En 1934, tras huir de la asfixia del Berlín nazi, una joven alemana abre una librería en Madrid. Pero entonces estalla la Guerra Civil y, ante la espiral de odio que ya se cierne sobre España, la muchacha solo encontrará consuelo -y salvación- en la lectura. Con este argumento, Mario Escobar rinde un hermoso homenaje a los libros.
En este Making Of, Mario Escobar relata el origen de La librería de Madrid (Ediciones B).
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La Biblioclastia no fue un fenómeno exclusivo de la época contemporánea, pero el siglo XX, fue sin duda, en el que más libros se quemaron. Desde la destrucciones producidas en los países comunistas como la Unión Soviética o China, pasando por la Alemania nazi o el Imperio Otomano, el siglo pasado fue una orgía de tinta y fuego.
La Guerra Civil Española no fue un caso aparte. Nuestro triste enfrentamiento fratricida constituyó un ensayo tanto ideológico como bélico de la guerra que llevaba tiempo fraguándose a nivel mundial.
La 2ª República Española intentó ser un régimen cultural y casi lo consiguió. En un país con un 42% de analfabetismo en 1930, las Misiones Pedagógicas lograron crear cinco mil bibliotecas en localidades con más de cinco mil habitantes. El artífice de esta proeza fue Miguel Artigas Ferrando, aunque al comenzar el conflicto se le cesó de su cargo y terminó sirviendo al bando nacional. La cultura, como el resto de las áreas del país, también se dividió en dos bandos irreconciliables.
En el bando franquista la purga de libros, la quema ejemplares y el cierre de editoriales fue una constante. También se persiguió a los intelectuales y todo aquel que no hubiera puesto claramente del lado rebelde.
Fernando García Montoto, un notorio falangista, justificó la quema de libros, aduciendo que de ellos ya daba cuenta el Quijote, cuando su sobrina hizo una pira con sus libros y los quemó para curarle de su locura.
El 23 de diciembre de 1936 se promulgó un decreto de la Junta Técnica del Estado contra la producción, comercio y circulación de libros, periódicos y cualquier publicación pornográfica, incluyendo en estas categorías a los escritos socialistas, anarquistas, comunistas y disolventes. Al año siguiente, la misma junta ordenaba purgar las bibliotecas públicas, centro culturales, colegio y academias para destruir todo libro nocivo, como ya lo había hecho con los fondos editoriales y el de las librerías.
El 30 de abril de 1930, Día del libro en aquella época, se realizó una quema de libros en la Universidad Central de Madrid. Aquel acto fue presidido por el catedrático de derecho Antonio Luna. Actos similares se reprodujeron en la mayoría de las universidades del país. También hubo quema de libros en la calle Libreros tras la entrada del ejército franquista, además de purgas hasta en la Biblioteca Nacional.
Entre los autores prohibidos estaban Karl Marx, Sabino Arana, Jean-Jaques Rousseau, Karl Marx, Voltaire, Lamartine, Freud, Gorki.
Al abogado de Izquierda Republica, Enrique Astiz Aranguren, le hicieron ver como quemaban su Enciclopedia Espasa antes de fusilarlo y la biblioteca de Pompeu Fabra fue quemada en las calles de Badalona.
Los libreros sufrieron la dura represión y tuvieron que dar para la quema ejemplares tan poco peligrosos como La educación sentimental de Flaubert, Werther, de Goethe, La rebelión de las masas, de Ortega y Gasset, El Asno de oro de Apuleyo. Se prohibieron libros de Galdós, Vale-Inclán. Azorín, Lorca, Tolstoi o Emilia Pardo Bazán.
En el bando republicano también se prohibieron los títulos de los escritores que se habían unido al bando nacional. Desde obras de Miguel de Unamuno, Ortega y Gasset o Agustín de Foxá. Se quemaron bibliotecas de muchos conventos y seminarios católicos, además de prohibir algunas librerías y periódicos. Las editoriales se convirtieron en cooperativas obreras que únicamente publicaban libros revolucionarios.
La librera de Madrid es un homenaje a los libros y como, de una forma u otra, se convirtieron en la tabla de salvación de una generación arrastrada por el fanatismo ideológico y la propaganda sectaria.
Barbara, la heroína de la novela, enamorada de un joven político español, le seguirá a Madrid desde el Berlín dominado por los nazis con el sueño de abrir una librería en España. En Madrid conocerá a Luis Fernández Vior, un escritor de novela negra, que le descubrirá la ciudad de las tertulias y las viejas librerías, pero sobre todo el Palacio de la Novela, construido en Carabanchel por la Editorial Castro, donde se producían miles de libros para las clases populares. Bárbara luchará por proteger al amor de su vida, su pequeña librería y su bebé, mientras una miliciana de la checa de Buenavista intenta encarcelarla, tras el finad de la guerra y el regreso de los espías nazis a Madrid, tendrá que escapar a Francia e intentar reconstruir su vida.
Bárbara Speer es un modelo de libreras que ayudaron a cambiar el convulso siglo XX, como Silvia Beach, fundadora de Shakespeare and Company en París o Françoise Frenkel en Berlín. La primera mantuvo su establecimiento abierto durante la ocupación nazi y terminó en la cárcel, la segunda tuvo que huir a Francia y más tarde a Suiza.
La librera de Madrid es una novela sobre el amor a los libros y el poder que tienen estos para salvarnos del fanatismo y el odio. Además de ser un sentido homenaje a los libreros y su infatigable labor.
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Autor: Mario Escobar. Título: La librera de Madrid. Editorial: Ediciones B. Venta: Todos tus libros.
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