El cómic Goya: Saturnalia, guionizado por el que escribe y que cuenta con arte de Manuel Romero, se ha fraguado en tres años, desde junio de 2019 hasta su publicación en abril de 2022. Por supuesto, no todo el trabajo ha sido activo, y de hecho este se concentró, sobre todo, en el último año. Pero sí que ha tenido un proceso de documentación, análisis y maduración importante, tan fundamental como la rúbrica de las páginas finales.
Origen del proyecto
El proyecto del cómic se inició en Granada, junto a Julián Olivares, el editor de Cascaborra Ediciones. Estábamos en el Salón del Cómic de 2019 y me habló de una nueva línea dentro de la editorial, “Biografías en viñetas”, que se salía del tono militar habitual y característico de sus publicaciones. Y ahí me preguntó si querría hacer algo con el pintor Alonso Cano. Pero le sugerí Goya… Y aceptó.
Ante este abismo y la complejidad que era enfrentarme a este cómic, tuve nítido que me centraría en su última etapa en España, cuando se refugia en la Quinta del Sordo y realiza las Pinturas negras.
Premisa de Goya: Saturnalia
Así que me puse a trabajar en la historia, que partiría de un Goya anciano y cansado que buscando alejarse de las tensiones de la vida político-social de la capital, se muda a una finca de campo a las afueras de Madrid, la llamada Quinta del Sordo, cerca de la explanada de San Isidro junto a su amante Leocadia Zorrilla y sus dos hijos, Guillermo y Rosarito.
Allí estará cinco años, y en sus muros creó las famosas Pinturas negras que cambiarían el sentido del arte por su fuerza, originalidad y misterio.
Y es que con Goya se inicia el arte moderno, o al menos planta la semilla que recogerían muchos artistas posteriores.
Entonces, a partir de esta premisa, en el cómic imaginamos qué pudo ocurrir en ese tiempo durante su estancia en la Quinta para que Goya realizara sus obras más rompedoras a partir de claves poéticas, simbólicas e indagando en el propio lenguaje del cómic como una metáfora de la propia valentía que Goya mostró en ellas.
Influencias
Mentiría si dijera que tenía clara toda la obra desde el comienzo. De hecho, las dudas e inseguridades han estado siempre, en cada paso del camino. Y gran parte de estos “miedos” parten del carácter de la editorial. Y me explico. Cascaborra tiene una identidad bastante marcada y reconocible de aspecto clásico, tiene sentido de colección y en muchas de sus obras un número limitado de páginas. Pero Goya: Saturnalia, tal como iba creciendo, necesitaba romper eso tanto en contenido como en forma. Por eso el cómic ha terminado por editarse en un tamaño más pequeño del habitual (17×23 cm) que el que usa la editorial habitualmente (20×27 cm) y con unas características internas también distintas, que incluyen un mayor número de páginas. Y gran culpa del salto al vacío y el atrevimiento ha sido el cómic Lope de Aguirre: La expiación, de Felipe Hernández Cava y Castells. Este cómic ha sido una percha fundamental para Goya: Saturnalia. Y no tanto en su planteamiento pero sí en su espíritu rompedor. Una forma de decir: «Se pueden hacer obras así. Vamos a por la nuestra».
Procesos
El método de trabajo que hemos usado en Goya: Saturnalia no se parece en nada a algo que haya hecho antes en otras obras en la que he trabajado con otros y otras dibujantes, esto es: una vez pasadas las primeras fases de diseño, estructuración y escaleta, en lugar de escribir el guion lo dibujé. De manera muy esquemática. Página a página y viñeta a viñeta.
Y con esto hacía la “traducción” a texto, convirtiéndose en el guion definitivo, que es lo que leía Manuel Romero. Y aunque pueda parecer lo contrario, no lo trataba de forma técnica. De hecho, dejaba notas muy someras pero bastante precisas, para no contaminar mucho a Romero y que tuviera su propia libertad de acción. Era fundamental que fuera guiado pero que no se sintiera encorsetado.
Además, como complemento a esto, le mandaba a Romero un layout de la estructura página a página, que le servía de guía para dibujar los artes finales. Y aunque suena algo enrevesado, el entendimiento entre ambos ha funcionado muy bien. De hecho, no hemos tenido que pasar por una fase de story porque, en realidad, ya lo había desarrollado yo anteriormente con mi guion-esquema dibujado.
Así, del guion en texto salieron las páginas definitivas (con una fase final de correcciones para cuadrar todo). El proceso lo terminaba yo rotulando las páginas y ajustando su diseño en la maqueta para preparar el archivo definitivo para imprenta.
Y para finalizar el artículo, muestro la evolución completa de otra doble página para verificar la versatilidad con la que hemos creado todo el cómic.
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