El 5 de febrero de 1852 tuvo lugar la inauguración del museo Hermitage de San Petersburgo. La ceremonia organizada por el Zar Nicolás I comenzó con una función teatral y culminó con una recepción para más de 600 personas.
La historia del Hermitage está ligada a la del Palacio de Invierno, que fue la residencia oficial de los zares rusos hasta 1917, el año en el cual comenzó la revolución soviética. Catalina la grande fue la primera en establecerse aquí, y también quien empezó a impulsar la colección de arte que sería el origen de este importante museo. Catalina organizó una red de compradores con los diplomáticos rusos que llenó las estancias del palacio con objetos de arte traídos de toda Europa. Los cuadros de autores como Rafael y Rubens empezaron a colgar de las paredes de este edificio. Alejandro I continuó con esta labor y adquirió la importante colección de Josefina, mujer de Napoleón, que incluía pinturas de Rembrandt y esculturas de Canova. A mediados del siglo XIX, Nicolás I —a imitación de lo que estaba pasando en el resto del continente— tomó la decisión de crear una gran pinacoteca para albergar estas obras. Reformó el palacio y añadió más estancias para poder albergar todas las obras y exponerlas para la visita del público. Hasta finales del XIX se siguieron sumando materiales a las colecciones, destacando las incorporaciones de piezas arqueológicas.
¿Qué ocurrió con el Hermitage de San Petersburgo en el siglo XX?
El siglo XX comenzó en Rusia con una importante guerra contra Japón. Al comienzo de la I Guerra mundial un buen número de obras fue trasladado por seguridad a la capital. En 1917 se produjo el asalto al Palacio de Invierno, y con la Revolución el museo se convirtió en estatal. En la década de los años 20 muchas piezas del Hermitage fueron llevadas al museo Pushkin de Moscú. Pronto compensó esas pérdidas con la llegada de nuevos bienes artísticos que provenían de la incautación y nacionalización de las propiedades de los antiguos nobles rusos. Cuando Hitler puso en marcha la Operación Barbarroja —su plan secreto para invadir Rusia—, tuvieron que sacar de nuevo las obras del museo Hermitage, en esta ocasión con rumbo a los Urales. El palacio sufrió numerosos daños durante el asedio de Leningrado —nombre que recibió San Petersburgo con la URSS—. Con el final de la contienda, las pinturas y esculturas regresaron a sus salas, y el museo sumó el botín de guerra —que incluía una obra tan importante como el Altar de Zeus en Pérgamo— que cogió el Ejército Rojo después de saquear Berlín. Durante la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, el Hermitage remodeló y amplió su complejo arquitectónico, aumentó los fondos de sus colecciones y comenzó su expansión a otros países, donde estableció diferentes sedes, como Países Bajos, Inglaterra y Estados Unidos.
Otras efemérides históricas del 5 de febrero
El día 5 de febrero de 1146 tuvo lugar la batalla de al-Luŷŷ o batalla de Albacete, que enfrentó a los castellanos con el rey musulmán Áhmad al-Mustansir Sayf al-Dawla.
El día 5 de febrero de 1556 el monarca español Carlos I y el francés Enrique II firmaron la Tregua de Vaucelles.
El día 5 de febrero de 1810 el general Sebastiani entró en Málaga al frente de las tropas napoleónicas.
El día 5 de febrero de 1888 se produjo un enfrentamiento entre anarquistas y miembros de la Guardia Civil en Zalamea Real que provocó más de 20 fallecimientos.
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