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Hemingway disfrazado de Peter Pan

Hemingway disfrazado de Peter Pan

26 de septiembre de 2007.

El enviado especial de El Mundo David Jiménez es el único periodista español que está siendo testigo de los enfrentamientos entre la Junta Militar de Birmania y decenas de miles de personas lideradas por los monjes budistas.

“Las calles han quedado desiertas tras una jornada de violencia en la que al menos cinco personas han muerto. La Junta ha amenazado con disparar a todo el que desafíe el aviso”.

Maestro del reporterismo literario y denominado el Kapuscinski español, en 1998 inauguró la corresponsalía de El Mundo en Asia: primero en Hong Kong y luego en Bangkok. Durante 16 años cubrió guerras, revueltas, terremotos, crisis nucleares… David Jiménez (Barcelona, 1971), el reportero que llegó a dirigir el periódico donde había empezado de becario (la experiencia la plasmó en el best seller El director), ha escrito El corresponsal (Planeta).

Se trata de una gran novela que atrapa por una brillante escritura que lleva de la mano al lector. Que le interpela, le hace reflexionar y emocionarse. Hay ecos de Territorio Comanche, de Pérez-Reverte y de El corazón de las tinieblas, de Conrad. El autor profundiza en las obsesiones y mirada de dos de sus libros de no ficción: Hijos del monzón y sobre todo El lugar más feliz del mundo, obra fundamental del periodismo narrativo en español. Su primera novela, El botones de Kabul, que también retrata el universo de los reporteros, se reeditará próximamente.

"Los jirones del alma del reportero que en las coberturas siempre llegaba primero y se iba el último. El periodista que llegó tarde a su segunda boda porque estaba en Irak"

Jiménez relata cómo actúan, sienten y padecen sus personajes. Y demuestra un innato entusiasmo y conocimiento profundo del reporterismo, de la condición humana, de los sinsabores y triunfos de los que quieren contar lo que pasa al otro lado del planeta… aunque algunos apenas puedan localizar al país en el globo.

Esta es una historia de unos forajidos (militares) contra un pueblo que reclamaba libertad. Miguel Bravo es un joven reportero español que cubre su primer conflicto. Trabaja en el periódico El Universal y convence a «Toro Sentado», el director, para convertirse en corresponsal. Daniel Vinton es un periodista estadounidense que está de vuelta de su profesión, pero que conserva la lucidez de los veteranos, cuenta inevitables batallitas que atrapan a Bravo y ya admite su miedo al frente.

Los jirones del alma del reportero que en las coberturas siempre llegaba primero y se iba el último. El periodista que llegó tarde a su segunda boda porque estaba en Irak. Que tampoco estuvo en el nacimiento de su único hijo porque cubría el Gran Tsunami del Índico o faltó al funeral de su madre porque reporteaba desde Somalia. El corresponsal que llega a casa y recuerda que en Ruanda “no puedes llamar a la policía, porque están dirigiendo el genocidio”.

"Jiménez ha sabido adentrarse en las penumbras y anhelos de sus personajes, en su esperanza de que un reportaje o una fotografía puede cambiar conciencias y denunciar injusticias"

En el hotel Traders, un lugar venido a menos de Rangún, la capital birmana, se suceden peripecias y aparecen seres extraordinarios, muchos estrafalarios; observamos instantes de peligro, la muerte acecha, va a llegar en cualquier momento; y también la pasión, el compañerismo y las traiciones entre los reporteros. Es La tribu que retrató Manu Leguineche y aquí recordó Juan Carlos Laviana.

El corresponsal localiza su historia en Birmania, el país más bello y triste del mundo, durante la Revolución del Azafrán. Jiménez ha sabido adentrarse en las penumbras y anhelos de sus personajes, en su esperanza de que un reportaje o una fotografía puede cambiar conciencias y denunciar injusticias; que el trabajo del corresponsal o enviado especial sirva para algo, no solo para publicar exclusivas y encontrar la gloria. Esa pulsión por el riesgo que siempre tiene un límite: “Los que tenemos hijos no podemos dejarnos matar”.

"Son personajes perdurables, presos de un idealismo contagioso. Cuando acabas la lectura forman parte ya de tu vida. Quieres saber más de ellos y si han conseguido superar el síndrome del corresponsal"

Kenki Nagai, el fotógrafo japonés con fobia a subir en ascensores, el único nipón impuntual del mundo, y cuya foto de la madre y el hijo en el sitio de Sarajevo le sitúa entre los mejores de su generación (“no podía separarse de sus cámaras porque miraba el mundo a través de ellas. Eran sus ojos”). Peter Gibbs, el enviado especial de The Guardian que trata de impresionar a la cónsul sueca y limpiaba, de manera torpe y con nulo éxito, las gafas con una servilleta; Nicole Maza, la periodista francesa que… y la birmana Nann Lay, clave en la trama.

Son personajes perdurables, presos de un idealismo contagioso. Cuando acabas la lectura forman parte ya de tu vida. No los puedes abandonar. Quieres saber más de ellos y si han conseguido superar el síndrome del corresponsal, “cuando te sientes extranjero en tu propia casa, como un mono enjaulado” y toda la vida cotidiana les resulta absurda. Necesitas conocer cómo les fue su vida personal y profesional tras Birmania, si la aventura mereció la pena; y si los mecanógrafos de la avenida de las Imprentas siguen escribiendo historias de monjes con túnicas color azafrán.

Lo que ya sabes, porque lo has leído, te lo han contado y lo has visto, es que cada vez existen más corresponsales tipo Gibbs: un Hemingway disfrazado de Peter Pan.

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