Hace más de cien años, en sus Meditaciones del Quijote (1914), José Ortega y Gasset enunció aquella frase que se volvió popular: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”.
Las accidentadas peripecias de su edición están unidas, con un hilo más visible de lo que parece, a las macabras circunstancias del asesinato de Joaquín Penina, un obrero anarquista catalán, de profesión albañil, que emigró a la ciudad argentina de Rosario en 1925, y que fuera detenido y fusilado en intervención sumarísima en 1930, a los 29 años, acusado de imprimir con su mimeógrafo y distribuir folletos contra la recién instaurada dictadura del general Uriburu.
Como el obrero catalán fusilado y desaparecido, en efecto, la primera edición de cinco mil ejemplares ya impresos por la Editorial Biblioteca en sus propios talleres gráficos en 1975, fue secuestrada y desaparecida cuando iba a comenzar su distribución. Una vez recuperado el texto del libro, fue editado en 2007 por la editorial catalana El viejo topo.
La última y definitiva edición (la quinta) incluye: el texto recobrado de Aldo Oliva de la primera edición, los paratextos que se incorporaron en ediciones posteriores: el prólogo firmado por Roberto Frutos y Antonio Oliva (hijo del autor), un apéndice que consta de una entrevista realizada por Antonio Oliva al editor Rubén Naranjo poco antes de su fallecimiento; además de una “Introducción a la presente edición” donde las editoras reconstruyen este azaroso y colaborativo camino de recuperación del volumen y, por último pero no menos importante, la portada original del libro.
Todas estas consideraciones, completamente inhabituales en las circunstancias de la publicación de un libro, le brindan un aura particular de interés en su dimensión editorial.
El texto de Oliva, que se enmarca en la elección editorial de la colección ‘Testimonios’, consta de un texto principal, titulado como el libro, y una recopilación de 30 testimonios. El escrito principal es un breve ensayo que oscila entre una presentación con toques historiográficos y una interpretación sociológica e ideológica, no solo del martirio de Penina sino del conflicto global planteado, que desemboca en la llamada década infame y que se expresa en el martirio de Penina. Oliva busca contar “un momento del proceso cuyas líneas de tendencia intentaremos, por lo menos, bosquejar” (p. 40), siendo consciente de que postular algunas generalizaciones en un texto breve “pueden dejar irresueltos una serie de equívocos” (p. 43).
La posterior recopilación y presentación de los testimonios (jurídicos, periodísticos, personales), que abarcan de 1930 a 1932, comienza como una necesaria compilación de documentos históricos para adquirir una dimensión narrativa, que no es anulada por la introducción y notas explicativas amables con el lector con los que Oliva engarza los testimonios. La fluidez narrativa procede de la misma elección y disposición de los documentos escogidos por el compilador para contar la historia, sus personajes, motivación y circunstancias.
Dos testimonios centrales, los más extensos, actúan como un verdadero contrapunto. Uno es el del subteniente Jorge Rodríguez, ejecutor directo de la orden de fusilamiento de Penina, quien asegura haber actuado “contra mis sentimientos y bajo el peso de una gran repugnancia”, reconstruyendo en una crónica las últimas horas de Penina, su ejecución y manejo de sus restos mortales. El otro es el testimonio de una compañera de militancia, Justina Flores, quien presenta de una forma sencilla y potente el universo moral del obrero catalán, con el que Oliva propone “una idea personal y vívida sobre quien era” (p. 75).
Justina abunda en una circunstancia crucial, la mención al segundo oficio que ejercía Penina: el de librero itinerante e impresor, una vocación por la comunicación, que a la postre motivó su detención e indigna muerte.
El apéndice con la entrevista a Rubén Naranjo tiene un gran valor, pues recrea y testimonia la creación de un ingente proyecto editorial, que aun persiste. En una de las solapas, un código QR nos lleva a un blog que incluye el documental “Hombres de ideas avanzadas” (2011) de Diego Fidalgo.
No deja de ser un acto de justicia, y también de homenaje hondo, que la siega ilegal y arbitraria de la vida del obrero anarquista Joaquín Penina, contada por Oliva y publicada por Editorial Biblioteca, sea nuevamente contada en tinta y papel.
Este rescate, sin embargo, no borra lo perdido desde 1975 al presente, como no salva la vida de Penina. Transita otro espacio, el de la memoria que salva. Volviendo al comienzo, las circunstancias de esta historia de casi cien años, salvadas por esta memoria, contribuyen al rescate y sostenimiento mayor de la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil, un maravilloso proyecto socioeducativo y autogestionado, comenzado en 1933, intrusado en la dictadura militar y hoy sitio de memoria. Esta historia, que incluye la creación del proyecto editorial Editorial Biblioteca, ha sido contada en 2014 por la investigadora Natalia García en su libro El caso Vigil: historia sociocultural, política y educativa de la Biblioteca Vigil (1933-1981).
——————
Autor: Aldo Oliva. Título: El fusilamiento de Penina. Editorial: Biblioteca. (2023. 5ª edición, 128 pp.)
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: