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Julio Llamazares: “Me gustaría que mi último libro fuera de poesía”

Julio Llamazares: “Me gustaría que mi último libro fuera de poesía”

Fotos: Daniel Mordzinski

Cada nuevo libro de Julio Llamazares es un acontecimiento. Sus lectores lo esperan con idéntica ilusión desde que publicara sus dos libros de poemas —La lentitud de los bueyes (1979) y Memoria de la nieve (1982)—; sus novelas más emblemáticas —Luna de lobos (1985), La lluvia amarilla (1988), o la última, Las lágrimas de San Lorenzo (2013)—, y toda su importante producción de libros de viajes —Tras-os Montes (1998), Cuaderno del Duero (1999); los dos tomos sobre las catedrales: Las rosas de piedra (2008) y Las rosas del sur (2018)…—. El autor leonés ha vuelto ahora con Primavera extremeña (Alfaguara), para contar un viaje singular y hacernos partícipes de sus vivencias. En marzo de este año, Julio Llamazares viajó con su familia a la Sierra de los Lagares, cerca de Trujillo, en Extremadura. El confinamiento les obligó a permanecer allí durante los tres meses que duró el decreto del Gobierno para intentar paliar los efectos destructivos de la pandemia originada por el coronavirus. Aquel lugar se convirtió en un regalo inesperado que les hizo la naturaleza: una primavera tan bella que al autor le ha servido para escribir este libro, que es “un canto a la vida, a la supervivencia, a la contemplación y el disfrute de la naturaleza”, como explica Llamazares en esta entrevista. Estos “Apuntes del natural”, junto a las acuarelas de su amigo Konrad Laudenbacher, hacen de este libro una suerte de emociones que solo la literatura y el arte consiguen crear. La entrevista ha sido mantenida vía email.

El  punto de partida de Primavera extremeña es el principio de la pandemia. El paraje idílico en el que tuvisteis que pasarla, ¿os salvó de las miserias que se sufrieron en Madrid, ciudad de la que partíais? Imagino que siempre llevarás en la cabeza nuevas historias para contar, pero en este caso, ¿estaba en tus planes escribir algo así, o el lugar te invitó a hacerlo?

"El Decameron de Boccaccio jamás habría existido de no haberse declarado la peste bubónica en la Florencia del siglo XIV"

—No, no estaba en mis planes escribir este libro y, de hecho, de no ser por la pandemia, nunca habría visto la luz. Pero la historia en general y la de la literatura en particular está llena de estas coincidencias. Por poner dos ejemplos de la mayor altura literaria: el Decameron de Boccaccio jamás habría existido de no haberse declarado la peste bubónica en la Florencia del siglo XIV, y posiblemente Cervantes no hubiera escrito el Quijote, o por lo menos no lo hubiera escrito igual, de no haber sido apresado por los turcos en Argel. Cuando yo me refugié en Extremadura estaba escribiendo una novela con la que continúo, pero en un momento dado y por las circunstancias que me rodeaban me vi de pronto escribiendo otro libro diferente, que era el que me pedía el cuerpo. Así surgió Primavera extremeña: por las circunstancias y por la casualidad.

La sensación al leer el libro es de felicidad. Transmite un placentero recogimiento, gracias a la constante descripción del paisaje auténtico  protagonista—: “el primitivismo  de las encinas, la paz de las dehesas…”, la luz, el colorido tan especial, las noches estrelladas, los animales en libertad… Todo invita a preparar una excursión para visitar esos parajes tan bellos.

—Es que el libro es un canto a la vida en medio de la muerte, es un libro sobre la primavera, no sobre el confinamiento de unas personas en una casa durante tres meses.

Tu literatura mantiene siempre alto el listón de armonía poética; aquí hay, además, referencias a la poesía lírica: Rilke (pág. 47), Eliot (pág. 50), Victoria Carande (pág. 119). Qué otros libros de poemas te acompañaron en ese viaje (o en otros). ¿Hay algún poeta recurrente en tus lecturas?

"Me acompañaron libros, pero también películas y sobre todo ese gran libro de la naturaleza que decía Rilke es el mejor de todos"

—Me acompañaron libros, pero también películas y sobre todo ese gran libro de la naturaleza que decía Rilke es el mejor de todos. Rilke se refería en concreto al libro del cielo estrellado en la noche, pero yo lo hago extensivo también al del día, y más en primavera cuando el paisaje y el cielo cambian prácticamente a cada hora. Y junto con el libro de la naturaleza el de las historias de las personas que viven en ella, que son los verdaderos personajes de este relato escrito casi en tiempo real. Lo comencé a mediados de abril y lo terminé dos meses después, al poco de regresar a Madrid.

Y hablando de poesía… ¿tienes nuevos poemas a la espera de publicarlos?

—Ojalá. Las musas me han abandonado. Aunque no desespero de que un día vuelvan. Me gustaría que mi último libro fuera de poesía. Me gustaría despedirme de la literatura como empecé.

—¿Cómo es tu relación con la poesía? Es evidente que muy distinta a la que mantienes con la novela, el artículo, etc., pero ¿podrías hablar de ello?

—Siempre que escribo lo hago de la misma forma, o por lo menos eso intento hacer. Pero para mí la poesía es el género por excelencia. Y el que poliniza los demás géneros literarios: sin poesía no hay literatura, la escritura es poética o no es.

Escribes en la página 58: “Mientras el mundo entero contenía el aliento ante los efectos devastadores de la epidemia, nosotros asistíamos a otra primavera diferente en la que, en lugar de la muerte, era la vida la que reinaba sobre la Tierra”. Esta lectura me recordó lo que Elsa le dice a Rick en Casablanca: “El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos”. Me parecen épicas las dos.

"En general, la épica de esta pandemia, aun siendo grave para la salud y para la economía de muchas personas, ha sido y es muy escasa"

—Sí, algo de épica hay en esas frases, aunque mi situación, tengo que reconocerlo, fue mucho menos heroica que la de los personajes de Casablanca. Al fin y al cabo, yo estaba recluido en un antiguo lagar en mitad del campo extremeño con todas las comodidades y nadie me amenazaba, salvo un virus que quedaba lejos. En general, la épica de esta pandemia, aun siendo grave para la salud y para la economía de muchas personas, ha sido y es muy escasa. Lo que ocurre es que estábamos poco acostumbrados a las contrariedades de verdad. Como decían los italianos al principio de su confinamiento, a nosotros solo nos han pedido que nos quedemos en casa o que no salgamos a partir de una hora. A nuestros padres y a nuestros abuelos los llevaron a la guerra, pasaron hambre… No es comparable con esto que vivimos, aun siendo una contrariedad, sin duda.

Foto: Daniel Mordzinski

¿Cómo son los antiguos lagares de vino extremeños? ¿Se parecen a los del norte? ¿Hay alguno en funcionamiento?

—Los de la Sierra de los Lagares, en la zona de Trujillo, son ya casi todos casas de vacaciones. O casas de alquiler rural, como en el que yo estuve.

Primavera extremeña puede ser un libro de viaje, un diario, una bucólica invitación a la vida simple, a la alabanza de aldea… pero tiene un subtítulo que es muy acorde con su espíritu, “Apuntes del natural”, y las acuarelas de Konrad Laudenbacher son el complemento perfecto para vivir este libro en toda su plenitud. Comenta algo de ellas.

"Primavera extremeña es un canto a la vida, a la supervivencia, a la contemplación y el disfrute de la naturaleza y de las estaciones, que siguen siempre su curso"

—En absoluto es una alabanza de aldea ni una invitación a “la vida simple”, que no hay tal. Primavera extremeña es un canto a la vida, a la supervivencia, a la contemplación y el disfrute de la naturaleza y de las estaciones, que siguen siempre su curso, manifestándose, incluso en los peores momentos. Primo Levi habló de ello en Si esto es un hombre: incluso al campo de concentración nazi de Auschwitz, donde estuvo preso, llegaban las estaciones, porque la vida no se detiene. Lo de “apuntes del natural” es una descripción del libro, que tanto en su origen como en su concepción debe mucho a las acuarelas de Konrad que lo acompañan. Una acuarela de Konrad, que me regalaron por mi cumpleaños en aquellos días, fue, de hecho, la chispa que alumbró el libro. El lector lo notará en seguida.

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