En 1740, Isabel Gramesón emprendió una de las aventuras más arriesgadas de cuantas jamás había emprendido hasta la fecha una mujer: atravesar el Amazonas a la búsqueda de su marido Jean Godin des Odonnais, un científico que pretendía calcular la longitud del meridiano terrestre. Una novela, por tanto, en la que se narra la historia de una mujer que acometió una hazaña inigualable solo por amor.
En este making of Alicia Vallina desvela el origen de su novela histórica La criolla del Amazonas (Plaza & Janés).
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La criolla del Amazonas es una novela que cuenta una historia a medio camino entre la muerte y la aventura, entre el amor y la soledad. La hazaña de Isabel Gramesón, una mujer excepcional que, empujada por su arrojo y quizá porque ya lo había perdido casi todo, se lanzó a vivir una experiencia jamás experimentada hasta entonces por una mujer. Sirvan estas líneas para recordarla, homenajearla y agradecer a todas las mujeres y hombres anónimos y desconocidos que nos precedieron su coraje, su ejemplo y las experiencias de unas vidas que, sin duda, merecen ser recordadas.
Sin embargo, un hecho desgraciado en la vida de Jean hace que todo cambie drásticamente. Asuntos familiares ineludibles requerían su atención y debe regresar a Francia. Seguiría la ruta de la Amazonía que La Condamine había emprendido para regresar al viejo continente en 1743, acompañado del gran científico riobambeño Pedro Vicente Maldonado, e Isabel le acompañaría cuando sus circunstancias fueran más propicias, ya que se encontraba en estado de buena esperanza.
A la dura despedida siguieron los días y los meses de angustia al no recibir noticias de Jean. Todo era oscuridad, miedo e incertidumbre para Isabel. Y cuando ya no le quedaba nada, cuando todo estaba perdido, tomó la decisión más importante de su vida: ir en su busca atravesando la peligrosa y desconocida ruta de la Amazonía (por la zona central del actual Ecuador), olvidándose del miedo y del dolor para tratar de reencontrarse con él.
Para conocer de primera mano las increíbles vivencias que experimentó la protagonista de esta historia me trasladé al país ecuatoriano, con la intención de documentarme de modo exhaustivo sobre sus gentes, paisajes, orografía, tradiciones y costumbres. En definitiva, sobre su cultura y su modo de vida. Acompañada únicamente de un guía nativo de la zona, mi ya amigo Medardo Caisabanda, ex director de la orquesta de Quito y de la ciudad de Cuenca, partimos desde Otavalo (al norte de la región), recorrimos las calles de la ciudad de Quito, viajamos a Tena (en la provincia de Napo) y, desde allí, embarcamos en dirección al interior de la Amazonía, en la confluencia entre los ríos Napo y Misahuallí para visitar a la comunidad indígena de los Chiripuno (que en idioma huaorani significa «unión de dos ríos»). Avanzamos hasta Puyo (capital de la provincia de Pastaza), transitamos por la población de Baños de Aguasanta y sentimos la fuerza del río Pastaza bordeando los Andes, para continuar hasta Ambato y Riobamba. Alcanzamos los 5.300 metros en el grandioso volcán del Chimborazo, repleto de hermosas vicuñas que pastaban distraídas, haciéndonos caso omiso. Atravesamos el puente de las Juntas, lugar donde se unen los ríos Patate y Chambo en el Pastaza, y charlamos con los indígenas de Salasaca, celebrando con ellos su famosa fiesta de la capitanía. Visitamos Santiago de Calpi y la iglesia de la Virgen de la Natividad de Balbanera, primer templo cristiano de Ecuador, fundado el 15 de agosto de 1534.
Comimos llapingacho, tigrillos, yahuarlocro, mote, patacón, tilapia. Montamos en tarabita (especie de cabina colgada de cables y empleada para transportar personas y mercancías de un lado al otro del Pastaza). Pude acariciar plantas tan exóticas como el yutu, el achote, la guayusa, la ayawaska o la caña agria y hasta me cobijé en la mismísima yachai rumi, piedra sagrada hogar de la gran anaconda, a la que pedí permiso de entrada golpeando a su puerta con una hermosa piedra de agua. Paseamos por el hermoso malecón de Guayaquil, atravesada por el río Guachi y pudimos acariciar las iguanas domésticas del más famoso parque de la ciudad.
La tierra ecuatoriana no solo me descubrió a Isabel Gramesón y su historia, sino que me hizo vivir momentos inolvidables. Por todo ello, vaya también mi agradecimiento a las distintas comunidades indígenas con las que compartimos tradiciones y costumbres y que se mencionan en esta novela, siempre atendiendo a la mentalidad de la época, en un tiempo en que estos eran considerados por los europeos como “salvajes” que necesitaban ser civilizados (afortunadamente este concepto ya ha sido superado).
La historia de Isabel Gramesón es la de una aventura única, una epopeya a la altura de las más grandes gestas de la historia: la de la primera mujer que desafió las reglas establecidas y que se lanzó a la búsqueda del amor de su vida, sin saber si aún seguía vivo. Una aventura insólita, imperecedera, fruto de la pérdida, de la desesperación y del miedo a no haber vivido.
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Autora: Alicia Vallina. Título: La criolla del Amazonas. Editorial: Plaza & Janés. Venta: Todos tus libros.
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