El escritor mexicano Juan Pablo Villalobos, que ha cerrado el ciclo narrativo autobiográfico con su última novela, El pasado anda atrás de nosotros, asegura que «en la precarización laboral que trajo el neoliberalismo está el origen de los problemas actuales de México con el narcotráfico».
En una entrevista con EFE, Villalobos relata que, cuando el protagonista vuelve a la casa de sus padres para ayudar a sus hermanos a cuidar de ellos, ya mayores, «se supone que será un paréntesis breve y luego retomará la rutina, pero una noche queda con un amigo de la infancia y la realidad se transforma en una sucesión de sobresaltos, en la cuenta que el hijo pródigo tendrá que pagar por haberse marchado y no entender cómo ha cambiado México durante su ausencia«.
El autor califica la novela de «familiar», en la que el protagonista vuelve a su pueblo y allí nota que hay cosas que siguen siendo las mismas y muchas otras han cambiado, y «entre lo que cambia y lo que ha permanecido se ancla el vodevil y el lío de malentendidos».
Cree Villalobos que asimismo esta obra es «una novela sobre los cuidados, sobre el dinero y qué significan los cuidados sin dinero, y ahí es también la novela de un pícaro«.
El autor reflexiona que en cada una de sus novelas observa «un hallazgo a nivel de aprendizaje», y si en las anteriores había tenido que ver con la voz narrativa o la creación de personajes, en esta su atención se centró en la trama: «Hay muchos personajes involucrados en la subtramas, alrededor de un tema central, que es el paso del tiempo, que el pasado sigue presente y también sus consecuencias».
La experiencia de ese Villalobos de la novela que vuelve a su pueblo y es visto como un extraño «es algo que no tiene que ver con México, ni siquiera con cualquier país, puede pasar con alguien que se va a vivir al pueblo de al lado, como si hubiera una sensación permanente de inadecuación, tanto en el lugar de origen como en el nuevo destino».
Desde un punto de vista político, «ese pasado sigue presente, porque las raíces de la violencia por el narcotráfico, comienzan a finales de los 80 y principios de los 90, cuando se implantó un modelo económico bajo la excusa de la modernización», que en el pueblo donde creció, Lagos de Moreno (Jalisco) significó que se abrieran fábricas de capital alemán, coreano o norteamericano.
Aquellas multinacionales escogieron esa zona de Jalisco por su localización geográfica, perfecta para la distribución de los productos, «y ese mismo análisis lo hizo el narco veinte años después, pues entonces no existía un mercado interno en México y se concentraba en llevar la droga a EEUU, el gran mercado».
Sin embargo, añade Villalobos, en los últimos años el narco ha creado un mercado interno, como resultado de la ruptura de un pacto tácito que tenían con el gobierno, que «toleraba la droga si no se distribuía en México; y fue entonces cuando los carteles comenzaron una guerra entre ellos».
Como consecuencia, su pueblo se ha convertido en un territorio en disputa y de vez en cuando lo que es una comunidad tranquila se sobresalta con un tiroteo y la aparición de varios cadáveres: «Curiosamente, por la diferencia horaria yo me enteró antes si pasa algo violento en México, porque mis hermanos están en ese momento dormidos».
El retorno a México es, para el escritor mexicano, afincado en Barcelona desde hace 20 años, tener una experiencia de «vidas espejo», pues piensas que «esa es la vida que yo habría tenido si me hubiera quedado o el que se ha quedado piensa que tu vida es la que él habría tenido si se hubiera decidido a salir».
Villalobos, que contó con la autorización expresa de su familia para utilizar sus nombres reales en la novela, ve con preocupación la deriva en que está entrando su país, pues «cuando el Estado pierde el monopolio de la violencia se convierte en un Estado fallido».
El ejército, la policía, el sistema judicial, las cárceles, añade, forman parte de «los sistemas de represión para administrar justicia, pero cuando hay estructuras paralelas como narcos, ejércitos privados o sistemas de autodefensa, podría pensarse seriamente si México se está convirtiendo en un Estado fallido».
El autor mexicano da por concluido el ciclo autobiográfico y, de hecho, ahora está preparando una nueva obra que es «una vuelta a la novela de ficción ficción, con personajes que nada tienen que ver conmigo».
Villalobos tiene pendiente de estreno la película basada en La fiesta de la madriguera (2010), su primera novela, que trata también sobre el narco y que ha dirigido Manolo Caro; y el pasado mes de noviembre se estrenó el filme basado en otra de sus novelas, No voy a pedirle a nadie que me crea, que dirigió Fernando Frías de la Parra.
El neoliberalismo, la herencia española, la abuela que fuma… Siempre hay algo a quien culpar de nuestra incapacidad de hacer frente a la realidad, asumir responsabilidades e intentar cambiar las cosas.