Inicio > Actualidad > #Mibiblioteca > La biblioteca de Pere Estupinyà

La biblioteca de Pere Estupinyà

La biblioteca de Pere Estupinyà

Conocí a Pere hace algunos años en mi antiguo estudio, a través de Edu Galán y Darío Adanti.

Estaba realizando un shooting con Darío y Edu cuando vinieron varios amigos y se montó una tertulia bastante divertida. Entre ellos estaba Pere. Al tiempo volvimos a coincidir en una entrevista para esta casa y en algún sarao cultureta.

Pere es de esas personas que mola tener cerca: muy divertido, siempre dispuesto a echar una mano, con una gran capacidad de sintetizar sus conocimientos y explicarte dudas o reflexiones con un lenguaje fino, sencillo y para todo el mundo. Siempre esta deseando aprender y nunca mira por encima del hombro a alguien que le pregunta, no es pedante. Mantiene esa pasión por su trabajo que lo hace feliz y es capaz de trasmitirla, una pasión por la ciencia y su divulgación de la que muchos llevamos disfrutando años.

Para saber más sobre Pere:

Pere Estupinyà es un químico y bioquímico que cuando estaba haciendo el doctorado en genética vio el programa Redes en TVE, le maravilló, escribió a Eduard Punset ofreciéndose a colaborar, éste le aceptó como su pupilo, terminó dejando el doctorado y trabajando cuatro años con él —Punsetet le llamaban sus colegas—. Después ganó una beca para pasar un año en el MIT (Boston) accediendo a los científicos y laboratorios más punteros del mundo, de allí nació un exitoso blog en El País, su primer libro, El ladrón de cerebros, escrito en Washington gracias al buen sueldo que ganaba trabajando part time en el NIH, luego se descarrió un poco y se fue a Nueva York a investigar toda la ciencia que había en el mundo de la sexualidad (ya; qué listo el chico…) hasta escribir S=EX2: La ciencia del sexo (él, como buen friki, pensó que S=EX2 era un título buenísimo por la analogía con E=mc2 de Einstein, pero en la edición actualizada y resumida —el original era un tocho de 460 páginas— que publicó en 2023 su editor le dijo “lo de S=EX2 lo quitamos, ¿verdad?”). Total, que después de ocho años en Boston, Washington, NY y dando vueltas por casi toda América Latina, regresó a España y se las ingenió para presentar un proyecto a RTVE, El cazador de cerebros, ¡y convertirse en el heredero de Punset! 8 temporadas lleva ya el tío, con 11 premios ganados. Además, de lo que más le divierte a nivel profesional es hablar de ciencia en el A vivir los domingos por la mañana con Javier del Pino, Javier Sampedro, y científicos/as que nos cuentan cosas interesantes. “Es como ir a misa”, dice el que no cree en nada que viole las leyes de la naturaleza. Ha escrito más libros y realizado más trabajos, incluso se sube a los escenarios como actor en una obra llamada Ménage à trois, y le encanta la adrenalina de embarcarse en proyectos nuevos con gente de perfiles diferentes al suyo. ¡Así que si tenéis ideas, escribidle!

Nos recomienda este libro a los lectores de Zenda:

Me duele reconocer que el libro de ciencia que más he disfrutado, y que os recomiendo, no esté escrito por un científico, ni siquiera por un periodista o divulgador científico, sino por un escritor especializado en libros de viajes. Pero es que es una absoluta maravilla; una especie de viaje por la historia de la ciencia, narrado de una manera mucho más amena y cautivadora que cualquier otro libro de la misma temática que yo haya podido leer. Y quizá por esto tuvo un profundo impacto en mi carrera como divulgador científico. No sé si Una breve historia de casi todo es el más riguroso, posiblemente no, y seguro que Bill Bryson se permite alguna licencia que un investigador no osaría utilizar —ni yo mismo—, pero consigue atrapar al lector no especializado de una manera que ya me gustaría a mí lograr. De hecho, para mí se convirtió en un libro tan especial no solo porque me gustó, sino porque me inspiró en mi manera de contar ciencia; en darle protagonismo a la historia, a las anécdotas, a detalles de los personajes que pueden parecer superfluos para la parte científica, pero que logran hacer que el lector llegue a tragarse ese contenido científico casi sin darse cuenta. Yo en ocasiones digo que la divulgación científica es como un bistec con patatas. Si vas a un restaurante y pides un bistec te lo traen rodeado de guarnición, y cuanto más bonita y sabrosa sea esa guarnición más a gusto te comerás el bistec. De hecho, lo más probable es que empecemos por comer una patata, no el bistec. Con la divulgación pasa igual; la ciencia es el bistec. Tiene que ser de buena calidad, pero si te sacan un plato con solo el bistec te quejarás. La guarnición y otros detalles de la presentación marcan la diferencia. Los científicos saben mucho de ciencia, pero quizá esta parte es la más sencilla, como lo es cocinar un buen bistec si tienes las herramientas adecuadas. Bill Bryson sabe mucho de guarnición, y el resultado es espectacular.

Nos habla sobre sus nuevos proyectos:

Decidí ser freelance y trabajar solo para mí cuando vivía en EEUU, imagino que influenciado por la cultura que me rodeaba. Si me hubiera quedado en Tortosa, donde nací, no creo ni que me lo hubiera planteado. La mayoría somos mucho más influenciables por el entorno de lo que nos gusta creer. El hecho es que cuando decides ser freelance, especialmente en un país más agresivo, como EEUU, cuando te va bien te va muy bien, y a ratos te suben los cataplines al cuello cuando se empiezan a caer fuentes de ingresos. Entonces te acostumbras a buscarte la vida, a buscar oportunidades, a trabajar rápido y bien, y a ser estratégico con tu propio tiempo. Creo que de lo que más me enorgullezco es del hecho de haber vivido —y bien— por más de 20 años dedicándome solo a la divulgación científica, y además, sin sacrificar mis principios sobre lo que debe ser transmitir conocimiento a la sociedad. De hecho, en la introducción del A vivir la ciencia explico mi método DRUI para decidir si acepto alguna propuesta laboral o no. DRUI es Divertido, Rentable, Útil e Interesante; los 4 factores que contemplo. Y la clave es que si hay un poquito de cada suele ser una mediocridad que no merece la pena, y sólo me centro en los que tengan algún factor destacadísimo, o al menos dos altos. Por eso no logro ponerme en serio con las redes sociales. ¿Qué quiero decir con esta divagación? Que no tengo una estrategia a largo plazo. Me gusta ser una especie de free rider que puede decidir —de momento— hacer un poco lo que le da la gana. Por eso en momentos que me han llegado más propuestas de las que por tiempo podía asumir no he sucumbido a la tentación de crear una estructura empresarial a mi alrededor. Demasiadas obligaciones y constricciones. Mi situación laboral futura, si de mí dependiera, sería mantener indefinidamente tanto El cazador de cerebros en La 2 de TVE como las tertulias científicas del A vivir en la Cadena SER, escribir algún libro cada cierto tiempo, y en el tiempo restante embarcarme en proyectos que puedan ser Divertidos (ej. saraos literarios o científicos), Rentables (conferencias), Útiles socialmente (proyectos educativos) o Interesantes (cualquier cosa donde el contenido científico es muy potente y novedoso). ¡Si tenéis algo que encaje, soy todo oídos!

5/5 (4 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios