Juanma Cruz el de los libros

Foto: Juanma Cruz, por Agustín Rivera. Imagen incluida en un artículo de El confidencial de 2017.

Rayuela está huérfana. Esta semana ha fallecido Juanma Cruz, fundador junto a Niño de uno de los templos culturales de Málaga. Rayuela fue Premio Nacional de Librerías 2005, como también lo podría haber sido en 1986 o 2020. Cruz era un librero entusiasta, amigo de la sonrisa bondadosa y del consejo del lector que conocía por sus compras. Y sugería obras, como Mendel el de los libros, de Stephan Zweig, recomendado con pasión a sus amigos.

Porque fue cómplice de sus clientes e impulsó el primer club de lectura en una librería de la ciudad. Se especializó en otras lenguas (llegó a tener un local llamado Rayuela Idiomas y otro en el Centro de Arte Contemporáneo) y cultivó la literatura infantil (la librería fue pionera en los cuentacuentos) y la obra de fondo atesora más de 300.000 libros.

Juanma se acababa de jubilar y deseaba tener más espacio para él, para saborear sus veranos de salitre en Rincón de la Victoria, para poder acariciar a su perro, tocar la guitarra y disfrutar de sus hijos; quería recuperar ese tiempo que le devoraba la librería que tanto amó. No era un librero que se limitaba a su negocio. Fue un impulsor decidido de la Feria del Libro, presidió la Federación Andaluza de Libreros y acudía a presentaciones para arropar a los autores.

Hace apenas un par de semanas estuvo en la última, en la de su gran amigo Antonio Soler, que estrenaba Sacramento. Al final de la intervención, se hizo una foto con el escritor. Ambos sonrieron. Es la última imagen que figura en su cuenta de Instagram. Me quedo con ese instante de felicidad, con su pelo canoso alborotado, las gafas de cerca de quita y pon, y su manera de hablar, siempre tranquila, sin alzar la voz, con respeto a los demás.

Esa voz de gran narrador que conoció y conversó con Gabriel García Márquez, que relataba cuentos a su hijo con la Bruja Piruja como protagonista, que se inventaba una versión muy particular de El Señor de los Anillos y que transmitía a los suyos que leyendo uno es más libre.

Recorro lentamente el escaparate de la librería, donde conviven las editoriales literarias, su devoción, como demostraba en el lugar preferente en la mesa de novedades. Hay álbumes ilustrados y carteles con frases de autoras como esta de Muriel Spark: “Quería ser escritora. Pero primero tenía que vivir”. Llegan clientes que ven el cartel de cerrado. Volverán, volveremos. Esta Nochebuena al mediodía o la Noche de Reyes, cuando viaje a Rayuela a comprar un último regalo, me acordaré de él. El librero que siempre tendrá un lugar en mi memoria de lector. Juanma el de los libros.