Ganador del premio Costa de novela y finalista del Man Booker con El embalse 13, el escritor británico Jon McGregor narra en esta obra lo que ocurre en un pequeño pueblo de la campiña inglesa después de la desaparición de una niña de trece años.
Más que convertirse en un detective que intenta indagar dónde se encuentra la joven Rebecca Shaw, McGregor dice, en una entrevista con Efe, haber querido ser como un «arquitecto», que tanto «construye» el carácter de los habitantes de una ficticia comunidad de vecinos y las relaciones que establecen entre ellos, como un determinado paisaje habitado por diferentes especies de pájaros, peces y árboles.
Admite que otros libros suyos anteriores, como If Nobody Speaks of Remarkable Things o Even the Dog, tienen en común con éste, publicado en castellano por Libros del Asteroide y en catalán por Angle, unos personajes a los que les cuesta comunicarse, que no son muy habladores. «Siempre me ha fascinado —subraya— esa incapacidad que tenemos de comunicarnos. El hecho de que aparentemente queramos decir algo, aunque lo guardamos en nuestro interior, y acabamos diciendo otras cosas».
Sobre la novela, rememora que en el origen se encuentra un cuento sobre un niño desaparecido de cinco años, pero se dio cuenta de que si alargaba la historia «resultaba más interesante que el protagonista fuera un adolescente, por lo que supone este periodo que va de la infancia a la edad adulta». A la vez, reconoce que, sin ser premeditado, cuando puso el punto y final al relato, con trece capítulos que abarcan trece años, se dio cuenta de que «había reflejado el paso del tiempo, el cambio de estaciones del año, lo que acontece debido a todo eso». El lector conocerá, además, «cómo en una comunidad se reacciona ante la desaparición de una chica, cómo lo han vivido los más jóvenes, algunos de los cuales tuvieron relaciones con ella, o cómo lo afrontan los mayores».
Nacido en las islas Bermudas en 1976 porque allí se encontraban sus padres trabajando, aunque a los seis meses ya se habían trasladado a Inglaterra, Jon McGregor indica que en este relato también ha querido que un hecho dramático confluyera con lo que es el día a día de un pueblo, con sus fiestas de Navidad o fin de año, y la misma naturaleza, con los cambios de estaciones.
Por otra parte, no esconde que si la novela, en vez de empezarla en el año 2002 lo hubiera hecho en 2015, hubiera tenido otro tono por la omnipresencia en la actualidad de las redes sociales, porque nada más descubrirse que no estaba en la casa en la que debía estar durante sus vacaciones de Navidad, «las investigaciones se hubieran centrado en los teléfonos móviles y los chats que seguramente hubiera tenido con los otros jóvenes del pueblo con los que había salido». A la vez, sostiene que uno de los retos de la ficción contemporánea es «capturar lo que suponen hoy las redes, algo que creo difícil conseguirlo literariamente, mientras que en la ficción televisiva, por ejemplo, es más fácil de integrarlas en la narración».
Profesor de la Universidad de Nottingham y finalista en tres ocasiones del Man Booker con sus obras, Jon McGregor bromea con que ha sido jurado en algunas ocasiones y «sé que lo que hace que un libro gane o pierda depende de cosas muy pequeñas».
Preguntado por nuevos proyectos literarios, el escritor avanza que estuvo en la Antártida en el año 2004 durante seis semanas y desde entonces pensó que podría escribir sobre la experiencia, lo que finalmente está haciendo, aunque «al final el principal protagonista será un hombre que tiene un ataque de afasia y en este lugar pierde la capacidad del lenguaje y lo que pasa como consecuencia de este trastorno».
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