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Grandes regalos (IV): La calavera, de Jon Klassen, una leyenda ilustrada

Grandes regalos (IV): La calavera, de Jon Klassen, una leyenda ilustrada

Jon Klassen es uno de los ilustradores más importantes de su generación (la de quienes nacieron a comienzos de los años ochenta). Su obra concita el reconocimiento del público y la crítica, es un maestro consumado del álbum. Célebre desde su trilogía del sombrero (Yo quiero mi sombrero, El ladrón del sombrero, Encontramos un sombrero), su trabajo es bien conocido en nuestro país, donde ha adquirido esa difícil condición de “clásico en marcha”. Su imaginación se caracteriza por el uso del suspense. Una irritación consciente del mismo conduce sus álbumes por los lindes del terror y el humor, la suspensión que genera una risa nerviosa y atrapa al espectador a través de un uso manierista del ritmo (paradójicamente a través de la simplificación y la abstracción: austeridad cromática, dibujos esquematizados): un exprimir los recursos hasta el paroxismo.

De ahí que no sorprenda que cuando descubrió la leyenda tirolesa que versiona en La calavera (lo explica en el epílogo del propio libro), Klassen comprendiera que se le presentaba una oportunidad estupenda para poner en práctica su vertiente de ilustrador. Y es que La calavera no es un álbum, sino un cuento moderno ilustrado, una adaptación de un cuento popular. Sin embargo, su arquitectura evidencia que quien está detrás de ella es un gran autor de álbumes que aprovecha la interconexión de imágenes y texto. El ritmo (un suspense construido en este caso sobre el misterio sobrenatural y la comicidad grotesca) nace de ahí.

La historia se construye sobre enigmas (el origen de la protagonista, su condición de partida) y mezcla elementos propios del género de terror (el bosque, la noche, la casa misteriosa, con sus estancias sombrías) con temas esenciales de la imaginación infantil: los amigos que se protegen. Los diálogos son austeros, repelados, y las ilustraciones son oscuras (negro, gris acero, cobre, sobre el que brillará el blanco de los ojos y los huesos) y expresivas. En su trasvase de la oralidad al libro ilustrado, Klassen divide la historia en cinco capítulos construidos en torno a tres ejes (el bosque, la oscuridad, la casa; la calavera, la habitación, el baile; etc., etc.). Como corresponde al buen arte grotesco, hay elementos materiales (la comida, las máscaras, los muertos) y hay risa macabra. Hay, de hecho, elementos inquietantes, de un magnetismo oscuro, que dotan de fuerza a la heroína, Otilia, y que se superponen a la alegría del lazo de la amistad improbable de los protagonistas (una niña y una calavera). La amistad sentencia el triunfo de la luz sobre las tinieblas, sin ocultar las fuerzas oscuras que participan de la vida y sobre los que siempre tendrá que construirse ésta.

Estaba anunciado desde el propio arranque de la obra, una declaración de intenciones y una invitación a leer, a traspasar el umbral del libro:

Una noche,
en plena noche,
mientras todos dormían,
Otilia, por fin, se escapó.

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Autor: Jon Klassen. Traducción: Gemma Rovira. Título: La calavera. Editorial: Blackie Books. Venta: Todos tus libros.

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