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Jorge Volpi, el Alfaguara ‘adelantado’

El Premio Alfaguara busca reinventarse. Salta a la vista. Ya lo demostró en su edición número XX al premiar a Ray Loriga e intenta reeditar esa vocación este año con Jorge Volpi, el ganador por Una novela criminal. El veredicto no sorprende pero tranquiliza. Volpi es un autor de la casa, claro, y con bibliografía suficiente para defenderse por sí mismo.

Presentada con el pseudónimo G. Fuchs, esta es una novela sin ficción  sobre el caso Cassez-Vallarta, que durante años conmocionó a la sociedad mexicana y llegó a generar un incidente diplomático entre Francia y México. «Rompiendo con todas las convenciones del género, el autor coloca al lector y a la realidad frente a frente, sin intermediarios», describió el acta del jurado presidido por Fernando Savater e integrado por los escritores Mathias Enard y Sergio del Molino, la directora de cine Claudia Llosa, el director de Librerías Gandhi (México) Emilio Achar y Pilar Reyes, directora editorial de Alfaguara, quien intervino con voz pero sin voto.

«Es una novela sin ficción, un género ambiguo, entre la literatura y el periodismo, entre la realidad y los recursos de la literatura, basada en un caso muy importante entre México y Francia, el caso Cassez-Vallarta, que arrancó en 2005», aseguró Jorge Volpi, quien completa ahora su palmarés literario con un galardón de solera. Volpi es autor de las novelas La paz de los sepulcros, El temperamento melancólico, El jardín devastado, Oscuro bosque oscuro y Memorial del engaño; así como de una Trilogía del siglo XX, formada por En busca de Klingsor (Premio Biblioteca Breve y Deux-Océans-Grinzane Cavour), El fin de la locura y No será la Tierra.

"Esta es una novela de interés político y en clave contemporánea, sin duda una de las especialidades de Volpi, probablemente, el autor más político y con mayor registro histórico de su generación."

La historia detrás de Una novela criminal se remonta a diciembre de 2005, cuando, al sur de Ciudad de México, la policía federal detiene a Israel Vallarta y a Florence Cassez y los acusa de secuestro e integración en banda criminal. El episodio, que capitalizó la atención mediática, sacudió los cimientos del gobierno de Felipe Calderón y culminó con un incidente diplomático entre México y Francia. Volpi estuvo documentándose para escribirla durante casi diez años.

Esta es una novela de interés político y en clave contemporánea, sin duda una de las especialidades de Volpi, probablemente el autor más político y con mayor registro histórico de su generación. «Hubo un enfrentamiento diplomático entre México y Francia, entre los presidentes Felipe Calderón y Nicolas Sarkozy. Las presiones de Sarkozy condujeron a la liberación de Florence Cassez [tras ocho años de prisión] pero eso no impidió que Israel Vallarta lleve 11 años en la cárcel sin sentencia de primera instancia», explicó desde México el autor.

El Premio Alfaguara de Novela en esta edición XXI se ha adelantado casi dos meses, ya que este año se ha dado a conocer su ganador el 31 de enero y no en el inicio de la primavera, como era costumbre hasta este año. Está previsto que la novela se publique el 15 de marzo, para llegar a tiempo a otras ferias como Bogotá o Buenos Aires, y eventos editoriales como Sant Jordi.

El anuncio del Alfaguara, algo más concurrido políticamente que otros años, ha contado con la presencia del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez –el único sin corbata en el Casino de Madrid, que obliga a la convención de protocolo–. Sánchez, a quien muchos imaginaban aficionado sólo a los libros acompañados de dibujos y sorprende con esta repentina vocación lectora, estuvo sentado en la comida previa a la lectura del fallo entre la escritora Rosa Montero y Nuria Cabutí, consejera delegada de Penguin Random House Grupo Editorial. Acudieron también la escritora Marta Rivera de la Cruz, de Ciudadanos, y el socialista José Andrés Torres Mora.

El Premio Alfaguara de Novela intenta cambiar de aires… Y el cambio es manifiesto. El galardón ha conseguido deshacerse de sus antiguos compromisos regionales –el soporífero síndrome Carla Guelfenbein– para volver a la clave de interés general. Creado en 1965, un año después del nacimiento del sello –que ahora pertenece a Penguin Random House–, el premio fue relanzado en 1998 por el periodista y escritor Juan Cruz, que ocupó la dirección literaria del sello editorial entre 1992 y 1998.

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