Escolopendras, gusanos, cucarachas, arañas a la manera de Louise Bourgeois reptan en nocturna sombra por las guardas de este libro. Sus trazos en tinta negra sobre el papel gris/ocre desfilan por la superficie de un bosque (todo el álbum está compuesto en dobles páginas, con el estilo impecablemente severo del cartelismo) hasta dar con un cuervo encaramado en la atalaya de una de las ramas desnudas de los árboles. Un primer plano de la cabeza del córvido muestra cómo los seres reptantes han ingresado en él: ha sido infectado. Y de repente el pájaro negro echa a volar.
Uno de los grandes aciertos de este álbum, multipremiado internacionalmente, radica precisamente ahí, en el arte de encadenar símbolos que muestran el proceso de contagio, la expansión inexorable de la enfermedad, como la inmensa sombra resultante de la proyección de la luz del sol sobre la espalda del cuervo, que dará lugar a uno de los muchos planos cenitales de la obra, imágenes de la inmensa desolación (luz y tinieblas son los materiales con los que el simbolismo ha representado desde tiempos remotos la lucha por la supervivencia, el enfrentamiento del bien con el mal). Son símbolos de carácter monumental, representados con la severidad de los colosos: una inmensa pira de libros, una bota militar apisonadora, un descomunal yelmo. Los insectos del inframundo que se vieron aflorar en las guardas trepan por la casaca del dictador y de allí se extienden al plano de batalla. Alcanzan todos los rincones y se convierten en cabezas de soldados, en aviones de combate, en industria de guerra.
Otra de las decisiones artísticas de André Letria es disponer dobles páginas a modo de papel ornamental, con efecto inversamente proporcional al celebrativo que suelen perseguir éstas: los motivos que se repiten en ellos son columnas de soldados, bombas en el aire, cuerpos caídos a la manera de las criaturas de los infiernos dantescos. Una de las imágenes más poderosas del álbum, escogida en detalle para las cubiertas, muestra la figura del dictador sobre un inmenso acantilado, contemplando el humo de la destrucción. El didactismo de este álbum-poema se funda en este capacidad, sobria y solemne, de acompañar las definiciones de los versos con imágenes que muestran una imagen clara para los ojos. De ahí su pertinencia y su valor, su entereza creativa (escenografía de sombras con la que iluminar) y su función ética tanto para niños como para adultos.
Al final vuelven las arañas y se cierra el libro, tras el último verso: “La guerra es el silencio”.
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Textos: José Jorge Letria. Ilustraciones: André Letria. Traductor: José Luis Garrosa Gude. Título: La guerra. Editorial: A Fin de Cuentos. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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