Con 14 años escribía en periódicos, con dos años más bautizó el Ultraísmo, con 25 publicó Literaturas europeas de vanguardia. Guillermo de Torre nació en 1900 y fue uno de los profetas del siglo, como refleja la biografía El orden del azar: Guillermo de Torre entre los Borges (Anagrama), que también da cuenta de la relación con su cuñado Jorge Luis Borges.
Con 18 años Torre era responsable de la sección bibliográfica de la revista Cervantes y un año más tarde se carteaba con Blaise Cendrars, Tristan Tzara, Francis Picabia, Jean Cocteau, Max Jacob, Pierre Reverdy, Robert Delaunay, además de con Marinetti y Huidobro, mientras que Rafael Cansinos Assens lo eludía por no dar abasto para atender sus ocurrencias.
Catedrático de Literatura Española de la Universidad Pompeu Fabra y crítico literario, Ródenas de Moya ha hecho una biografía extraña al lenguaje académico y de la altura literaria que reclaman los grandes escritores de los que trata y, en declaraciones a Efe, no ha eludido el reto de definir a Guillermo de Torre en un par de líneas: «Fue el gran crítico de la generación del 27, defensor y cronista de la modernidad vanguardista en arte y literatura, y un editor y ensayista inexcusable en el exilio republicano». En su libro, también en dos líneas, hay brillantes aproximaciones a su biografiado: «Iba a celebrar la civilización de la ciencia y de las máquinas casi con el mismo entusiasmo con que iba a condenar el auge del fascismo o el comunismo».
«Toda la cultura literaria del siglo XX pasa por Torre» quizá sea la frase más rotunda del biógrafo del creador del Ultraísmo, movimiento literario de vanguardia que introdujo en la poesía española e hispanoamericana la renovación de otros movimientos que se estaban produciendo en Europa, como el cubismo o el dadaísmo.
Ródenas de Moya afirma que el estudio de las vanguardias «no habría sido el mismo» sin la Historia de las literaturas de vanguardia de Torre. «En 1925 fue una obra capital en las letras españolas y latinoamericanas, allí donde los jóvenes escritores aprendían cuáles era las últimas tendencias y cuál la nueva retórica literaria».
Sobre el título de su biografía, ha confiado en que el propio Torre «habría visto en juego los dos términos que articularon casi toda su vida intelectual, aventura y orden, es decir el azar que la búsqueda y el hallazgo que guía el arte más audaz y el orden al que irremediablemente están abocados los nuevos descubrimientos». Y así, ha añadido, supo vislumbrarlo Guillermo de Torre cuando advirtió que «la vanguardia cribada por el tiempo se convierte en el nuevo clasicismo».
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