Hete aquí la primera historia de la policía estatal española desde el franquismo hasta hoy no escrita por un miembro del cuerpo. Un análisis riguroso de los problemas endémicos que arrastran los cuerpos de seguridad durante la dictadura, la guerra sucia contra ETA, las cloacas del estado…
En este making of David Ballester explica qué le llevó a escribir Una historia de la policía española (Pasado & Presente).
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La policía, institución fundamental de cualquier Estado. En los dictatoriales con una función primordial represora, en los democráticos para servir y proteger. A pesar de su importancia, esta institución ha sido tradicionalmente un tema menor en la historiografía española. La mayoría de los trabajos realizados hasta el momento están firmados por miembros de los distintos cuerpos policiales, lo que, obviamente, va en menoscabo del necesario prisma crítico necesario en cualquier ensayo histórico. Este vacío está detrás de la génesis de la obra que nos ocupa, cuya gestación tiene un origen lejano.
En consecuencia, iniciamos el trabajo que ha conducido finalmente a la publicación de Una historia de la policía española, con la premisa de que ante la dificultad de acceder a los archivos policiales, sería una obra basada en buena parte en un amplio espectro de fuentes secundarias.
Por lo que respeta a su cronología, esta comprende desde la finalización de la Guerra Civil y la estructuración de unos cuerpos policiales por parte del Nuevo Estado hasta la actualidad. En sus páginas se ha procurado hilvanar con rigor, espíritu crítico y un lenguaje asequible a un amplio público el deambular de los distintos cuerpos policiales de ámbito estatal a lo largo de las últimas décadas. Una frase que sirve para enmarcar la gestación del trabajo es la que nos dice que “los gobiernos pasan, pero la policía queda”. Es decir, la perpetuación en esta institución de una serie de hábitos corporativos que muy a menudo se mantienen inmutables, sea cual sea la superestructura política de la que dependen. Este hecho adquiere una especial trascendencia en España, donde en el tránsito de la dictadura a la democracia no se llevó a cabo ningún tipo de depuración policial sobre las filas de los cuerpos policiales heredados de la dictadura. Una negligencia, según el criterio de este autor, que conllevó la lamentable paradoja de que aquellos que habían hecho de la conculcación de todo tipo de derechos humanos durante décadas pasaran a servir bajo la democracia sin haber de rendir ningún tipo de cuentas. Y no solo esto, sino que además tanto los gobiernos de la UCD como del PSOE los recompensaron y promocionaron hasta las más altas responsabilidades policiales.
El capítulo en el que se analiza la gestión del ámbito de Interior durante el denominado “felipismo” ha sido de una especial complejidad en su redacción, debido a la gran diversidad de temas a abordar, con especial relevancia respecto al resurgimiento del terrorismo de Estado, ahora bajo el paraguas de las siglas de los GAL. La gestión al frente del citado ministerio por parte de Barrionuevo y Corcuera no pueden ser calificada con un adjetivo que no sea el de nefasta. Y cuando Belloch, en las postrimerías de las legislaturas socialistas, intentó limpiar toda la podredumbre acumulada en los doce años anteriores, fracasó, debido tanto a la oposición que encontró como por la deriva que ya afectaba al proyecto socialista en aquellas fechas. Al respecto es lamentable constatar cómo en aquellas fechas, con casi dos décadas de democracia transcurridas, no se consiguió ni tan solo erradicar la execrable práctica de la tortura.
A partir de 1996 se han sucedido diversos ministros pertenecientes a los partidos mayoritarios al frente de Interior, que se han caracterizado por una notable inacción para llevar a cabo políticas que incidan directamente en revertir determinadas “costras” que perduran a lo largo de las décadas en la institución policial, donde al lado de una mayoría de agentes que realizan su labor con profesionalidad y cumplimiento estricto de las leyes sobreviven ovejas negras sin que sus mandos naturales ni los responsables políticos de turno sean capaces de realizar las políticas necesarias para erradicar determinadas prácticas y actitudes.
En el último capítulo se lleva a cabo el análisis de la institución policial en la actualidad, poniendo sobre la mesa los problemas más acuciantes que la afectan. Desde los excesos de determinadas actuaciones de los antidisturbios a la acentuada, y parece que creciente, presencia de la extrema derecha en sus filas, pasado por la proliferación de actitudes homófobas y racistas, sin olvidar los casos de corrupción que afectan a los distintos cuerpos policiales, entre otros aspectos. Y es que, en definitiva, la policía no deja de ser uno de los espejos en los cuales nos podemos reflejar como sociedad: “Dime qué policía tienes y te diré qué nivel de democracia has alcanzado”.
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Autor: David Ballester. Título: Una historia de la policía española: De los grises y Conesa a los azules y Villarejo. Editorial: Pasado & Presente. Venta: Todos tus libros.
Totalmente de acuerdo, y aseveró que no son percepciones del autor, más por el contrario, son realidades palpables, y me encantaría un libro sobre la judicatura que ha caminado paralelamente con los cuerpos mal llamados de seguridad.
Una obra impressionant, imprescindible i molt rigorosa!!
Me parece un libro necesario. Hay muy poco que aborden estos temas tan interesantes.
Todo lo que escribe David Balleste es de una calidad humana impresionante sabe tanto de estos temas, únicamente tengo palabras de agradecimiento por su extraordinario trabajo .