MESA DE ENTRADA: LA BAILARINA TOBILLUDA, LA MUESTRA DE MACCI Y UN MONTÓN DE INSULTOS
Hoy tenemos entrada en homenaje a los 400 años de la muerte (o «paso a la inmortalidad», que suena tanto más lindo, ¿no?) de Shakespeare y Cervantes y un poquito de arte. O eso que está en el MALBA exhibido.
Sábado a la tarde, lluvia que -después de dos semanas- nos dio un respiro y el encuentro con tres amigas, todas de Letras, para pasar una divertida tarde entre arte y risas. De este especial grupito, con una fuimos compañeras, otra fue mi profe de Historia del Arte y la cuarta fue compañera de cursada de mi profe y ahora es compañera de trabajo de mi compañera de cursada. Claro como el agua, ¿no? Me imaginé.
El punto de encuentro fueron las escalinatas de entrada al museo, donde está desde hace unas semanas ‘Seated Ballerina’, de Jeff Koons, y que será trasladada a fin de año a la torre que Constantini está edificando en Miami. La obra, que pertenece a la última colección del artista (‘Antiquity’) impacta, en principio, por su tamaño (210.82 x 197.21 x 106.68 cm). Pero el brillo rabioso de toda la pieza también ayuda a hacerla fácilmente visible. Y muy visible. Desconozco los aspectos técnicos que hacen que la magia se produzca y que este buen señor se inspire en una pieza pequeña de porcelana y termine creando una bailarina enorme y muy muy brillante de acero inoxidable, pero realmente se le nota la reminiscencia de muñeca antigua (salvando las distancias entre el mamotreto este y la figurita de porcelana). En lo personal, todo en esta ‘Bailarina sentada’ me parece burdo, grotesco, enorme, un despropósito. Y leo y leo y leo que el autor se inspira en objetos cotidianos para buscar la belleza y llevarla a los objetos que crea, y no. No me gusta. Me parece una bailarina demasiado tobilluda, con unos colores infames (sí, posiblemente similares a los de ciertas figuritas de porcelana que me parecen igual de horriplitudos que los de esta bailarina, pero a los que entiendo más por su momento de aparición o porque estoy más habituada a ellos). Tampoco mi imagen reflejada en el tutu (soy bajita, con suerte le llego al tutu) me invita a reflexionar sobre mi existencia y mi aceptación personal. No hay caso. La miré de todos lados y no hay forma humana que esta ‘Bailarina sentada’ me parezca siquiera linda. Cosa que sí me parecen otras de las obras de Koons (¡sus perritos de globo me parecen divertidísimos!) Dejo un link del museo por si quieren ver cómo se montó la ‘Bailarina sentada’ en la Explanada.
Pero bueno, nos reímos de la bailarina, hicimos unos cuantos comentarios, nos sacamos las correspondientes selfies con ella y entramos al museo a ver qué más podíamos ver. Y -después del piso de la muestra permanente- nos aventuramos al piso de la muestra temporal de Jorge Macci, que se publicitaba como la primera exposición antológica en nuestro país. La muestra incluye videos, pinturas, instalaciones, esculturas y obras sobre papel que fueron realizadas entre 1990 y la actualidad. Lo que nunca te dicen es que esas «obras de arte» incluyen, por ejemplo, una valla en mitad de la circulación de la sala que viene con una señora de seguridad malhumorada porque todo el mundo (OBVIO) se lleva puesta «la obra» en su intento de seguir caminando. La muestra incluye verdaderas piezas que desafían las más variadas y amplias definiciones de arte:
-unos hermosos pentagramas en blanco clavados a la pared con clavitos,
-una habitación con una bola de espejos que en vez de dejar marcas de luz en las paredes deja marcas de balazos,
-un reloj semiproyectado en el techo (y otro, en otra sala, en un rincón del suelo),
-un montón de hojas lisas pegadas a la pared donde, por debajo de ellas, se advierte que se dibujaron las líneas en la pared,
-un ventilador que hace mella en las paredes que roza,
-un pentagrama colgado en las alturas, atravesado por cables de acero,
-collages lineales hechos con recortes de noticias policiales,
-pesos y sogas dispuestos simétrica y armoniosamente en la pared blanca,
-cuartos oscuros musicalizados con sonido de gotas cayendo…
Por lejos, lo mejor mejor de la tarde museística fue ver nuestras caras ante una mesa en blanco y negro dispuesta con plato, cuchillo y tenedor y tres papas en un plato y tres papas de plástico iguales en el otro plato. Todo prolijamente pegado a la mesa para que nadie se lo llevara. ¿Quién, en su sano juicio, va a querer llevarse tres papas de plástico? Da igual el autor, ¿para qué te vas a querer llevar papas a tu casa? ¿Las vas a vender en el mercado negro del arte? ¿Tres papas que podrías haber comprado en la verdulería de casa?
No sé. Yo trato de mantener la mente abierta y mirar con ojos curiosos, pero hay cosas que me hacen preguntarme qué estoy mirando yo que no logro entender, o qué ve el resto que yo no logro ver.
Pero pasemos a otro tema más amigable, semana de aniversario en el colegio.
Los 400
En el cole celebramos todos los años la semana de ‘Shakespeare & Cervantes’ (bueno, en realidad son dos días, pero queda mucho mejor decir que es una semana). En esos dos días, lo más divertido es el concurso de insultos «a la manera de Shakespeare». No es un evento que nos tomemos a la ligera, y por eso se empieza a organizar semanas antes, con los chicos aprendiendo en clase cómo insultar mientras estudian las obras del Bardo. Después, dedican tiempo a practicar insultando a diferentes personalidades del mundo de la política, el deporte y la literatura. Y después sí, llegado el gran día, en las escaleras de entrada del edificio se lleva a cabo el concurso propiamente dicho. Empieza con todos los alumnos anotados (juramos que son voluntarios y que los profes no dan «créditos extras» por participar) insultando a imágenes que las bibliotecarias les preparamos. Este año tocó insultar a Donald Trump, Justin Bieber (figurita de todos los años, porque amamos odiarlo), los hermanos Vicario, Brutus, Macbeth, el Duque y el Delfín de ‘Huckleberry Finn’, Tom de ‘El Gran Gatsby’ y Loman de ‘Muerte de un viajante’. Sí, las bibliotecarias somos unas nerds y tenemos un humor muy particular.
Después de esta primera ronda insultante, quedan ocho alumnos que se forman en parejas, que se insultan shakespeareanamente (¿existe la palabra, o le pedimos a la RAE que la acepte?) y por aplauso popular se van eligiendo los mejores insultadores. Hoy, mientras un sol espléndido calentaba un mediodía bastante invernal, se anotaron cuatro parejas de alumnos, para el momento de «la gran final» terminaron los concursantes insultándose como si se les fuera la vida en ganar, y lo acompañaron también con cruce de espadas de cartón. Tan buenos y amenos resultaron que, por aplausos y vivamiento general, tuvimos -por primera vez- un empate. Y allá se fueron los ganadores, con sus nuevos buzos con la imagen de Shakespeare dibujada. Y convertidos en los mejores insultadores de toda la secundaria.
Pero ahí no terminan los festejos. No. 400 años no es una fecha que merezca tan poco festejo, así que el departamento de Castellano preparó un inmenso crucigrama cervantesco y fueron dando las pistas para completarlo por Twitter (usaron el hashtag #cervantes2016, por si quieren verlas). Y es increíble ver cómo los chicos se van sumando a completarlo, revisando teléfonos inteligentes y compus cerca del crucigrama, trabajando juntos, buscando respuestas, enganchados a algo que hace dos semanas les parecía aburridísimo.
Pero esto no es todo: siguen los festejos, y como no podía ser de otra manera, ¡es en la biblio! Y como nos encanta premiar el saber de los chicos con comida, esta vez nuestro concurso tiene bombones de chocolate como premio. ¡Sí! ¡Los motivamos a que participen con chocolate! ¡Y funciona! ¡Cada vez! ¡Amo a los adolescentes!
Esta vez armamos un quiz de preguntas sobre Guillermito y Miguel. Primero, tienen que reconocer a través de cinco imágenes las obras de Shakespeare y escribir el nombre. Después, enumerar los personajes quijotescos que aparecen en la sexta imagen, y explicarnos brevemente (tampoco les dimos espacio para que se explayen) por qué el Quijote es fundamental para la literatura. Por ahora tenemos más de veinte respuestas, lo que no está tan mal, teniendo en cuenta que los estamos haciendo pensar y escribir para participar de los chocolates.
¡Después les cuento quién ganó!
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