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Jabón de Nablús o el verdadero y único viaje

Jabón de Nablús o el verdadero y único viaje

¿En qué momento comienza el viaje y por qué? ¿Qué impregna ese territorio que imaginamos tan lleno de atavismos, de símbolos que sobreviven a la caducidad y sujetos que representan el espejismo purificador tantas veces anhelado? ¿A qué recordatorios inconscientes debemos asociar nuestra emoción por los nuevos paisajes, por las geografías, a veces polvorientas, en las que se esconden la nostalgia y sus confusas ficciones? ¿Es acaso la identidad un reflejo cuya anatomía se prolonga a espaldas del tiempo para cuestionar, aún más, el lenguaje con que reivindicamos nuestra presencia? Si es así, ¿cómo aprenderla? ¿A qué espacios ceñiremos la búsqueda? ¿Cómo sabremos que en la ciudad elegida ya no caben más desdoblamientos, salvo el impuesto por la verdad? En su poema «Tarjeta de identidad» el poeta palestino Mahmoud Darwish escribe:

Mis raíces
Se hundieron antes del nacimiento del tiempo
Antes de la apertura de las eras
Antes de los cipreses y los olivos
Antes del crecimiento de la hierba

Queda, pues, la búsqueda del cuerpo, del gesto, de los muchos espejos que se materializan a lo largo de la historia, en los muchos laberintos desahuciados de la huella y la palabra. Queda reabrir la tradición y extraer de sus recodos el minúsculo silbido de aire que desnuda a la raíz. Esa es la labor del poeta. Suyo es el camino que traduce el sonido extranjero y sugiere impredecibles ligaduras entre lo nuevo y lo desgastado por el olvido, entre la añoranza de las primeras caricias y el voluble calor del sexo.

"En su última obra, Jabón de Nablús, el autor recorre los ajados territorios de Palestina, persiguiendo algo tan extraordinario como un perfume, como el brillo que deja el jabón en los desagües"

Identidad, exilio y tradición. Estos tres elementos anudan la palabra de Rodolfo Häsler, su capacidad para agigantar la vida cotidiana, para construir abovedados ensueños a partir de una imagen, de una melodía acobardada por el ruido, de las indemnes palabras que la confesión y el silencio esconden. En su última obra, Jabón de Nablús, el autor recorre los ajados territorios de Palestina, persiguiendo algo tan extraordinario como un perfume, como el brillo que deja el jabón en los desagües, como el tacto reinventado e inverosímil de todos los objetos.

El trayecto es fulminante,
pronostica no se sabe cuánto asombro,
deja un costurón a la vista —
en un taxi, muriendo la tarde,
atravieso un paisaje reconocible,
olivos mochos,
ropa tendida en las solanas,
tintineo de cucharillas en los cafés,
chirriar de llantas, luces amarillas,
desata la palabra viento,
las piedras son blancas.

En el desatar de la palabra, de los vientos que enfrían la soledad, de las luces que reescriben la sonrisa del otro, reside una impecable capacidad de observación, de lucidez frente a las groseras simplezas de la historia, de unión discreta entre dos culturas, dos pasados y un futuro colectivo.

El estilo de Rodolfo Häsler, apegado en ocasiones al verso brilloso y lacerante, y en otras a la prosa poética que aúna pensamiento y crónica, fotografía y esa expresión inmaterial tan propia de quienes saben administrar el espacio, se condensa en este poemario breve y apabullante, imprescindible para aquellos que deseen recorrer Palestina como paso previo al verdadero y único viaje.

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Autor: Rodolfo Häsler. Título: Jabón de Nablús. Editorial: RIL Editores. Venta: Todos tus libros.

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