El escritor norteamericano John Verdon, que acaba de publicar en España su novela El ángel negro, nueva entrega del exdetective Dave Gurney, confía en que «el interés perenne en los relatos y las historias del bien contra el mal sobrevivirán a la pandemia».
Admite Verdon que, en el contexto actual de la pandemia, con tantos fallecidos por el coronavirus, puede haber cierta insensibilidad hacia la muerte, pero prefiere distinguir «una diferencia emocional significativa entre las muertes resultantes de una enfermedad y una muerte que se inflige con saña para el beneficio personal de alguien», ha dicho en una entrevista con EFE.
En su opinión, el tema de la serie de Gurney no es tanto la muerte de las víctimas, sino «las viles intrigas que provocan esas muertes». En El ángel negro (Roca) el millonario Angus Russell aparece muerto en su mansión con la garganta seccionada, y las huellas y el ADN encontrado en la escena señalan como culpable a Billy Tate, un bicho raro del pueblo relacionado con temas de brujería y con un rencor contra la víctima; pero resulta que tras caer desde un tejado, Tate fue declarado muerto el día anterior al asesinato. Cuando la policía revisa la morgue descubre que el cadáver ha desaparecido y a partir de ahí se desata un circo mediático que habla del «zombi asesino». Subraya Verdon que El ángel negro, como todos los libros de Gurney, trata sobre «los terribles efectos del egoísmo extremo», que siempre conduce «al sufrimiento y la muerte»; y confiesa su fascinación por «los crímenes que no son lo que parecen, en este caso asesinatos que, según la evidencia forense, fueron cometidos por un hombre que ya estaba muerto».
Tras el sangriento final de su último caso (Arderás en la tormenta), Gurney vuelve a enseñar en la academia de policía, y en el inicio de El ángel negro enfatiza a sus estudiantes la importancia de mantener una actitud escéptica hacia los informes de testigos presenciales de crímenes, ya que nuestras mentes y sentidos se engañan fácilmente. Gurney, un hombre de ciudad que se trasladó a un pueblo para complacer a su mujer Madeleine, ha visto que sus investigaciones han ido en paralelo a la evolución de esa casa rural, que ha incorporado un gallinero, huerto, un vivero y ahora un establo para alpacas. Piensa Verdon que «la actitud de Dave Gurney ha cambiado gradualmente durante los siete libros de la serie: al principio, se sintió atrapado y fuera de lugar en las montañas rurales. Madeleine y él tenían sentimientos diferentes, lo que les llevó a conflictos frecuentes».
Sin embargo, en los libros más recientes, ambos se han vuelto más tolerantes con el punto de vista del otro, y ella acepta ahora que Gurney nunca dejará de ser detective, y él se ha vuelto más comprensivo con su conexión con la naturaleza, y ya no se siente tan fuera de lugar. La novela aborda el circo mediático que se genera con un caso extraño en la América profunda: «Muchas personas en las zonas rurales de Estados Unidos no se identifican con el mundo que ven representado en las películas de Hollywood o la televisión, y cuando ven representados a personajes rurales o de la clase trabajadora, a menudo se sienten minimizados o ridiculizados«.
Ese sentimiento entronca, señala Verdon, justamente con la experiencia vivida durante el mandato de Trump hasta las últimas consecuencias en el asalto al Capitolio. «Hay un sentimiento creciente de dos Américas, compuesto por las llamadas élites liberales, que residen en las costas y en las grandes ciudades, y los «verdaderos estadounidenses», que pueblan el corazón del país». A juicio del autor, «desafortunadamente, los políticos y los medios de comunicación han exacerbado esta división, con el resultado de que la mayoría de los estadounidenses ahora viven en medios y mundos políticos esencialmente separados que comparten poca información común y, en cambio, están llenos de animosidad racial, religiosa y cultural». A esto se añade, apunta Verdon, «el hecho de que el conflicto atrae audiencias, la demonización del enemigo atrae audiencias, y todo esto puede ser muy rentable para las empresas mediáticas que lo perpetúan».
En la novela, otro factor se suma cuando un predicador alienta a sus feligreses a luchar contra Satán. Sobre este punto, Verdon señala que «un aspecto particularmente angustioso de la división cultural de Estados Unidos es el vínculo malsano entre ciertos grupos cristianos evangélicos y políticos populistas de derecha», que da como resultado «un fervor religioso y pensamiento apocalíptico que cae como lluvia sobre un clima político ya tenso, y en el que demasiadas personas poseen demasiadas armas».
Preguntado por las costumbres ordenadas de Gurney y su nulo interés por la gastronomía, Verdon asimila su protagonista a Sherlock Holmes, «completamente cerebral, siempre a la búsqueda de verdades ocultas, y para él la comida es más una necesidad que un placer».
Han pasado diez años desde que Verdon debutó con su primera novela, Sé lo que estás pensando, pero nunca planeó convertirla en una serie: «Cuando escribí la segunda estaba seguro de que me detendría en tres, y más tarde pensé que seis sería un buen número, por lo que ahora no tengo ni idea de cuántas habrá». Y añade: «Cada novela fue escrita porque tenía una nueva idea que me emocionó y, de hecho, tengo ese tipo de idea en este momento, y me ha impulsado a escribir la octava novela de Gurney, que espero haber terminado para finales de este año». Verdon sí tiene claro que no tiene intención de escribir novelas en las que no salga Gurney.
El autor norteamericano cree que «quizás los tiempos de agitación (como los vividos en la etapa Trump) sean más interesantes para algunos escritores que los de relativa calma». «Pero no para los que escribimos de crímenes —precisa—, porque ya sea en la guerra o en la paz, siempre hay maldad«. Verdon no cree que la victoria de Joe Biden en las pasadas elecciones norteamericanas sea la panacea: «Sospecho que Trump y los partidarios de Trump permanecerán en la escena política durante algún tiempo, y la América de Trump estará con nosotros durante mucho tiempo». Y concluye: «Trump no creó las divisiones en este país, ni sus prejuicios y hostilidades, pero las exacerbó de manera que serán extremadamente difíciles de curar. Espero que la presidencia de Biden sea una época más cuerda».
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