Cuando uno piensa en una novela ambientada en Glasgow en los años 80 automáticamente nos viene a la cabeza un relato de miseria y penurias en calles pobres. Y es evidente que en la novela de Stuart nos vamos a encontrar con eso, pero hay mucho más. Porque si tuviera que definir la novela en una sola palabra, esa sería amor. Es verdad que la familia de Shuggie es pobre, como todas en su zona, y que a su padre le gustan las faldas y su madre bebe más de lo razonable. Y también es cierto que Shuggie es gay y discordante en ese entorno. Pero eso ya lo sabíamos, porque hemos conocido al Shuggie adolescente y ahora simplemente recorremos el camino hacia él. Un camino de pobreza, miseria, lluvia y adicciones que está enmarcado en un entorno sombrío no solo por los lugares, sino por los corazones de quienes los habitan. El gobierno ha cerrado minas y el desempleo es compañero en cada casa. Por eso la familia de Shuggie se muda a Pithead, un lugar mugriento en el que descubrimos que la belleza y la mugre pueden encontrarse a solo una palabra de distancia, y Stuart sabe perfectamente qué palabras usar. Las descripciones son imágenes que chocan contra la escoria que llena el paisaje, dejando a un lector deslumbrado que se interna en calles cubiertas de un lenguaje adaptado a la sociedad que representa. Porque estamos ante una novela marcada por contrastes, una novela en la que hay malos tratos y miedo y mierda en las esquinas pero que queda marcada en el corazón del lector por el amor que exuda en cada párrafo. Porque llegan al pueblo y su padre se marcha con otra, algo esperable, y su madre ahonda en el alcoholismo y Shuggie sigue allí. Sus días están marcados por el brillo de las latas de cerveza. También por las humillaciones, por las melenas de un escaparate y por su tremenda abnegación hacia Agnes, su madre. Si Shuggie es el protagonista, Agnes es la figura trágica que sin quererlo fabrica al héroe superviviente, y Stuart nos deja pensar que todo va a ir bien. Incluso en una pensión terrible en la que se oye a los otros inquilinos, aunque haya que buscar la forma de seguir adelante cuadrando horarios, el lector sabe que debajo de esa amabilidad hay un chico duro de verdad. Porque solo los supervivientes se alzan en mitad de mundos que a nosotros nos pondrían los pelos de punta. Agnes lucha y cae, su destino parece escrito y lo anticipamos tanto como lo hacen sus hijos, pero, al igual que ellos, cada caída nos provoca angustia, nos duele.
Douglas Stuart ha conseguido el Premio Booker de 2020 con su primera novela, una novela que nos dice que el amor de un hijo a su madre es infinito en cada gesto. Y junto con el premio ha logrado conmover a cada lector al contarles la historia de Shuggie y Agnes.
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Autor: Douglas Stuart. Traductor: Francisco González López. Título: Historia de Shuggie Bain. Editorial: Sexto Piso. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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