Lola Lapaz ha coordinado una obra colectiva (Manuela Carmena, Luna Miguel, Gloria Fortún, Ana Isabel Simón Alegre, Carlos Barea, Belén Reyes y Darío Gael Blanco Gómez de Barreda) que rinde tributo no a la Gloria Fuertes de los programas infantiles, sino de la vida intensamente real.
En este making of Lola Lapaz recuerda el origen de Gloria: La poeta de los amores prohibidos (Dos Bigotes).
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INT. BAR MUSICAL MADRID – NOCHE
Un antro oscuro en el que un par de parejas se besuquean mientras que el camarero en la barra rellena un crucigrama. Una mujer mayor bebe whisky y fuma un cigarrillo tras otro. Está sentada sola en una de las mesas del final del local, escuchando la actuación de Marta Tchai. Se le caen las lágrimas mientras suena “Cuatro caminos”.
La mujer mayor es Gloria Fuertes en la etapa final de su vida, que llora al recordar a su gran amor, Phyllis Turnbull. La escena descrita nunca sucedió —de hecho es anacrónica, puesto que la canción que interpreta Marta Tchai nacería muchos años después del fallecimiento de la poeta—, la inventé para que formara parte de uno de los capítulos de una miniserie de ficción que jamás llegó a tomar cuerpo y que se iba a titular Gloria. La presenté hace un par de años a uno de esos programas de mentoría que ahora están tan de moda. Reconozco que fui algo ambiciosa, ya que deseaba crear una obra inspirada en I’m Not There, el biopic sobre Bob Dylan que dirigió Todd Haynes en 2007 en el que Cate Blanchett —entre otras apuestas arriesgadas pero sin duda deliciosas— interpretaban al cantante. En mi cabeza era Itziar Castro la que encarnaría a aquella Gloria Fuertes ya mayor pero mi idea no fue seleccionada y perdimos a Itziar, que jamás llegó a conocer el proyecto.
Dejé pasar un año. Seguía pensando en la escritora y en su obra, que me parecía injustamente olvidada. Preguntándome el motivo de que no se hablara de ella, que era tan transgresora, tan única, tan ídolo. Tal vez era el momento de abandonar los sueños cinematográficos y regresar a la literatura que, al fin y al cabo, siempre había sido mi hogar. Y así fue como empecé a desarrollar la génesis de lo que sería Gloria: La poeta de los amores prohibidos.
No quería escribir una obra en solitario sino reunir a una serie de personas y que cada una de ellas desarrollara un tema sobre Gloria Fuertes. Que compartieran su visión acerca de la poeta, que explicaran qué significaba —o qué había significado— en sus vidas o que ahondaran en alguna vertiente de su producción literaria. Imaginaba una conversación centrada en ella, en una de esas charlas interminables en las que pasan las horas y ninguno de los interlocutores parece tener prisa por marchar. ¿Quiénes podrían ser esas personas que conversarían en el libro y que ofrecerían un retrato poliédrico de Gloria Fuertes?
Al igual que me sucedió con el proyecto de miniserie, volví a ser ambiciosa. Elegí cuidadosamente a las personas que quería convocar para hacer realidad el libro: Luna Miguel, Gloria Fortún, Darío Gael, Carlos Barea, Ana Isabel Simón Alegre, Manuela Carmena y Belén Reyes. Les expliqué mi idea como quien envía una declaración de amor, porque eso era. Y así lo sentía cada vez que apretaba la tecla de intro y el correo electrónico despegaba veloz hacia los hogares de los que serían mis futuros compañeros de viaje. Les convoqué y les seduje para que formaran parte del libro, aunque sé que, en el fondo, el mérito no fue mío sino de la misma Gloria Fuertes, por todo lo que representaba.
Cuando tuve que elegir una editorial para presentar el proyecto siempre tuve claro que mi primera opción debía ser Dos Bigotes, así que les propuse la idea a Gonzalo Izquierdo y a Alberto Rodríguez —los editores «que se embarcaron en la creación de una editorial independiente movidos por su amor por la literatura», tal y como se definen a sí mismos— en un dosier que también era una toda una declaración de amor. Me contestaron sin dudarlo, diciéndome que querían que su editorial fuera la casa de Gloria: La poeta de los amores prohibidos.
Y ahora me siento muy orgullosa, porque lo que había imaginado es justo la obra final que se ha materializado en el volumen. En realidad es aún mejor, ya que he tenido la fortuna de contar con la cuidada edición de Dos Bigotes y la preciosa cubierta de Raúl Lázaro.
Porque Gloria merece que sigamos hablando de ella y de su obra, a pesar de que yo jamás la estudiara cuando cursé Filología Hispánica, allá por los noventa.
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Autora: Lola Lapaz (ed.). Título: Gloria: La poeta de los amores prohibidos. Editorial: Dos Bigotes. Venta: Todos tus libros.
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