La profesora de Geografía e Historia Sofía González ha llevado al formato libro el método de trabajo que mejores resultados ha dado a lo largo de toda la historia de la enseñanza: las pizarras. La autora aplica el visual thinking al aprendizaje de nuestro pasado común —desde las primeras civilizaciones hasta la Guerra Fría— y demuestra de esta forma que hay una forma divertida de adquirir conocimientos.
En este making of, Sofía González explica cuál es el método de aprendizaje aplicado en Las pizarras de la historia del mundo (La Esfera).
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Cuando decidí convertirme en profesora, siempre tuve claro que quería ser la profesora que no tuve. ¿Y qué significa eso? Mis clases no eran nada divertidas, y cualquiera con más de 30 años estará de acuerdo conmigo.
Todo profesor imagina esa clase ideal, donde todos los alumnos están sentados tranquilos, con su material preparado, dispuestos a aprender otra maravillosa lección, en mi caso, de Historia… Spoiler: ¡Eso es una utopía! Hoy en día, los alumnos han cambiado, y también es normal. Nuestro alumnado pertenece a la llamada Generación Alfa. Sí, ahora está de moda hablar de generaciones.
Joe Nellis, profesor de Economía global de la escuela de negocios Cranfield de Reino Unido, concuerda con él: «La generación Alfa está formada por los niños nacidos desde 2010, el año en que Apple lanzó por primera vez el iPad».
Aunque la Generación Z (nacidos entre 1994 y 2010) ya utilizaba internet y se sentía cómoda con la tecnología y el mundo digital, los Alfa son nativos digitales: la tecnología ya estaba cuando nacieron, y la utilizan a diario para todo. Cuando les hablo en clase de que en casa teníamos enciclopedias ordenadas por letras como la Encarta, piensan que conviví con Isabel II.
Nuestros jóvenes están acostumbrados a la inmediatez del «aquí y ahora». Debemos ser conscientes de que Internet es imprescindible para ellos; siempre estuvo ahí y es fundamental para sus relaciones sociales y su comunicación cotidiana. Son alumnos a los que les cuesta fijar la atención; mantener el foco en una única cosa para ellos es muy complicado. Tampoco debemos olvidar que han sufrido una pandemia, como todos, pero en un momento crucial de sus vidas.
Es en este contexto donde me di cuenta de que las clases magistrales no podían ser el único medio de aprendizaje. Algo me decía que debía cambiar, y la pandemia nos hizo ver claramente que era más necesario que nunca. Si ya costaba mantener su atención en clase, se nos planteó el reto de hacerlo a través de una pantalla.
Algo tenía que hacer, y fue entonces cuando me puse a investigar y buscar estímulos que les llamaran la atención y que les hicieran mantenerse atentos a lo que yo tenía que contar, no al video viral del momento. Es ahí donde descubrí los beneficios del pensamiento visual o visual thinking.
¿Y esto qué es? Es la utilización de recursos gráficos para la expresión de conceptos e ideas. Es decir, transformar un contenido de toda la vida, que va a seguir estando, con representaciones gráficas y dibujos que les ayuden a comprender mejor. Asociar el temario de Historia a dibujos y colores que ayudarán a adquirir ese conocimiento.
Pero no solo hacerlo yo, sino que ellos lo hicieran, ya que, aunque nos cueste creerlo, el dibujo es una cualidad innata y todos sabemos hacer flechas, letras dobles y garabatos. Me atrevería a decir que todos, sin importar nuestra destreza artística, hemos utilizado dibujos para tratar de comunicar o explicar algo que nos resultaba complicado expresar solo con palabras.
Con esta técnica, les ayudamos a pensar la información, sintetizarla y finalmente representarla de manera original. El pensamiento visual funciona porque aproximadamente el 80% de nuestro cerebro está diseñado para asimilar y procesar imágenes, por lo que asimilar conceptos de esta forma requiere menos esfuerzo que hacerlo leyendo un texto. Tenemos que tener en cuenta que nuestro cerebro tiene dos hemisferios, y cada uno de ellos «piensa» de manera diferente. El hemisferio derecho es responsable de la creatividad, la visualización y las emociones, mientras que el hemisferio izquierdo se enfoca en la lógica, la racionalidad y el pensamiento verbal. Ya lo dice el refrán: “Una imagen vale más que mil palabras”.
Así surgió Pincelada de historia. Mis alumnos de Historia de España, en aquel momento, con los que preparaba Selectividad, se dieron cuenta de que era más dinámico aprender de esta forma, y sus amigos en otros institutos les pedían sus apuntes para prepararse. Fueron ellos los que me animaron a crear la cuenta de Instagram para compartir el material, y con el tiempo, empezó a ganar seguidores. Pincelada de historia trascendió al lugar donde los jóvenes acuden hoy, las redes sociales, y gracias a la editorial La Esfera de los Libros, a la que estoy eternamente agradecida, se ha transformado en el libro Las pizarras de la historia del mundo.
Este libro está ideado para ayudar al alumnado de secundaria a resumir la información necesaria que tienen que aprender en el colegio a través del visual thinking, de una manera más creativa mediante dibujos y colores. Quiero que aprendan no de memoria, sino de manera más dinámica. Y no lo digo yo, sino que, como dije antes, los alumnos de Historia de España sacaron notazas en selectividad. Esto demuestra que los alumnos se detienen a observar y comprender lo que están haciendo, desarrollando así su pensamiento crítico que, en el fondo, más que aprender contenido, es lo que todos queremos y necesitamos hoy día.
Las pizarras de la Historia del mundo recorren la historia universal en 23 pizarras a través del uso del visual thinking. Espero ayudar a alumnos y profesores, y por qué no, a cualquier persona a la que le guste la Historia, a descubrir los beneficios de esta metodología a la hora de estudiarla.
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Autora: Sofía González Gil. Título: Las pizarras de la historia del mundo. Editorial: La Esfera. Venta: Todos tus libros.
Soy facilitadora gráfica y formadora de docentes en Visual Thinking desde hace 10 años. La idea es buenísima, pero para mi gusto tienen demasiado texto. Son más verbales que visuales y hay que buscar una complementación de ambos lenguajes, visual y verbal, más equilibrada.