La escritora británica Jeanette Winterson dedica su último ensayo a la inteligencia artificial y la forma en la que cambiará las relaciones humanas, y cree que, aunque en el futuro podamos enamorarnos de un robot, las máquinas serán «calculadoras, frías y racionales»; «vamos a ver Terminators», dice.
Jeanette Winterson, conocida por obras como La pasión o ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?, recurre en 12 bytes: Cómo vivir y amar en el futuro, editado por Lumen, a la historia, la religión, la mitología, la literatura, la política y la informática para hablar de los cambios radicales que está experimentando el ser humano.
«Todo lo que han soñado los seres humanos desde la revolución industrial han logrado hacerlo. Es como magia. Vamos a lograr crear un nuevo tipo de vida que no está en carne y hueso, salvo que desestabilicemos el planeta hasta tal punto que no haya futuro para nadie, ni para ningún sueño», ha indicado la británica en una rueda de prensa telemática. La escritora considera que los seres humanos están preparados para interactuar y mantener relaciones importantes con seres no biológicos y recuerda cómo las muñecas sexuales «no solamente tienen una función sexual sino social» para determinados hombres; «sea como sea que lo juzguemos esto está ocurriendo», advierte. «Podemos enamorarnos de un sistema de inteligencia artificial pero ellos no tienen un sistema límbico como el nuestro, donde están todos los instintos y las emociones», indica Winterson, que podría integrarse eso en una máquina pero ¿para qué?, se pregunta: «por eso serán calculadoras, frías y racionales», indica.
Aunque sostiene que los seres humanos evolucionarán: «Nos convertiremos en algo que no somos ahora».
Y mientras parte de la comunidad científica «cree que vamos a tener que compartir el planeta con sistemas mucho más inteligentes que nosotros y tendremos que acostumbrarnos a ellos, otros científicos creen que jamás ocurrirá. Yo creo que vamos a ver Terminators, pero esperemos que no destruyan el mundo«, sostiene.
Es un futuro ante el que cree que los seres humanos, por encima de los nacionalismos y las empresas tecnológicas, deben ponerse de acuerdo en algunos de sus temas fundamentales ya que, indica, el asunto es demasiado importante para la raza humana como especie. «Se trata de cooperar y no de una forma de competición», indica Winterson, que reconoce que es complicado que los estados puedan controlar a las grandes multinacionales tecnológicas.
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