Era la primavera de 2006 y me sentía satisfecho de haber contratado con Martínez Laínez y Sánchez de Toca un ensayo divulgativo sobre los tercios de la Monarquía hispánica. Cuando se fue acercando el tiempo de su edición y producción tomé conciencia de que necesitaba una fuerte inmersión en el campo iconográfico que exigía el tema. La saga Alatriste de Pérez-Reverte y el inminente estreno de su versión cinematográfica ofrecían ya algunas imágenes de reciente elaboración y de muy refinada estilización: sombrero, capa, espada, daga y muchas picas. Nos ayudaría, pero en nuestro campo editorial se jugaba con hechos históricos refrendados con documentos.
Por necesidad editorial, pues, me decidí a buscar algún grabado que me ayudara a ponerme en situación de ilustrar un libro que pretendía ser claro y directo y tratar de sucesos y hazañas. No tardé mucho en tropezar con Franz Hogenberg y sus famosos trabajos sobre el saqueo de Amberes. Me animó mucho comprobar que el mismo artista tenía un buen número de calcografías sobre batallas y asedios de y contra los tercios españoles. A medida que acopiaba láminas, comprobé que en algunos casos había más de una versión aunque, a primera vista, parecieran iguales. También me pareció que los títulos de algunos de los grabados similares eran cada vez más explícitamente contrarios a la Monarquía Hispánica. Entonces no perdí más tiempo que el preciso para escoger la que ofrecía mejor reproducción.
Con el crecimiento y razonable éxito comercial de Crónicas de la Historia me vi en la tesitura de buscar otras muchas ilustraciones. Ya no eran solo temas militares. Era preciso buscar sobre religión, política, gobernantes, territorios diversos, etc. Fue fácil coleccionar las xilografías que contenían acerbas caricaturas del papa Borgia, Alejandro VI, aquel catalán circonciso marrano según los calificativos que le dirigió Giuliano della Rovere, su rival por la tiara. Eran directas y fáciles de leer. En las siguiente hornada de trabajos semejantes se encuentra la extensa y artística obra de Lucas Cranach y su decisiva colaboración con Lutero para la difusión de la Reforma religiosa.
Son ya los tiempos del emperador Carlos y de su enconada pelea con Francisco I, dirimida en territorios italianos, y su contundente enfrentamiento con los príncipes alemanes que defienden la libertad religiosa.
Hacia la mitad del siglo XVI nos encontramos con que la imprenta, extendida por todas las grandes ciudades, había logrado un desarrollo técnico tal que le permitía estampar con rapidez y calidad un gran número de libros, opúsculos, folletos, hojas comerciales, carteles y los muy populares panfletos, estos últimos con atrevidos mensajes de ideología combativa contra el poder establecido, la Monarquía Hispánica. Italia quedaba en gran medida en manos españolas, Francia se sentía acorralada, Inglaterra había mantenido una relación familiar con la corona española, Flandes adquiría unidad política y también quedaba ligada a la descendencia hispana. A los príncipes alemanes se les había impuesto como emperador a Fernando, hermano español de Carlos V. Y, para redondear su expansión global, las Indias disparaban la fantasía de muchos irredentos mientras financiaban ya una buena parte de los proyectos imperiales.
A medida que me iba familiarizando con la iconografía utilizada en nuestras publicaciones y, por obligación, con las de la competencia, crecía en mí el desasosiego al comprobar que nos repetíamos una y otra vez en parecidas fuentes. Para no verme envuelto en la misma dinámica que criticaba, me decidí a bucear en archivos europeos en busca de materiales que tuvieran que ver con la animosidad antiespañola que se me hacía evidente en muchos de los documentos que había coleccionado. El horizonte de trabajo cobró ya dimensiones gigantescas. Hace unos cinco años me decidí a poner orden en el archivo de ilustraciones que había ido reuniendo. Tenía ante mí una masa informe de materiales que, sin clasificar con finura, ya me hacía sospechar que, visto en conjunto, respondía a una secuencia de conglomerados que se encadenaban por su crítica de la tiranía española. Decidido a darle forma, tomé tres ejes que resultaran claros y fáciles de explicar. El cronológico me obligó a trazar una línea del tiempo asequible a la consulta de cualquier lector: desde el reinado de los Reyes Católicos hasta la Paz de Westfalia y la independencia de las Provincias Unidas. La selección de personajes más familiares en los grabados se impuso por su abundante presencia. El eje temático fue más difícil de articular, no por su falta de claridad en el asunto, sino porque varios de ellos se extendían en gran manera por todo el conjunto: guerra de religiones, inquisiciones, crueldad y furia española, etc.
Poco a poco articulé un volumen que me exigía darle un título que ahormara los dos siglos de publicaciones de la nunca declarada oficialmente Guerra de Papel contra la Monarquía Hispánica. Es la explicación de por qué la Leyenda Negra se arraigó de un modo tan firme. Todo en 480 páginas y un cartel.
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Autor: Melquíades Prieto. Título: La guerra de papel: Origen iconográfico de la Leyenda Negra. Editorial: Modus Operandi. Venta: Todostuslibros y Amazon
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