Los géneros femenino y masculino son representaciones sociales del sexo con el que nacemos, es decir, son una construcción social que se basa en la desigualdad. Recalco: son adquiridos, no innatos.
Esta desigualdad se mantiene gracias a la presión social del grupo (si no cumples con el canon eres un afeminado o una marimacho), y a la violencia (ya sea psicológica, física, sexual o económica). Dentro de la violencia, también se encuentra la simbólica, la más sibilina de todas, porque es la más difícil de detectar. La violencia simbólica se refiere a aquellas formas de violencia no ejercidas mediante la fuerza física sino a través de imponer una visión del mundo. Ejemplos de violencia simbólica los hallamos en aquel triste anuncio de Dolce & Gabbana con una mujer tumbada en el suelo, un hombre sujetándola y tres tipos más mirando (o esperando su turno). También en los chistes machistas que comparan a las mujeres con el motor de una escoba. Y en la transmisión de arquetipos a través de la literatura y del cine.
En concreto, en el podcast Un día de libros profundizamos en el arquetipo de la mujer fatal, un arquetipo que nació en el siglo XVIII pero cuyos orígenes se pierden en el origen de los tiempos. De estos orígenes y de su desarrollo hablo con la escritora Ana B. Nieto (El Club de las 50 Palabras, Roca Editorial). Pero si en algún arte se ha desarrollado especialmente el arquetipo es el cine. Y de este tema trato con el escritor Fernando Marías (La isla del padre, Seix Barral). Por supuesto, los mitos y los arquetipos tienen su reflejo en la realidad, y sobre ello nos habla Salvador Martínez (profesor de educación plástica y miembro de Cartagena Negra).
Una entrevista para escuchar mientras se fuma un cigarro con boquilla larga.
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