La editorial Laetoli vuelve a la carga añadiendo en su colección ¡Vaya timo! un título más: La Biblia ¡vaya timo!. Se incrementa así la ya larga lista de obras que denuncian diferentes formas de pseudociencia, religión u otras creencias irracionales que aún perduran en la actualidad. El libro en cuestión se suma a los que dentro de esta colección pueden considerarse una subsección dedicada a la crítica racionalista y escéptica de la religión, junto a otros ya publicados como La religión ¡vaya timo! (Gonzalo Puente Ojea), Jesucristo ¡vaya timo! (Gabriel Andrade), El Islam ¡vaya timo! (Gabriel Andrade), El budismo ¡vaya timo! (Miguel Ángel Álvarez) o El cristianismo ¡vaya timo! (Andrés Carmona, ahora mismo en imprenta). El autor del texto es Gabriel Andrade, colaborador habitual de la colección con títulos como los ya mencionados u otros como La teología ¡vaya timo! o la edición de la obra colectiva Elogio del cientificismo en torno a este concepto de Mario Bunge.
El libro cumple plenamente los requisitos de la colección y ofrece en su interior lo que expresa su título. Aunando el rigor con una redacción amena, argumenta por qué la Biblia puede considerarse un timo a la inteligencia y al pensamiento crítico. Resulta una excelente obra de divulgación que hace un repaso completo de la Biblia y, por extensión, de las llamadas religiones del Libro, especialmente del judaísmo y, sobre todo, de los cristianismos (católico, ortodoxo, protestantes…).
Gabriel Andrade hace una “Introducción” en la que expone los aspectos más importantes para acercarse críticamente a la lectura de la Biblia en lo referente a los textos que la componen, sus autores, fechas y contextos de su redacción, señalando lo que de cierto o probable pueda haber al respecto y los mitos y falsedades que lo rodean. También explicita el punto de vista naturalista con el que va a abordar su cometido y argumentando su conveniencia. Después divide la obra en dos partes que se corresponden con la división de la Biblia cristiana en Antiguo y Nuevo Testamento. En cada una de ellas analiza todos y cada uno de los libros que los componen (incluyendo deuterocanónicos), desde esa perspectiva naturalista, anclada en el pensamiento crítico, las aportaciones de las ciencias al respecto, y también desde un horizonte moral que le permite denunciar las graves perversiones morales que contienen los textos bíblicos.
A través de la lectura del libro podemos conocer aspectos muy importantes con respecto a los textos que componen la Biblia, por ejemplo, la distancia que media entre los supuestos autores y cuándo y quiénes los redactaron realmente, con qué intencionalidad y por qué el recurso a esa falsa atribución de su autoría. En buena parte relacionado con lo anterior, el porqué de las incontables contradicciones entre los textos. O las no menos contradicciones entre lo que expone la Biblia y lo que las ciencias nos dicen de la realidad. También las terribles atrocidades morales que aparecen en sus páginas y que son bendecidas por las religiones del Libro (como la disposición de sacrificar al propio hijo por escuchar voces que así lo ordenan, en el caso de Abraham).
Gabriel Andrade también advierte que todo lo anterior no afecta solamente a la interpretación literalista o fundamentalista de la Biblia (habitual en parte de los cristianismos protestantes) sino también a las interpretaciones más metafóricas o alegóricas de los textos. Estas, propias de las teologías más progresistas, procuran restar importancia a las partes más horrendas y contradictorias de los textos, para buscar un supuesto mensaje divino subyacente en ellas y moralmente aceptable. Sin embargo, tanto unas como otras (fundamentalistas o progresistas) incurren en el mismo error de fondo: aceptar que hay una revelación divina (ya sea literal o metafórica). El problema de las progresistas es su arbitrariedad: asumen buena parte de la crítica histórico-científica de los textos bíblicos para desembarazarse de sus partes más terribles (genocidios, infanticidios y otras monstruosidades ordenadas por Dios mismo) pero hacen un corte arbitrario. Rechazan la literalidad de ciertos pasajes bíblicos (la creación en seis días literales, por ejemplo) pero no la de otros (los milagros de Jesús de Nazaret o su propia resurrección, por ejemplo, o la existencia de Dios en sí misma). El hecho es que si llevaran el pensamiento crítico que aplican a ciertos textos a todos los aspectos sobrenaturales e irracionales que aparecen en la Biblia, y no solo a unos cuantos, acabarían comulgando con el naturalismo que utiliza Andrade de un modo mucho más coherente que ellos.
El libro es completo y abarca todos los textos bíblicos y sus pasajes más significativos. Sin embargo, a veces se ve obligado a hacerlo sin la profundidad que un examen más riguroso requeriría. Obligación derivada de la imposibilidad de recorrer suficientemente toda la Biblia sin que resulte una obra en decenas de volúmenes. Por tanto, su objetivo lo cumple a la perfección, resultando una obra divulgativa y una excelente introducción al conocimiento y el análisis crítico de la Biblia. Quien quiera profundizar después tiene a su disposición otras muy buenas opciones, algunas de ellas del propio Andrade, en la colección ¡Vaya timo! y en otras obras tanto especializadas como divulgativas (Andrade señala algunas de ellas al final del libro).
Una lectura recomendable y amena especialmente indicada como introducción para quienes alguna vez hayan pensado en leer directamente la Biblia con honestidad y sentido crítico.
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Autor: Gabriel Andrade. Título: La Biblia ¡vaya timo! Editorial: Laetoli. Venta: Amazon
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