El escritor irlandés John Banville considera que la palabra optimismo debería desaparecer del diccionario porque «no significa nada», ya que «el mundo es como es», un sitio «terrible» en la actualidad, al que quiere y odia al mismo tiempo y que sigue viendo, a sus 77 años, como «un absoluto misterio».
El premiado escritor, que bajo el seudónimo de Benjamin Black ha escrito una serie de novelas negras, apodo que solo mantendrá en el futuro en sus ediciones en español, ha indicado que no volverá a escribir un libro de la envergadura de Las singularidades, que le ha llevado más de cinco años de trabajo.
Y aunque dice que seguirá escribiendo (en la actualidad está con dos novelas, una negra y «otra cosa»), asegura que es demasiado mayor para comenzar un libro como el último, en el que reúne a algunos de sus personajes más emblemáticos y donde habla de la vida y la muerte, la nostalgia y el deseo.
Asegura que entra en pánico todas las mañanas al sentarse a escribir y piensa que no sabrá hacerlo, pero luego entra en el proceso y se convierte en otra persona diferente: «y cuando me levanto de mi silla es Banville el escritor el que se queda en la mesa». «Somos muchas cosas a la vez, si no, seríamos robots», sostiene el irlandés que considera que las personas se rehacen en cada momento de su vida.
Para Banville, el principal objetivo de la literatura y el arte es ser una fuente de alegría y placer ya que no sirven para cambiar el mundo ni hacer a las personas mejores. Cree que el mundo es en la actualidad un sitio «terrible» e imagina cómo debe ser estar ahora en Turquía o Siria tras el terremoto: «Si pudiéramos sentir en un segundo la angustia del mundo nos moriríamos», ha indicado el escritor, para quien lo único que salva a las personas es «la debilidad de la ignorancia».
Nacido al término de la Segunda Guerra Mundial, cree que hasta hace unos años la vida fue buena en general, exceptuando algunas cosas «horribles», pero lo compara con la actualidad y le entra, dice, «un miedo tremendo» pensando en el mundo que heredarán sus nietos. También habla Banville de su ateísmo y sostiene que «la invención del monoteísmo fue el desastre mayor» que ha sufrido la humanidad.
«En el mundo pagano había decenas de dioses para cada cosa y eran tan buenos y malos como nosotros». Y de pronto, las diferentes religiones monoteístas, «inventaron ese hombre en el cielo que nos dice que si no le queremos lo suficiente nos destruirá para la eternidad. ¿Cómo pudimos inventar un dios así? Volvamos al paganismo. Ese es mi eslogan», ha dicho el escritor, para quien «la religión ha hecho mucho daño a la Humanidad, más que el ateísmo».
La religión, como toda invención humana, es una mera herramienta. Su uso será constructivo o destructivo según en qué manos se encuentre, y con qué objetivo sea utilizada. Ha hecho -al igual que la ciencia- mucho bien -cuando estuvo en manos bienintencionadas -, y mucho mal -cuando fue utilizada, tergiversada, con fines malvados. (Cuando la comparo con la ciencia, pienso en bombas nucleares, y tecnologías similares; utilización del gas Ziklon-b, experimentación con embriones, etc.). Y muchas guerras y conflictos no estuvieron propulsadas por religiones sino por ideologías de «superioridad racial» (supuestamente avalada por la ciencia del momento), stalinismos y cheguevarismo y demás ismos… que nada tenían que ver con ninguna religión.
Dios nos pide amar al prójimo no a él.
Imagino que en el mundo pagano no habría guerras, ni conflictos ni todos los problemas que tenemos a partir del monoteísmo…
«(…) ese hombre en el cielo que nos dice que si no le queremos lo suficiente nos destruirá para la eternidad.» – No sé de dónde saca este señor esa «interpretación» del monoteismo. Por el contrario, el origen del monoteísmo (al menos en el judaísmo) es una divinidad sinómo de ley, que es incorpórea e invisible y por ende no susceptible de representación visual (el cristianismo, por el contrario, adoptó la tradición romana -pagana- de divinidades con figura humana, y con posibilidad de enlace entre una divinidad y un humano, algo propio de la mitología, y ajeno en absoluto al judaísmo). – El monoteísmo primigenio del Antiguo Testamento presenta una divinidad que es una metáfora de la naturaleza (caprichosa, severa, con leyes que conviene conocer y acatar). Nada que ver con «un hombre en el cielo que bla, bla…». Interpretaciones simplistas y superficiales como esta muy flaco favor hacen a la espiritualidad….
No deforme ni invente, sea rigurosa, por favor. Por lo visto no conoce siquiera el dogma de la Encarnación del Verbo. Si no conoce algo tan básico, ¿por qué habla del cristianismo?
Dice que la religión ha hecho mucho daño a la humanidad, se proclama ateo y pide volver al paganismo (¿?). El paganismo y el ateísmo destruyeron todos los límites morales y trajeron, por ejemplo, dos guerras mundiales, el matar de hambre a un millón de irlandeses mientras se exportaba la cosecha de patatas, el esclavismo, la limpieza étnica, el comercio del opio como arma, el colonialismo, las armas químicas o la eugenesia. El paganismo nacionalista, el paganismo cientificista, el paganismo del poder, el paganismo del dinero, el paganismo antropocéntrico o el ateísmo marxista.
En realidad, la codicia humana y el ansia de poder… toma diferentes «disfraces» según el momento. En épocas en que la religión (poco importa cuál) es respetada por las masas… el poder de turno se la apropia y «amolda» su interpretación a sus propios intereses, para legitimar lo que sea. Pero lo mismo se hace, en épocas en que la religión ya no es tan venerada por las masas, con otras ideologías («espacio vital», «raza superior», hombre nuevo, comunismo, etc.). De manera que lo que hay que entender es que no es la religión (que en principio ha sido creada para poner orden y preservar la vida y la convivencia) lo que hace bien o mal… sino que esto depende de que se haga uso de ella de manera honesta, genuina, bienintencionada… o todo lo contrario. Insisto: la religión es una herramienta: bien usada, es maravillosa; mal usada, es terrible. Y lo mismo vale para toda otra invención humana.
No me parece serio hablar de ‘la religión’ sin más, como si todas fueran iguales o hubiera pequeñas diferencias. En cuanto a que la religión es una invención humana, si todas lo fueran, todas serían falsas y, por tanto, rechazables. La falsedad y el error, sean del tipo que sean, no pueden ser el fundamento del orden social.
Lucidez y compasión, humor e inteligencia en grado sumo, la inhabitual mezcla que hace de Banville un consuelo para los amantes de lo complejo. De los mejores escritores, el más osado y original. Un placer.