A menudo, los seres humanos nos comportamos como gambas con sobredosis de Prozac. Sentimos el alivio que produce la ausencia u olvido de nuestros males diarios gracias al efecto de una droga ilusoria, y nos da por desenvolvernos en lugares ridículos o peligrosos; o bien los ridículos seamos nosotros en esas circunstancias y peligrosos los lugares que frecuentamos bajo el influjo del brebaje químico, pero sin haberlo tomado, solo gustosos del subidón altivo de nuestros mejores días. Es entonces cuando más nos parecemos a gambas serotonínicas, esas que se adentran en las zonas más luminosas con un exceso de confianza que las hace caer sin remedio presas de los peces que esperan ansiosos que siga el festín que les ha facilitado la sobredosis. Incautas ellas, incautos todos. Nadie está a salvo.
Tampoco lo están los protagonistas de Los perdonados, la novela con la que el escritor extraterritorial Lawrence Osborne (Londres, 1958) ha tratado de contar cómo se reescriben las líneas de la mano común de David y Jo Henniger, una pareja británica sumida en una crisis matrimonial que en otras circunstancias hubiera seguido “avanzando cansinamente hacia el futuro de insatisfacción que les estaba predestinado”. Lo ocurrido, un accidente de coche en Marruecos con vulgar atropello y víctima mortal, mientras se dirigían a una fiesta donde mostrar los excesos del Primer Mundo en el Tercero, desbaratará el piloto automático emocional en el que andaba inmerso el matrimonio desde hacía ya más de una década. Ello da lugar a un relato que sigue fielmente los mandamientos de Ernest Hemingway cuando hablaba de narraciones iceberg —aquellas que sólo muestran una octava parte del entramado global de la historia—, entronca con la elegancia de Graham Greene, resigue la causticidad de Raymond Chandler —Osborne ha sido el encargado oficial de revivir al detective Philip Marlowe en Solo para soñar (Navona, 2018)— y reinventa la oscura osadía de Patricia Highsmith.
El estilo de Osborne es seco y delicado como un buen azote. Así lo son también sus libros anteriores, aunque en esta ocasión la novela está más cercana a Cazadores en la noche (2019) que a la prosa de viajes de El turista desnudo (2017) o Bangkok (2018), todas ellas también publicadas por Gatopardo. Pero hay en Los perdonados un trabajo atmosférico que va más allá de lo ambiental: el desierto también puede ser emocional, y las tormentas de arena pueden enterrar hasta los corazones más voluntariosos. Tal vez sea en el fondo un libro de viajes, pero de viajes al abismo de la desolación personal, que acontece cuando se ha perdido la fe en uno mismo y no existe tabla de salvación alguna alrededor. Solo queda mirar a lo lejos, afinar la vista y descubrir un letrero en el que tal vez rece una frase en la que se atisba la esperanza: “Hasta en el fondo del corazón más seco y helado quedan dos o tres gotas de amor, suficientes para alimentar a los pájaros”. Borrada queda su autoría y su fuente (Henry Miller, Trópico de Cáncer). Aunque tal vez se trate simplemente de un nefasto espejismo.
En un cruce entre la negrura de John Banville y la sensibilidad de Paul Bowles, Los perdonados nos habla de la soberbia del hombre contemporáneo al contemplar lo que imagina que el mundo le debe por su mera existencia. Del castigo que supone persistir en esa osadía sin fuste y del deshonor constante en el que incurren quienes insisten en erigirse abanderados despóticos de la vanidad occidental. En la parte de atrás de aquel letrero bien pudiera leerse una llamada a la humildad, al tiempo que un aviso para navegantes o para gambas serotonínicas, en forma de proverbio árabe: “Abre tu puerta a un día bueno y prepárate para un día malo”. Por cierto, si la pandemia lo permite, se prevé adaptación cinematográfica dirigida por John Michael McDonagh, con Ralph Fiennes, Rebecca Hall y Mark Strong como protagonistas. Nota bene: que nadie espere una segunda parte de El cielo protector.
—————————————
Autor: Lawrence Osborne. Traductora: Magdalena Palmer. Título: Los perdonados. Editorial: Gatopardo. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
-
Vargas Llosa, campeón del “Boom”
/abril 15, 2025/Cuando Mario Vargas Llosa obtuvo en 1963 el premio “Biblioteca Breve” de la editorial más prestigiosa del momento, Seix Barral, era un joven peruano casi desconocido. Solo había publicado un libro de relatos en 1959, Los jefes, que mereció un galardón prestigioso pero minoritario, el Leopoldo Alas. En aquella fecha empezó una carrera literaria de reconocimientos y éxitos continuados.
-
Mario Vargas Llosa, daguerrotipo
/abril 15, 2025/Ahora sabemos, ¿quién lo diría?, que su literatura surge del desamparo y del proverbial encuentro con unas páginas salvíficas que nunca han dejado de inspirarle; por lo que siempre vuelve a refugiarse en algunos determinados fragmentos de Madame Bovary, sobre todo cada vez que se siente perdido, para reflejarse en el espejo de Flaubert. Mario Vargas Llosa es uno de los pocos escritores a los que se les ha concedido contemplar la inmortalidad de su obra; y que, a pesar de ese funesto don capaz de paralizar cualquier escritura, continúa escribiendo con el emocionado temblor de un pálido adolescente, como…
-
Contar Venecia, ser Venecia
/abril 15, 2025/Pese al tono abiertamente elogioso de mis palabras, creo que a Jáuregui no le agradará que lo llame “dandi”. Él mismo confiesa en su libro haber tonteado con el dandismo, aunque al parecer no fue nada serio, una noche loca, por así decir. Yo lo dudo, pues sólo un dandi inventa un yo ficticio para dar la impresión de que escribe desde si mismo, que es lo que ha hecho en Venecia: Un asedio en espiral. Que añada que el dandismo le está vedado debido a su congénita incapacidad para el refinamiento prueba que miente. No se lo reprocho, los…
-
Paulino Masip: la metafísica de la guerra
/abril 15, 2025/Toda guerra busca a sus héroes, eso es cierto, pero donde encontrarlos depende de la mirada. Paulino Masip lo intentó hace ya ochenta años, desde su exilio mexicano al publicar una de las mejores novelas sobre la guerra civil, El diario de Hamlet García. Al confeccionar su estreno novelesco su mirada está, pero solo aparentemente, un poco perdida. El héroe, su propio héroe, lo encuentra Masip en un profesor de filosofía que de su disciplina es la más concreta encarnación. Aislado por completo de todo lo terrenal, Hamlet no pertenece al gremio de los pensadores, tan numéricamente relevante en la…
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: