En la Política, Aristóteles escribió un deseo: ¿qué pasaría si cada instrumento pudiera cumplir por sí mismo su función, anticiparse a las instrucciones humanas? ¿Qué si los molinos molieran solos y las lanzaderas tejieran sin nuestra intervención? La respuesta, en aquel remoto siglo IV a. C., fue clara: «Los constructores no necesitarían ayudantes ni los amos esclavos». Las reivindicaciones sobre el tiempo libre y el postcapitalismo tienen su simiente ya aquí, y precisamente es este guante el que recoge Maurizio Ferraris en Documanidad. Filosofía del mundo nuevo (Alianza, 2023), donde repiensa el camino hacia la automatización total en la que la máquina viene a sustituirnos en el trabajo.
Las personas siempre han externalizado su memoria, han sido conocedoras de su finitud y sus limitaciones cognitivas, así sucedió con las paredes o huesos que, esculpidos, albergaban las fases lunares, e igual ocurre con la web, la inteligencia artificial, la nube y demás tecnologías. Si bien esto es cierto, también lo es que en el estadio analógico el registro no quedaba garantizado (las palabras se las lleva el viento, ¿no?) y en caso de darse, era anterior al mensaje; al contrario, el mundo digital guarda una huella de cada actividad que realizamos, el registro antecede a la comunicación. Así, el ensayo se abre a una reflexión en torno a la moral: ¿señores o siervos de la máquina? Si hay servidumbre, únicamente puede ser voluntaria, una huida hacia adelante mientras se echan balones fuera. Existe una tendencia a pensar en la tecnología como un ente que va a dominarnos a todos, como la famosa Skynet, pero ya hemos visto que pensar la máquina implica pensarla con el humano, pues a falta de este, solo sería un trasto inútil. Debemos rechazar mantras como el de la gobernanza algorítmica, ya que supone atribuirle a tal gobernanza las intenciones pese a que ni la técnica ni las abstracciones nos someten: ¿alguien afirmaría, se pregunta Ferraris, que la intención de asesinar a César reposaba en los puñales que acabaron con su vida? Excusas y más excusas.
No hay lugar en estas casi 500 páginas para el espanto ni para el estremecimiento ante aquella pregunta que popularizó Mark Fisher: ¿no hay alternativa? Documanidad. Filosofía del mundo nuevo es un libro propositivo, que pone a trabajar las diferentes ramas de la filosofía para comprender nuestra realidad en cada una de sus esquinas (científica, artística, laboral u ontológica son solo algunas de ellas), que conoce y emplea la tradición pero posee la virtud del ejemplo clarificador, tanto para el lego como para el experto, que dice que sí, que la nueva humanidad aún tiene valor. Maurizio Ferraris ha reivindicado en estas páginas la vida humana, su capacidad de recrearse, de surtir de contenido a los algoritmos y de consumir ideas y productos, de ser la clave de bóveda sin la cual el edificio de la máquina se vendría abajo. Nuestro desarrollo ha corrido siempre al alimón de la tecnología, y solamente necesitamos una pedagogía a la altura de los tiempos, que provea de orientación ante las novedades que se avecinan. La automatización nos invita al tiempo libre, y si antaño solo unos pocos se cuestionaban qué hacer con él (Sócrates, Keynes…), en este mundo nuevo, más pronto o más tarde, la pregunta será extensible a cada persona. Ese tiempo libre se presenta como una oportunidad para el progreso y la web como una promesa de emancipación. ¿Seremos capaces de cumplirla?
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Autor: Maurizio Ferraris. Título: Documanidad. Filosofía del mundo nuevo. Traducción: Francisco José Martín Cabrero. Editorial: Alianza. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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