Tras El viaje de Shackleton y Los lobos de Currumpaw, William Grill siguió la senda estética de sus libros y compuso Bandoola. El gran rescate de los elefantes. Esa senda se caracteriza por una mezcla afortunada de didactismo, aventura, historia y sensibilidad artística, y da como resultado obras de lectura universal, indicada para todo tipo de lectores, adultos o niños. Los libros de Grill son un cruce valioso de libro de artista (un paisajismo delicado sale al encuentro del lector en exuberantes dobles páginas de gran tamaño) y relato de historia ejemplar. En ellos aflora un heroísmo ético y una visión orgánica de la naturaleza, donde los humanos y los animales colaboran de forma esperanzadora. Artísticamente, textos sobrios y bien estructurados acompañan las ilustraciones en forma de viñetas abiertas, esquemas, miniaturas y amplias perspectivas dibujadas con lápices de colores, dando como resultado un conjunto claro, de trazo elegante. No hay virtuosismo sino ajustado equilibro entre exposición y emoción.
El relato de educación se corresponde con la fundación de una escuela de adiestramiento de elefantes libre de crueldad. Tras su contacto con los cornacas (jinetes de elefantes) y con las costumbres de las empresas madereras al servicio del imperio británico (el libro de Grill también tiene un componente ecológico, de denuncia de la deforestación y de la lenta extinción de las especies asiáticas), Williams entra en contacto con un cuidador autóctono, Po Toke, fundamental en la historia, quien le pone sobre la pista de una posibilidad de educar de un modo pacífico a los elefantes empleados en el transporte de madera de teca en la jungla. Los pasajes del libro que conforman esta sección (el pequeño tratado didáctico) son de gran valor, escritos con precisión y fineza (“su trompa, con 40.000 músculos, lo mismo puede transportar un tronco de 300 kilos que recoger un cacahuete”; “muy apreciada por su solidez, su resistencia al agua y su belleza, esta madera noble de color marrón nuez era perfecta para construir barcos y otros objetos resistentes”. A este respecto, conviene invitar al lector interesado y amante del buen cine a ver una película no demasiado conocida del gran director italiano Roberto Rossellini titulada India, donde uno de sus capítulos contiene un retrato vivísimo de los cornacas de Karapur).
El relato sobre esta forma de educación y convivencia nueva entre humanos y elefantes es fundamental para comprender la segunda parte del libro: la aventura. Ésta acontece con la llegada de la Segunda Guerra Mundial y la constitución de una Compañía de Elefantes por parte del bando aliado, liderada por “Elephant Bill”. Reconvertidos al servicio del ejército (creación de puentes y transporte de víveres y armas), los elefantes entran en la historia de los hombres. Los “comilludos” se convierten en aliados fundamentales de los británicos en su lucha contra el ejército japonés. En un momento dado, se precisa de una retirada. “Elephant Bill” se niega a abandonar a sus elefantes y decide cruzar el país en manada, 190 kilómetros de penurias inmensas liderados por el gran elefante Bandoola. Es la parte épica del libro, la aventura conmovedora que completa la novela de educación (“al anochecer caía la lluvia fresca mientras resonaban los cañones enemigos en la oscuridad. El grupo se acurrucaba y rezaba para que amaneciera”). Espléndidas dobles páginas narran momentos memorables, como la “escalera de elefantes” que consigue ascender una montaña al borde siempre de la caída de todos. Es el gran símbolo final de esta obra: una cadena de valores; humanos y animales unidos por la valentía y la fe en formas optimizadas de convivencia en el complejo mundo histórico.
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Autor: William Grill. Traducción: Elena Sepúlveda. Título: Bandoola. El gran rescate de los elefantes. Editorial: Libros del Zorro Rojo. Venta: Todostuslibros.
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