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Juan Soto Ivars: «Para mí la muerte es estar siempre todos de acuerdo»

Juan Soto Ivars: «Para mí la muerte es estar siempre todos de acuerdo»

Juan Soto Ivars ha venido a Madrid básicamente a que le entrevisten los amigos. Algunos entrevistadores quizá no sean amigos suyos, pero es que nadie va leer esas entrevistas. Entrevistar a un amigo está mal en el oficio si no lo declaras en el primer párrafo, que es lo que se hacía antes, no declararlo, engañando a los lectores y levantando prestigios irrisorios. Ahora que la cultura española carece de mitos, iconos y espacios de prestigio, lo mejor que podemos hacer es darle una vuelta a este malabarismo de entrevistar a alguien que conoces desde hace (lo pienso) ¡20 años!

Soto Ivars tiene cosas que decir, pues ha escrito un libro candente y arriesgado. Más abajo les explico de qué va.

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—Lo primero que se me ocurre preguntarte es, sin más, cómo te da tiempo a escribir un libro, con todo lo que haces en prensa, radio y televisión.

—Primero es que tengo una mujer que tiene mucha paciencia conmigo.

—No sé si va a quedar muy bien decir que tu mujer se ocupa del niño y tú te dedicas a tu profesión…

—No, no, si yo me ocupo muchísimo, lo que pasa que escribir siempre te quita tiempo para algo, y al final te va quitando tiempo para irte a cenar o cosas de esas. Yo este libro lo he escrito milagrosamente, currando en El confi, currando en la radio, currando en la tele… Y haciendo de padre, porque he sido un padre súper-presente todo este tiempo.

—Chirbes dice en su diario que para escribir necesita “tiempo por delante”; o sea, todo el día para él. Otros autores cuentan en las entrevistas que escriben en tiempos muertos, por ejemplo, en la sala de espera de un aeropuerto. ¿Tú en qué lugar te sitúas?

—Necesito saber que tengo tiempo por delante, pero si no es mucho tiempo también me sirve. Lo que necesito es estar en mi casa. Pero piensa también que lo que no tengo yo es vida social.

—¡Pero si siempre que te veo estás de resaca, porque has estado no sé dónde!

"Cuando me fui a Barcelona, mi vida social murió. Son diez años"

—Porque bebo solo. Ayer me pulí el mueble-bar del hotel entero. Mi vida social son mi mujer y mi hijo. Punto. No voy a presentaciones, no voy a cenas, no quedo con nadie. No voy a comidas, jamás. Lo que más tiempo te quita es la vida social, no la vida familiar.

—Pero se suponía que la vida social es lo que nos brindaría el éxito, Juan.

—Tengo amigos que siempre están con gente, en fiestas, y les va bien, y me imagino que eso ayuda. Pero sin eso tampoco te hundes.

—Desde cuándo no tienes vida social.

—Cuando me fui a Barcelona, mi vida social murió. Son diez años.

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En esos diez años, Soto Ivars (que, como todos nosotros, lo que de verdad quería era ser novelista) ha acabado encontrando su sitio en el ensayo. Después de Arden las redes y La casa del ahorcado (diríamos, su consagración en el género) presenta Nadie se va a reír (Debate, como los anteriores), que ya desde el título nos obliga a bajar el tono humorado de la entrevista. Trata de un ramal casi anecdótico de ese delito insuperablemente infame que es la violación grupal. En el momento mediáticamente más desaforado en relación a La manada, apareció una web que ofrecía un tour por Pamplona, visitando los lugares donde se fue fraguando la violación, así como el sitio donde se cometió. A alguien este tour (a efectos prácticos, falso) le pareció una buena idea, ya ven. Fue a Anónimo García (pseudónimo), miembro del grupo performativo Homo Velamine. Seguimos con Juan.

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—Tú conoces a Homo Velamine desde sus inicios.

"Se inicia un proceso demencial en el que su vida es destruida por una broma. Y es lo mismo que le pasa a Anónimo García"

—Sí. Por eso en este libro lo difícil era que los personajes son reales. Yo llevo mucho tiempo sin hacer narrativa, y Nadie se va a reír es como una novela. Pensé que la mejor manera era contarlo noveladamente porque es una historia humana. En el cuento de Milan Kundera que cito a lo largo de todo mi libro (“Nadie se va a reír”, El libro de los amores ridículos), aparece un personaje que no te cae bien, pero lo que le pasa es tan terrible que acabas empatizando. Se inicia un proceso demencial en el que su vida es destruida por una broma. Y es lo mismo que le pasa a Anónimo García. Él te puede caer mal por algunas cosas…

—A mí me cae regular esa gente que te incordia de pronto por la calle con su ocurrencia “situacionista”, “rompedora”, “psicomágica”.

—Yo me imaginaba que a ti te caería mal, por ejemplo.

—Cuándo decidiste escribir sobre este asunto.

—Lo decidí porque nadie tuvo cojones de decir la verdad.

—Entiendo que la verdad es contextualizar la parodia del tour.

—Sí, nadie lo hizo, y mucha gente lo sabía, pero entonces era como que te ponías en contra de la víctima. Ellos simplemente estaban escandalizados con el tratamiento del caso por parte de la prensa, y querían poner al periodismo ante un espejo deformante. Y dijeron, habéis convertido esto en un producto, y nosotros vamos a hacer una acción que haga en seco lo mismo que vosotros: mercantilización de la desgracia. Entonces inventan este tour turístico por Pamplona por los lugares de la violación.

—Con todo, creo que es muy difícil explicarle a la gente estas cosas, porque es demasiado intelectual: hacemos un tour de una violación para que, a través de la hipérbole, descubráis la hipocresía de los medios haciendo negocio con el morbo del caso…

"No tenía que haberse iniciado el proceso judicial porque había otras maneras"

—Lo fascinante para mí del caso es que, visto en titulares y pantallazos, parece muy sencillo. Está muy mal esto que han hecho. Pero luego a medida que los vas contextualizando y profundizando, viendo todo lo que han hecho antes desde Homo Velamine, qué tipo de gente son, qué propuesta tienen… lo ves de otra forma. Y luego está el proceso judicial. No tenía que haberse iniciado el proceso judicial porque había otras maneras.

—La paradoja del caso es que si la prensa no se hace eco del tour, tampoco hubiera llegado a ningún lado.

—Esa es la puta clave. Ellos sustituyen la web por el desmentido cuando el tour sale en prensa, y lo que querían era que la prensa se retratara a sí misma. Entonces ponen titulares de la prensa ofendidos por el tour, y noticias de esos mismos medios haciendo el recorrido por los mismos lugares que este tour paródico.

—¿Con Anónimo García hay algún tipo de acuerdo?

—Son gente sin recursos, y cada apelación cuesta cinco mil euros. Ir al Constitucional no es gratis. Yo el 10% de lo que saque de este libro es para ellos. Es un acuerdo de palabra entre Anónimo y yo.

—¿Qué piensas de la provocación?

"Yo escucho a Jiménez Losantos porque me parece un gran provocador. A veces me escandaliza y creo que es bueno escandalizarse"

—Yo creo que la provocación es sana, por eso escucho a Jiménez Losantos. Yo escucho a Jiménez Losantos porque me parece un gran provocador. A veces me escandaliza y creo que es bueno escandalizarse. Para mí la muerte es estar siempre todos de acuerdo. El enemigo de Homo Velamine era la autocomplacencia. Pusieron por ejemplo la bandera de España en el 8-M. Una bandera de 15 metros donde se leía “viva España feminista”. ¿Qué tiene eso de malo? Nada. Pero ellos saben que la gente que se está manifestando ahí tiene aversión a la bandera de España y lo va a interpretar de cierta manera.

—Uno de sus referentes es Buñuel, según leemos en tu libro.

—Es Buñuel, pero los veo mucho en la tradición de los bohemios españoles. Pobres como ratas, pero consiguen ponerse en una altura superior con una suerte de elitismo de la provocación que redime de alguna manera la clase baja en la que están instalados.

—Deslizas la idea de que el futuro absuelve siempre a los provocadores. ¿A Anónimo García también?

—Yo creo que sí. Los surrealistas, los situacionistas… todos han sido comprendidos.

—Me gusta esa frase tuya de que la provocación tiene un lenguaje complejo, mientras que la ofensa depende de un lenguaje literal.

—Es lo que ha pasado en ese colegio mayor. Que las están llamando putas y conejas. No, es un código. Estaban jugando a un juego.

—¿Qué otras acciones de Homo Velamine recuerdas?

—Hicieron una aplicación que te permitía venderle tu voto a otro. Y según la provincia, porque no vale lo mismo el voto en Soria o Madrid, cambiaba el precio. Te podían pagar muy bien por tu voto, para vendérselo a alguien que quisiera votar doble o triple. Ellos lanzan la aplicación y ni la firman. Ellos juegan con la reacción. O crearon un partido político supuestamente de Florentino Pérez, y una web que está todavía colgada, el FLO, Frente Liberal Obrero, para hacer de España “un país galáctico”.

—¿Esto cuándo fue?

—Después del tour.

—Ah, ¿después siguieron haciendo cosas?

—Sí. Pero nunca antes habían tenido problemas judiciales.

—Hay una frase crucial en tu repaso de esta historia: “el peso de la ley era tremendo, pero el peso de la culpa era peor”. Anónimo García se enfrenta de pronto al daño que le ha causado a a la víctima de La manada.

"Yo creo que Anónimo mete la pata con el tour, en el sentido de que no calcula que si quieres parodiar a la prensa, a la víctima de La manada le va a llegar el relato"

—Es que es terrible. Yo creo que Anónimo mete la pata con el tour, en el sentido de que no calcula que si quieres parodiar a la prensa, a la víctima de La manada le va a llegar el relato. Una vez que le llega esa impresión, tú no vas a poder controlarlo de ninguna manera. El gran fallo es confiar en que cuando tú publiques el desmentido la prensa se va a hacer eco envainándosela, cuando la prensa sensacionalista nunca va a hacer eso, jamás. Entonces la gran tragedia es que él cree que está en el mismo barco que ella, porque ha criticado a los que han mercantilizado su desgracia, y acaba en un tribunal enfrentándose a ella.

—Pensaban que quizá la víctima lo iba a entender.

—Ellos no querían hacer daño a la víctima. Están denunciando el sensacionalismo, pero olvidando que detrás hay una persona real que se va a ver muy afectada.

—Dedicas muchas páginas a ese juicio.

—Porque a mí la condena me parece una cosa muy kafkiana. La acción es muy conflictiva, y hay gente a la que le parecerá que está bien y gente a la que le parecerá que está mal. Pero aun estando mal, la forma en la que se estructura el proceso, y la condena, es demencial. Un montón de juristas han opinado sobre esto, porque es la primera vez que se aplica un artículo sobre tortura para una expresión artística. “Trato degradante”. Penalmente es muy grave, el caso. Por eso es muy importante que el Constitucional se pronuncie. Porque si la sátira molesta a una de las víctimas, se considerará trato degradante.

—¿No es parecido a lo de Mongolia con Ortega Cano?

—No, es que esto es por lo penal, y supone tener antecedentes, y el artículo en que se basa la condena trata sobre la tortura. Anónimo es una buena persona, un tío que no quiere hacer daño. Y le condenan con dolo, es decir, asumiendo que buscaba dañar a la víctima. Una vez que entra en el sistema judicial ya es culpable, porque está ahí sentado, y si está ahí sentado es por algo. No puede demostrar que no había dolo.

—Me ha llamado la atención la dedicatoria del libro, que sólo entiendes cuando llevas muchas páginas leídas.

"Uno podría pensar que como le hizo daño a la víctima de La manada se lo merece. Pero la realidad es que él también es una víctima"

—Anónimo es un buen tío que ve su vida destruida, lo despiden del trabajo, aunque conocían sus acciones con Homo Velamine. Uno podría pensar que como le hizo daño a la víctima de La manada se lo merece. Pero la realidad es que él también es una víctima, no de la víctima de La manada, claro, sino del sistema judicial, y él acaba siendo retratado según el escrito de acusación como un tipo vil que ha tratado de hacer daño. Y dices, tiene una hija. Lo condenan, lo despiden, nace su hija. Y Anónimo es un padrazo. Dado que el sistema mediático ha hablado tan mal de su padre, y de una forma tan cateta y tan injusta, a mí al final cuando lo tenía escrito, de pronto se me ocurrió dedicárselo a ella, porque era importante que la hija cuando aprenda a leer y acabe enterándose de las cosas del pasado de su familia no cuente sólo con la versión falsa y maniquea.

—La dedicatoria dice: “Para Julieta, cuyo padre es bueno”.

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Josey Wales
Josey Wales
2 años hace

Soy exfumador, pero echo de menos ver a la gente fumar en las entrevistas. Acabaremos bebiendo orines chinos de soja y pintándonos las uñas.

caraloco
caraloco
2 años hace

En el asunto de la manada yo me remito al denostado voto particular y disidente de un magistrado que, dicen las crónicas, cumplía con su importante trabajo. Para todos los demás, o en casi todos, doctrina sentada en el caso garzón o del embudo si nos ponemos muy nerudianos, que el chileno también hubiera podido pergeñar el ibérico poema que reza Hagas lo que hagas…completen Uds., que les supongo enteraos.