El escritor barcelonés Ildefonso Falcones regresa con una novela protagonizada por personajes femeninos, que resultan para él “tremendamente potentes”, titulada Esclava de la Libertad (Grijalbo), la historia de lucha de dos mujeres negras en épocas distintas, la Cuba colonial de mediados del siglo XIX y el Madrid actual.
“A mí los personajes femeninos me han gustado siempre, creo que son tremendamente potentes y no me ha sido difícil ponerme en la piel de las mujeres; no tanto como ponerme en la piel de una esclava, eso sí. Me parece tremendamente difícil y me da la impresión de que es imposible imaginarse cómo era la vida de esas personas”, comenta en una entrevista con Efe a su paso por Zaragoza en plena promoción del libro.
Falcones decidió recuperar el guion de Esclava de la Libertad, que ya había documentado arduamente hace un tiempo, para poder trabajar sobre él y “no tener que estudiar tanto”, ya que lo ha escrito mientras convive con el cáncer.
“Lo que me interesaba era trasladar esos efectos de la esclavitud a la época actual, establecer una relación entre la Cuba del XIX y el Madrid del XXI”, comenta el autor catalán, que se sorprendió cuando se dio cuenta de que “hace escasos 150 años, en una provincia española como era Cuba, se mantenía la esclavitud” y que, por tanto, muchos de nuestros abuelos vivieran en una época en la que todavía se toleraba.
Y aunque reconoce que hoy en día “nadie en España o un país de nuestro entorno asuma la mera posibilidad del esclavismo, sí que existen una serie de secuelas, de consecuencias de esas situaciones, de estereotipos que nos han quedado de esa época que siguen viviéndose”.
En su relato ha huido de “algo que nos han vendido mucho en libros y películas”, como “la esclava sonriente que atiende a la ama” o “el estereotipo del negro perezoso, del esclavo indolente al que hay que pegar para que trabaje”, una “percepción decimonónica” que hoy en día, con un “concepto mucho más lógico y realista”, se ha traducido en que “los esclavos lo que tenían era una enfermedad, que era cansancio crónico”.
Por eso, Esclava de la Libertad es como define la editorial la épica historia de dos mujeres valientes que combatirán la injusticia y el racismo, “lacras que, como los ecos de las tristes canciones de los esclavos en los campos de caña de azúcar, siguen flotando en las calles de nuestra ciudad”.
Como señala Falcones, “las dos terminan luchando por lo mismo: por la libertad y por la igualdad”, pero con una gran diferencia con respecto a muchas novelas o películas en las que se lucha por la propia independencia.
Kaweka, raptada de niña de su aldea guineana y vendida como esclava, “es capaz de renunciar a su propia libertad para luchar por la libertad de los demás, y esa es la gran diferencia”.
Sin embargo, Lita, la otra protagonista contemporánea, “es una joven universitaria, alegre, nacida en España, con unas grandes posibilidades en la vida, que irá evolucionando hacia encontrar esas raíces que ha perdido”.
“Kaweka es directa desde el principio y Lita irá asumiendo esa responsabilidad histórica.
Después de vender más de once millones de ejemplares en todo el mundo, las historias de Falcones han cobrado vida también en la pantalla, con la adaptación a serie de La Catedral del Mar y su continuación, Los herederos de la tierra, que se estrenó recientemente en Netflix.
“La he visto con pasión, como la mayoría de los espectadores. Pero la he visto como tú y como cualquier otro espectador porque no he intervenido”, señala el escritor, quien cree que “cuando haces una obra para que la adapten tienes que permitir la intervención de terceros profesionales, artistas también, que tienen que aportar su propia visión”.
Y opina que hay que “dejar un poco al margen” las discusiones entre autores, productores y guionistas y “estar dispuesto a que otra persona intervenga en tu obra”, eso sí, manteniendo el espíritu.
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