Kronprinz, creador de figuras de plomo, lanza una serie relacionada por la película El hombre tranquilo y las novelas policiales de Agatha Christie. En este artículo nos cuentan cómo ha sido el proceso de creación de esta colección.
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La historia es una disciplina que debe, o debería ser, rigurosa. No se puede ceder al mito ni representar acontecimientos de manera fantasiosa. Las miniaturas militares, los clásicos soldaditos de plomo, han pasado de ser juguetes que se deterioran con el uso a convertirse en piezas de colección a las que se exige realismo y fidelidad a los sujetos representados. En cuanto a los hechos históricos, siempre, y es natural, existirá un sesgo dependiendo del país e incluso de las tendencias del fabricante. Es algo inevitable.
No es la primera vez que modelamos basándonos en el mundo del cine, pues ya incluimos en nuestro catálogo un par de figuras inspiradas en Lo que el viento se llevó, un coronel Dax de Senderos de gloria, y gran cantidad de soldados de la caballería de John Ford, John Wayne incluido. Pero ahora le hemos dedicado una serie en exclusiva dentro de nuestro catálogo. Honestamente, tampoco somos los primeros, pero sí esperamos ser los mejores y ofrecer al público la posibilidad de recrear escenas completas de las mejores novelas y películas.
En estas primeras diez figuras de la serie “Cine, teatro y televisión” ofrecemos dos grupos diferentes, uno de ellos dedicado a la primera escena de la película El hombre tranquilo, de John Ford: la llegada de Sean Thornton a la estación de Castletown. Son cinco figuras entre las que destacan la de Wayne-Thornton y la de Barry Fitzgerald como Michaleen Oge Flynn.
Además, el jefe de estación, un maquinista y la señora con el don de la ubicuidad que aparece a lo largo de toda la película.
El otro grupo de cinco figuras está consagrado a uno de los personajes más famosos creados por Agatha Christie, el detective Hercules Poirot. Nos hemos inspirado libremente en los personajes de la serie inglesa Agatha Christie’s Poirot. En esta ocasión es una selección de los personajes principales que aparecen, si no en todas, en casi todas las historias del detective belga. Hercules Poirot, el capitán Arthur Hastings, la señorita Miss Felicity Lemon, y el inspector Japp, además de un típico sargento de la policía inglesa.
El trabajo no es fácil. Un soldado de no importa qué época puede tener cualquier cara, siempre que se adapte a los cánones de época, raza y modas. Pueden ser más o menos altos, más robustos o más estilizados, pero no dejan de ser soldados anónimos a los que reconocemos por su uniforme y sus armas. Aquí nos encontramos con el reto de conseguir reproducir en una figurita de 6 cm los rasgos, la pose característica y la contextura física de un personaje específico, problema que también se nos presenta con los personajes históricos. Además, hay un detalle que suele pasarnos inadvertido pero que resulta sumamente importante, que es el corte de la ropa. Un ejemplo: el pantalón. Desde principios del XIX se generalizó su uso en detrimento de los calzones, que sólo llegaban a unos centímetros por debajo de la rodilla. Pueden parecer la misma prenda en sus casi dos siglos de existencia; pero el corte, la caída, la altura del talle y los tejidos pueden definir exactamente la década en los que fueron usados. Las chaquetas, camisas, abrigos y gabardinas, gorras y sombreros y el calzado tienen la misma importancia. Puedes retratar al personaje a la perfección en cuanto a su cara y físico, pero si te equivocas en el vestuario, el trabajo está arruinado.
Supongo que por deformación profesional estamos habituados a interpretar estos detalles en los uniformes militares, y precisamente por eso el vestuario civil nos representa un reto. Si recreas una escena con cinco soldados en el mismo teatro de operaciones, y del mismo bando y unidad, el corte de las prendas es el mismo en todos ellos, lo lleven bien o mal abotonado, más o menos roto, etc. Pero si juntas a cinco caballeros del periodo de entreguerras, cada chaqueta tendrá un corte diferente, cada sombrero será distinto y cada uno de ellos tendrá una edad diferente y probablemente alejada de las de los demás. Es la vida cotidiana, alejada de la uniformidad del mundo militar.
La mayoría de los aficionados de este mundillo hemos llegado a él a través de nuestras lecturas y del cine, deseando tener en nuestra colección a los defensores del Álamo, a los hermanos Geste, a los tres mosqueteros o a Errol Flynn interpretando Robin Hood, pero no toda la literatura o el cine pertenecen al género bélico, y existe una multitud de personajes y escenas que forman parte de nuestros recuerdos. Por eso lanzamos esta nueva colección entre nuestras series con olor a pólvora y acero, lo que no impedirá que en ella se cuelen, como polizones, algún que otro pistolero o aventurero, con o sin uniforme.
Confiamos en que los amigos disfruten de esta nueva serie, tanto como nosotros hemos disfrutado creándola.
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