Nadie da más miedo a un entrevistador que el autor de La Dalia Negra. A muchos periodistas, cuando saben que van a acudir a una charla o una rueda prensa con el escritor de Los Ángeles, les pasa lo que a las hienas de la película El rey león: con solo oír su nombre —¡Mufasa!, ¡Ellroy!— les entra el tembleque. Pasan los años y el novelista no baja de marcha, sigue pisando el pedal del acelerador hasta el fondo, encantado de alimentar esa imagen de gruñón, aunque no la necesite para vender más libros, empeñado como está en seguir firmando un bombazo tras otro. Pánico (Literatura Random House, 2022), la tercera novela del segundo cuarteto de Los Ángeles, lanza un puñetazo tras otro, ¡¡¡PUM!!!, ¡¡¡PUM!!!, al hígado, al mentón, un golpe bajo, otro más, hasta que deja sin aliento al lector. En esta ocasión el objetivo de su rabia, el blanco de su humor ácido y corrosivo, es uno de los grandes mitos de Hollywood, James Dean.
El protagonista de la nueva entrega de James Ellroy es un ser de lo más despreciable, Freddy Otash, un expolicía —un truhan de los bajos fondos, un hombre sin escrúpulos del que el escritor se sirve para darle un buen repaso al protagonista de Al este del Edén— reconvertido en matón de la revista Confidential, el folletín ácido y corrosivo que tiene intimidadas a estrellas de Hollywood como Rock Hudson, Liz Taylor y Montgomery Clift, a las que extorsiona para no airear sus intimidades de alcoba. Pero hasta un ser tan despreciable como Otash puede encontrar la redención: “Dios llega a un acuerdo con él y le dice: escribe tus memorias y te podrás salvar“. Freddy Otash fue un personaje real, con quien el novelista norteamericano estuvo en contacto pocos años antes de su muerte, ocurrida en 1992. Otash fue parte del engranaje de esa América sucia, corrupta y peligrosa de los años 50, que convirtió la siguiente década en una época de terror, en la cual fueron asesinados —los Kennedy, Malcolm X, Luther King, Fred Hampton…— todos aquellos que intentaron posicionarse contra ese poder en la sombra. Pero hasta el amor puede fluir entre las páginas de un relato sucio y violento como este. La actriz Lois Nettleton —a quien el autor de L. A. Confidential considera la mejor de su generación— da el contrapunto a la rabia de Freddy Otash.
Pánico, narrada en primera persona por Otash, nos acerca al lado más turbio de la fama con una mezcla de humor y mala leche. James Ellroy sigue viviendo en el pasado —dice que sigue sin tener ningún aparato electrónico de esos sin los que nosotros no podríamos vivir, ni móvil, ni portátil, ni televisor; aunque su segunda ex, con la que ha vuelto, sí que tiene una TV…— porque no quiere saber nada del presente y no le interesa lo más mínimo el futuro. Ellroy —literalmente: se la suda— es feliz, una vez más, dándole caña a Jack Kennedy; y es que, aunque no crea en la teoría de la conspiración sobre su muerte, le encanta airear en sus novelas las adiciones sexuales de JFK y su escasa resistencia en la cama —no más de dos minutos, como no se cansa de repetir— del político más querido por los norteamericanos.
Como el propio James Ellroy señala, “la literatura no nos salva de nada. Es un Dios falso“, pero sus libros nos siguen entreteniendo. Apagamos la luz de la lámpara de la mesita de noche con su novela entre las manos, y volvemos a encenderla horas después con ganas de más, de mucho ¡¡¡máaaas!!! Quizás Freddy Otash nos atrae tanto porque es también parte de nosotros. Y es que el mundo no está hecho solo de filtros de colores como en Instagram, sino de luz y oscuridad como en Pánico. James Ellroy sigue siendo muy maaalo, y yo le rezo a Dios para que no cambie nunca.
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Autor: James Ellroy. Título: Pánico. Editorial: Literatura Random House. Venta: Todostuslibros
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