiero porque me das de comer. Un copycat de libro que al final se verá las caras con su homónimo de Carabanchel. Entretanto, diversos inmigrantes españoles de diversa procedencia y extracción social luchan por sobrevivir en una ciudad fría y extraña que no los acoge, que más bien los rechaza, compatriotas que incluso se putean entre ellos. GLÁNDULA

Una novela que, entre otras extravagancias, hace un guiño a la extinta revista dedicada al género negro Fiat Lux o que otorga el Premio Nobel de Literatura a Fernando Arrabal, por no hablar del restaurante delicatessen que abre el insigne cirujano y asesino en serie Max Luminaria. Imagínense lo que comen los clientes. GLÁNDULA

Ni he contado ni voy a contar los personajes que tiene la novela. Me vienen a la memoria Cirilo Castiñeiras, emigrante gallego al que todos martirizaban en su pueblo natal por su condición homosexual, con dotes para la cocina; o José Manuel Calatrava, el pianista admirador de Rachmánimov que duerme donde puede, eterno aspirante a una plaza en la orquesta sinfónica de Praga; o Edmundo Ciscar, director del Aula Cervantes, con problemas de infección en la vejiga y conductos urinarios, que huye de una infancia faldera y de la muerte traumática de su madre; o Marto Cebrián, que vivió en Madrid con su madre comiendo basura y que finalmente vende su colección de discos en La Metralleta (tienda de discos madrileña) para comprar un billete a Praga para vivir en un cuarto vacío, minúsculo y sucio que le deja un marroquí hasta terminar viviendo en un coche; o el Pirulas, un tipo muy activo en la movida valenciana del bacalao que monta un restaurante y termina por contratar a Cirilo Castiñeiras; o Ubaldo Contador, especialista en análisis de conducta al que el narrador habla en segunda persona y al que no le gusta leer informes, por vaguería, un inútil en toda regla; o Janka Kopecká, la investigadora a la que le asignan a Ubaldo; o Dionisio Casado o Virgilio Paúl o Mariano Expósito o Gumersindo Berges o  Fernando de Érice-Arístegui y Calvo-Sotelo o Braulio Giménez-Arnáu o Conrado Pan de Soraluce o Crisóstomo Villafañe o Casimiro Balcells o Venancio Ortega o… GLÁNDULA

Precisamente, Venancio Ortega, en una de las partes de la novela, «sale de la oficina y se acerca a uno de los institutos que tiene asignado y se reúne con el equipo directivo y suelta sus diez expresiones infalibles, a saber, incoar garantías metodológicas, legislación específica vehicular, implementación de principios fundamentales, opcionalidad curricular, capacidad inclusiva, reciente normativa educativa, política de conocimiento, aprendizaje competencial, establecimiento de espacios de participación, digitalización productiva y calendario de implantación». Una crítica brutal y muy acertada de las gilipolleces a las que tenemos que enfrentarnos a diario los profesores de Educación Secundaria. Porque la novela también es eso, una lista bastante variada y aderezada de fina ironía de críticas al sistema. GLÁNDULA

La novela, pese a ser dura, no está exenta de humor. Y de observaciones que sorprenden y hacen sonreír: «Los taxistas de Praga tienen Ladas abollados, Dacias mordidos por el óxido y Skodas remendados en talleres dudosamente legales. Beben cerveza, se emborrachan y duermen la siesta en los taxis tirándose pedos que no hacen ruido, pero que apestan»; o «Los yonquis de Sherwood, que no son como los de Madrid o los de A Coruña, sino que tienen las manos pálidas y los ojos enrojecidos, como los poetas románticos». GLÁNDULA

Esta novela es la tercera en la que aparece Max Luminaria después de Te quiero porque me das de comer y Europa. Por lo que me pregunto si lo que hasta ahora es una trilogía, la de Max, es o será una saga. Solo David lo sabe. O quizás no. GLÁNDULA

Tú no eres Sherlock Holmes es un artefacto literario en forma de novela negra muy crítico con el sistema, muy crítico con aquella crisis de 2008, con el gobierno del PSOE y el posterior del PP, crítica implícita, como debe de ser en género negro, ya que las siglas de los partidos ni aparecen. Y sí, GLÁNDULA, o el eufemismo que sustituye a la palabra crisis, aquel término que nadie quería pronunciar ni escuchar. Lean la novela. Disfrútenla. Si no lo hacen, se perderán una parte importante de la realidad. Ficcionada, sí. Pero de qué manera. A la manera de David Llorente.

Termino con un verso del poemario Alter Ego, de David. Algunos de sus poemas me recuerdan a letras de Antonio vega:

«Miro a mi alrededor y me encuentro siempre con una horripilante criatura, producto de mi imaginación o de mis insomnios, que me acompaña en silencio y se alimenta de mi pena».

David Llorente

«Lucha de gigantes, convierte el aire en gas natural. Un duelo salvaje advierte lo cerca que ando de entrar en un mundo descomunal, siento mi fragilidad».

Antonio Vega

—————————————

Autor: David Llorente. Título: Tú no eres Sherlock Holmes. Editorial: Alrvés. Venta: Todostuslibros