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Harari, ¿visionario o trivial?

Harari, ¿visionario o trivial?

Vivimos en un mundo en el que los prestigios —o sus antítesis, las descalificaciones— se fraguan con la soltura y ligereza de una brisa fresca. La escasa entidad de los argumentos que suelen sustentar los unos y las otras no empece, antes al contrario, su manifestación en grado superlativo: el reconocimiento, para ser tal, se trasviste de rendida aclamación (si no, parece que se mantienen dudas o reservas), en tanto que el mero reproche se eleva, para alcanzar visibilidad, a las categorías de gran decepción e impostura. Parece como si la polarización política hubiera terminado por contaminar las esferas de la cultura y el pensamiento, y tuviésemos necesariamente que debatirnos entre extremos: el aplauso incondicional o la reprobación inclemente.

Viene a cuento este proemio por el libro que se va a examinar. Mejor dicho, no tanto por el libro como por su autor. Me apresuro a reconocer, para adelantarme a posibles objeciones que, en efecto, lo ideal —incluso lo normal, en otras coordenadas— sería simplemente que este comentario se atuviera al contenido estricto de la obra. Pero no nos engañemos, las cosas no ocurren en ese mundo idílico. Lo diré más claramente, incluso de modo abrupto, apelando a la sinceridad de todos: ¿quién se habría comprado un volumen de 600 páginas que lleva como escueto título el críptico concepto de Nexus si en la portada, arriba de todo, en letras muy grandes, no constara el nombre de Yuval Noah Harari?

"Leo en el volumen que tengo entre manos que Harari ha vendido más de cuarenta y cinco millones de ejemplares de sus obras"

Podría argüirse que esa portada contiene un subtítulo más explicativo: Una breve historia de las redes de información desde la Edad de Piedra hasta la IA. Es innegable que existe en el público en general —no solo en el ámbito especializado— un gran interés, no exento de preocupación, por las implicaciones de la extensión imparable de la inteligencia artificial. Y en consecuencia, el mercado editorial empieza a saturarse de obras que tratan el tema desde todas las perspectivas posibles. Pero por ello mismo, descontando las aproximaciones más alarmistas, el destino de la abrumadora mayoría de dichas obras es pasar casi desapercibidas. En estos días ha aparecido una interesante reflexión de un autor español que guarda muchas concomitancias con el planteamiento de Nexus: Civilización artificial, de José María Lassalle (Arpa Editores). La menciono aquí —entre otras razones que luego abordaré— porque me resulta muy significativo que el autor español necesite algo menos de un tercio de extensión (192 páginas) para venir a decir lo mismo que el autor israelí.

Al César lo que es del César. Harari se ha ganado a pulso su reputación. Es de justicia reconocerlo. Sapiens, de animales a hombres: Una breve historia de la Humanidad fue el libro que le lanzó a la fama (traducción en español de J. Ros, Debate, 2014). Las solapas promocionales aseguran que se han vendido más de 23 millones de ejemplares. Se mire por donde se mire, este éxito para un ensayo (o para una obra de cualquier clase) no es solo una enormidad, es un milagro literalmente increíble. En su siguiente obra, Harari cambió el sentido de su mirada, del pasado más remoto al inquietante futuro: el resultado fue Homo Deus: Breve historia del mañana (mismo traductor y misma editorial que el anterior, 2016). Aunque también fue un best seller (y en muchos aspectos, desde mi punto de vista, más interesante que el anterior), no alcanzó las cifras colosales del primero. El siguiente volumen continuó oteando los desafíos del futuro: 21 lecciones para el siglo XXI (con el mismo traductor y editorial, 2018). He citado solo las principales obras, porque a estas alturas la marca Harari se ha diversificado hasta extremos inconcebibles. Leo en el volumen que tengo entre manos que Harari ha vendido más de cuarenta y cinco millones de ejemplares de sus obras. Desde que yo escribo estas líneas hasta que ustedes las lean seguro que caen un par de millones más. Como poco. ¡Qué barbaridad!

"De Harari se espera que nos ilumine con sus dotes y su clarividencia acerca de cualquier asunto que aborde"

Quizá incluso me quede corto porque el éxito de Nexus, en volandas de unas agresivas campañas publicitarias, se perfila tan fulgurante como los anteriores. Así las cosas, se comprenderán mejor las consideraciones que deslicé al comienzo. No se puede abordar un libro y un autor de estas características prescindiendo del contexto. Para bien y para mal. Ninguna persona comprará este libro, ningún lector acometerá su lectura y, por tanto, ningún crítico consciente escribirá una sola frase sin contar previamente con las expectativas generadas: ¡el nuevo libro de Harari! A ello debe sumarse que el autor ha concedido entrevistas que han aparecido en todos los medios informativos posibles. Hasta el más despistado sabe de lo que trata este libro, porque es imposible que no haya leído, visto y oído todo lo que se ha dicho sobre él en Internet, radio, televisión y prensa. Esto me exime hasta cierto punto de describir el contenido y me permite en cambio centrarme en consideraciones más incisivas.

He mencionado antes la palabra clave: expectativas. De Harari se espera que nos ilumine con sus dotes y su clarividencia acerca de cualquier asunto que aborde. En este caso, el futuro del ser humano bajo la tutela de una entidad imprecisa (si es que puede hablarse en singular) que, para entendernos y a costa de simplificar mucho, denominamos inteligencia artificial. Vale. Pero supongamos que el lector de Nexus ya ha leído al Harari precedente, al Harari de Sapiens, Homo Deus, etc. Lo que espera, por consiguiente, es una profundización o, mejor aún, un progreso en la línea de lo señalado en los ensayos anteriores. Como en la famosa frase de Bugs Bunny, se preguntará y le preguntará: «¿Qué hay de nuevo, viejo?». Y de este modo, casi a lo tonto, como quien dice, hemos puesto el dedo en la llaga.

"Casi todo lo que Harari señala en Nexus ya estaba en sus obras anteriores. No es una interpretación personal. Es el propio autor quien lo reconoce así en varias ocasiones"

Ya de por sí el subtítulo, que antes mencioné, debería ponernos en guardia. Redes de información… ¿desde la Edad de Piedra? ¿En serio? ¿Tiene sentido? Y en el supuesto de que lo tuviese, ¿no es como mínimo excesivo o pretencioso una historia de esas características? Más aún, ¿es necesario hablar de esa Stone Age (original inglés) para dilucidar el futuro de la Humanidad? Y fijándonos en el otro miembro de la ecuación, ¿está justificado el protagonismo de las redes de la información? Mejor dicho, el protagonismo absoluto. No es la primera vez que se acusa a Harari de simplificador y excesivamente generalista, pero en este caso uno tiene la impresión de que el propio autor es quien se pone gustoso la soga al cuello. Su pretensión explícita de concebir —y en última instancia, reducir— toda la historia humana a los flujos de información y a sus redes causa perplejidad, por decirlo de manera suave. Nadie discute la importancia de lo que en el libro se denomina (de modo excesivamente laxo) información. Se cuestiona más bien el reduccionismo de la propuesta.

Casi todo lo que Harari señala en Nexus ya estaba en sus obras anteriores. No es una interpretación personal. Es el propio autor quien lo reconoce así en varias ocasiones. El lector benevolente puede hablar de referencias o resumen y el malévolo de simple refrito. No entremos en ello. Harari —y no solo él, desde luego— piensa que en este milenio es más que probable que asistamos a la desaparición del ser humano tal y como hasta ahora lo hemos concebido. La mecanización acelerada de la historia humana en la época contemporánea ha llegado a extremos impensables hasta hace bien poco, pues ya no afecta tan solo al trabajo y a las actividades productivas sino al reemplazo de la inteligencia humana por otra mucho más poderosa y eficaz. En términos simplificados, la máquina ya es muy superior al ser humano en la inmensa mayoría de aspectos que se consideren. Sustitución sería el término clave.

"Los peligros que oteaba hace algunos años han ganado entidad, como si la ley de Murphy se cumpliera también en este ámbito"

Harari analiza este proceso insistiendo reiteradamente en la perspectiva de las redes de información, sus características y sus peligros, en una época en la que se dibuja cada vez con mayor nitidez el predominio del populismo, la demagogia y las fake news. No sé si es una impresión subjetiva, pero me parece detectar en él, desde sus obras anteriores —en particular Homo Deus— una evolución pesimista, es decir, una creciente desconfianza en la pervivencia de lo mejor del género humano. Los peligros que oteaba hace algunos años han ganado entidad, como si la ley de Murphy se cumpliera también en este ámbito. Ya en las páginas iniciales se apunta en Nexus una cierta desazón antropológica («Si los sapiens somos tan sabios, ¿por qué somos tan autodestructivos?»), que se desliza luego a proclamas casi apocalípticas: «Nos hallamos al borde de un colapso ecológico causado por el mal uso de nuestro propio poder».

He juzgado Nexus desde la óptica de un lector que conoce la obra anterior de Harari, para mostrar que no se hallarán grandes novedades desde casi ningún punto de vista. Ahora bien, no es menos cierto que quien quiera enfrentarse al autor por vez primera tiene todo su derecho a mantener otro tipo de actitud, menos exigente, más permeable a la habilidad envolvente que no debe discutirse al ensayista israelí. Por ello, si pregunta cuál es, en definitiva, la esencia de este libro, puede y debe contestársele con una frase textual del propio Harari: «El argumento principal de este libro es que la humanidad consigue un poder enorme mediante la construcción de grandes redes de cooperación, pero la forma en que se construyen dichas redes las predispone a hacer un uso imprudente del poder». Incluso así, uno termina preguntándose si se necesitan cerca de quinientas páginas de texto y otras cien de abrumadoras notas para sostener esa tesis. Y todo ello expuesto en un lenguaje que oscila entre la impostación y la obviedad. En la mejor de las valoraciones, esas empresas suelen caracterizarse en términos cotidianos con un refrán que todos conocemos: «para ese viaje no se necesitan alforjas».

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Autor: Yuval Noah Harari. Título: Nexus: Una breve historia de las redes de información desde la Edad de Piedra hasta la IA. Traducción: Joandomènec Ros. Editorial: Debate. Venta: Todostuslibros.

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Roberto bolaño
Roberto bolaño
3 ddís hace

Señor profesor de filosofía, lo que le es usted obvio, no necesariamente es para el resto de los humanos.

Laura Margarita D C Gutiérrez Oyarzún
Laura Margarita D C Gutiérrez Oyarzún
3 ddís hace

Es una reseña casi exhaustiva del libro de Yuval aunque me pareció un poco distante y no se valora suficientemente la intención del autor de llevarnos a la preocupación del camino que han tomado todos al dejarse estar por la IA que paulatinamente va dominando y subrepticiamente conquistando espacios a lo que contribuye n casi sin querer diversos grupos contrarios a todo y que protestan sin resultados salvo destruir patrimonios o ser anti vacunas o anti cualquier cosase agradece igualmente el esfuerzo de presentar el libro

Laura Margarita D C Gutiérrez Oyarzún
Laura Margarita D C Gutiérrez Oyarzún
3 ddís hace

Muy completo resumen y muy interesante comentario y aborda por completo el libro aunque con un leve dejo crítico pero resulta interesante y hace pensarlo y muchas gracias por compartir

Cristi
Cristi
2 ddís hace

Un impresentable que podría ir metiéndose sus doctrinas y la agenda 2030 por donde sabe. El prescindible es él, no la Humanidad.

Aristol
Aristol
2 ddís hace

No soy lector de la obra completa de Harari pero sí leí Sapiens y estoy leyendo Nexus. Aunque para muchos es obvio lo que expone, supongo que a los miles de millones de cristianos, judíos, musulmanes….etc seguidores de las respectivas doctrinas sagradas no les debe parecer tan obvio por lo que valoro en gran medida el empeño del autor en tratar de presentar una mirada a la vez respetuosa y crítica

Alejandra
Alejandra
2 ddís hace

Estoy de acuerdo. Pero pido decirlo en un cuarto del texto. Lo mismo le pide a Harari

Adriana
Adriana
1 día hace

Me ha parecido muy interesante la referencia al libro de Lassalle por las implicaciones filosóficas de la IA y su relación con la conciencia humana. Lassalle ve el potencial transformador de las tecnologías pero difiere en los riesgos y oportunidades que estas representan. La preservación de la identidad humana es todo un reto.