Teniéndonos a nosotros ya nadie necesita enemigos. Lo dice uno de los personajes de Mia Couto en La confesión de la leona, su última novela recién llegada a España, y es el pilar de una historia que reblandece todas las convicciones sobre nuestra propia seguridad. El escritor mozambiqueño nacido en 1955 dibuja esta vez una historia cruda de vida o muerte, de lucha porque si tú no matas tú serás el próximo y de una belleza arrasadora, musical, en torno a un poblado perdido en el que los leones, a falta de piezas menores, atacan sobre todo a las mujeres. No es una historia de cazadores y cazados, o no solo, sino sobre todo, de caza interior.
Lejos del humor que destiló en El último vuelo del flamenco (Alfaguara, 2002) y más cerca de Jerusalén (Alfaguara, 2012), un Mia Couto más grave pero seguramente más sabio y omnicomprensivo ha arrojado en el tablero unos leones en torno a un poblado de atraso, machismo y caciques donde las señoras son las víctimas por ser las que antes se levantan. Y ha puesto en marcha un juego en el que el hombre puede ser el animal y, el animal, el hombre. Couto fusiona responsabilidades y humaniza la naturaleza hasta dar la vuelta a todo y confundirnos. Un malabarismo fantástico.
Con un tono rítmico y fácil, despliega la paleta de colores del relato de aventuras sin abusar, porque lo que más le funciona son esas píldoras de verdad en dosis desperdigadas que cortan y ordenan la respiración a la vez: “Una bala mata en dos direcciones: al que mata y al que dispara”; “de tanto tratarte como a un bicho te has creído un animal”; “cazar no es matar”; “la escritura me daba miedo, me daba miedo ser otra y no caber en mí”; “en la caza trabaja más la presa que el predador”; “soy como las leonas, he perdido el miedo a los hombres”; “cuantas más certezas nos robaba la guerra más carecíamos de un pasado hecho de orden y obediencia” o “la vida es la espera de lo que puede ser vivido”.
Couto ha dado un sentido universal a la literatura de aldea, ha dado forma al pálpito más profundo de una africanidad tan ancestral como actual y, sobre todo, nos ha dejado sin palabras ante una temática de despedazamiento, de violaciones y muertes, de mujeres abandonadas o encerradas que sin embargo se digiere bien. Sin restos de sangre ni traumas. Porque hay delicadeza en su prosa, hay sensibilidad en su mirada y hay humanidad en sus personajes, tan mozambiqueños como habitantes de nuestra propia aldea interior.
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Título: La confesión de la leona. Autor: Mia Couto. Editorial: Alfaguara, 2016. Edición: Papel y kindle
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