Juan Cruz ha encontrado una metáfora literaria para definir la vida y el amor a la vida. Esa metáfora es “periodismo”. La vida se convirtió en periodismo. Juan Cruz ha escrito un libro que está lleno de memoria personal y de celebración de las cosas, que contiene indulgencia para con la gente y el pasado, y en donde alienta una forma serena o crepuscular de la alegría. Un golpe de vida se inicia en Civitella Ranieri (Italia), en un castillo que sirve de retiro para escritores y artistas. Desde ese espacio envidiable, Juan Cruz da rienda suelta a sus recuerdos. El libro se asienta en tres ejes temáticos: la memoria personal, la memoria política, y la memoria periodística. Los tres ejes se mezclan y se sobreponen de una manera libre y bajo la forma de la autobiografía. A veces Un golpe de vida frecuenta el diario íntimo, otras el ensayo político, otras el acercamiento a personajes de la cultura o la sociedad. Me ha llamado la atención, por ejemplo, la descripción del apartamento del líder de Podemos, Juan Carlos Monedero, o una conversación con Pablo Iglesias, o las reflexiones sobre la Guerra Civil española a propósito de un libro de Paul Preston, o la muerte de Rafael Chirbes, o las vidas de los viejos periodistas, o las páginas dedicadas a la actualidad política española e internacional, con especial atención a Cuba y a Nicaragua, es decir, con especial atención a las revoluciones que se volvieron amarillas y tristes. Por las páginas del libro se pasean personajes de muy distinta significación. Me ha conmovido el recuerdo de Manuel Vázquez Montalbán o de Manu Leguineche. Y también es emocionante la figura del padre y de la madre, y ese “Juanillo” con que se convoca la infancia del futuro periodista.
La figura del padre, como ocurre en mucha literatura última, aparece como una referencia constante. La edad desde la que escribe Juan Cruz (esos 67 años que se recuerdan con frecuencia) se tiñe de la añoranza del padre, y de su Tenerife natal. Se cuelan muchas reflexiones en torno a la figura del padre; del padre del autor del libro y del autor del libro como padre de Eva, la hija que también aparece de una forma muy especial. La memoria familiar, las preocupaciones por la salud de una hermana o de una hija, se mezclan con la sustancia del mundo. Juan Cruz llama periodismo a la vida en estado de ser más vida; llama periodismo a la felicidad y sus laberintos; llama periodismo a los viajes, a la soledad, a los libros, a la luz del sol. Incluso a la muerte.
Un golpe de vida también es una reflexión sobre la naturaleza profesional del periodismo. Asistimos a la historia del periódico El País, una historia que en buena medida simboliza la historia de la España reciente. Juan Cruz reflexiona en voz alta, pero también de una forma privada, sobre los avatares del periódico en donde se cumplió toda su vida profesional. Hay allí lealtad, y un sentido cívico del compromiso. El libro explora todos los significados posibles de un oficio, llamado a veces “el oficio invencible”, que acaba identificado con el arte de vivir despierto. El periodismo es para Juan Cruz una forma de estar vivo, la única forma posible de estar alerta, y en conexión permanente con la vida, la historia y la sociedad. Juan Cruz casi tiene un sentido poético y metafísico de la vida de un periodista, y no creo que se hayan escrito páginas tan certeras a la hora de reivindicar la parte más noble y ejemplar del oficio como las que este libro contiene. Se hacen distinciones muy interesantes entre literatura y periodismo. Por ejemplo, la literatura es “lo que me pasa” y el periodismo es “lo que nos pasa”. Se habla también del periodismo como lugar de la curiosidad sin fin. Memorables y emocionantes son las páginas dedicadas a la niñez, en donde el futuro periodista narra el nacimiento de la vocación. Hay nostalgia en este libro. Casi dos nostalgias: la del tiempo de la juventud, y la del tiempo de un periodismo clásico que Juan Cruz ve peligrar en nuestro presente.
Muy interesante es el viaje que el autor hace a Jerusalén para acompañar a Mario Vargas Llosa, que va a escribir un reportaje sobre el conflicto de Palestina. Me gustan esos detalles que Cruz ofrece al lector, como por ejemplo una cama llena de pulgas en un hotel de Jerusalén. Los viajes son importantes en este libro, en la medida en que los viajes nos transforman y nos iluminan. En el viaje a Jerusalén se destilan observaciones muy pertinentes sobre la violencia que padece el pueblo palestino. Pero la narración siempre es porosa a la confesión del protagonista, de hecho el libro acaba buscando la unidad de la experiencia humana. Todo el libro descansa en la búsqueda de esa unidad. Cualquier anécdota que se narra en el libro necesita ser símbolo de la unidad de la vida del autor, del propio Juan Cruz. Muchas veces, Un golpe de vida se convierte en un libro existencial.
Y yo creo que esa es la gran virtud de este libro: su tono confesional, su sentido de la verdad, su sentido del pasado, su sentido del amor que no se queda quieto sino que se extiende, que estalla, como el amor que pasa de Oliver (el nieto de Juan Cruz) a aquella foto dramática del niño Aylán, que apareció ahogado en una playa de Turquía, “porque el dolor de un hijo es el dolor del mundo”.
Un golpe de vida es la historia de un hombre, con su melancolía y sus nostalgias, con sus dudas y sus preguntas sin respuesta. Un golpe de vida, cuyo título fue sugerido por la editora Pilar Reyes, es también un libro lleno de poesía. Algunas páginas podrían ser perfectamente poemas en prosa. Hay una pesadumbre muy hermosa en este libro. Quien nos habla lo hace desde la vida ya gastada, con esperanza en el futuro, y con el aliento de la alegría aún presente. Y el lector sabe que quien le habla lo está haciendo desde el corazón, desde la historia de un corazón compartido.
———————————
Autor: Juan Cruz. Título: Un golpe de vida. Editorial: Alfaguara. Venta: Amazon y Fnac
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: