Estos días he leído mucho sobre la polémica que se ha generado alrededor del algoritmo de Inteligencia Artificial que gestiona los precios de las entradas de los conciertos de Bruce Springsteen en función de la demanda que genera. Hay opiniones para todo, pero la quizá la más oída por el ruido que ha generado ha sido la de “Bruce Springsteen maltrata a sus fans”, o la de “solo va a ir gente con dinero, no gente que sea fan de Bruce y se conozca las canciones”.
Pero primero dejadme que os cuente que es eso de los scalpers, luego vemos lo que hace el algoritmo del precio de las entradas, y después lo que hacen otras industrias que usan esquemas de precios variables, dinámicos y a veces ocultos, pues no se conoce muy bien cuánto te va a costar conseguir un producto que deseas. Así es el mundo moderno de la venta de productos de alta demanda.
Los Scalpers y los WebScalpers
Siempre me hizo mucha gracia el nombre que se le daban a estas herramientas: Scalpers o WebScalpers, ya que viene del inglés ‘Scalp’ cuyo significado es ‘Cuero cabelludo’, y que en en su declinación a ‘Scalper’ son ‘Especuladores’, fíjate tú.
Pues bien, estos ‘Scalpers’ se han digitalizado, y es una industria ampliamente desarrollada desde hace años para bloquear la compra de cualquier producto que va a tener alta demanda, generando escasez automática y acaparando todo el producto para luego revenderlo a un precio exageradamente mayor.
Y no lo hacen solo con las entradas.
Hace años, Apple tuvo un auténtico problema con los WebScalpers que compraban todos lo terminales iPhone en China el día de su lanzamiento, poniéndolos automáticamente a la venta por un precio mayor, o para llevarlos a otro país en el que aún no estuviese lanzado, lo que penalizaba al producto y al usuario.
Para hacer esto, los especuladores, sabiendo que un producto —sea un libro, un cómic, un cromo, un iPhone o una entrada de teatro, cine o concierto— va a tener mucha demanda, usan herramientas automáticas de compra masiva, como el iPhoneBuyer y el iPadBuyer que usaban en China.
Estas herramientas, con datos preconfigurados, se dedican a realizar masivamente los procesos de compra de los productos que más demanda van a tener. Los de un determinado color, los de una determinada configuración de memoria, pantalla, etc., porque se conocen bien el mercado, porque son los que más escasez tienen, o por cualquier conocimiento que tengan de los consumidores que puedan usar como ventaja.
Las webs de compra online, no siempre pensadas contra estas técnicas, buscan poner soluciones para evitar la compra automática, la compra masiva, la repetición de la compra desde una misma ubicación, con un mismo número de tarjeta, con una misma dirección de entrega, etc. Pero hecha la ley, hecha la trampa. Es un juego del gato y el ratón, donde las herramientas se hacen inteligentes para saltarse esas protecciones. Cambian los datos, coordinan múltiples tarjetas, usan diferentes conexiones desde Internet, etc. Nada que unos buenos hackers no conozcan. Así, para ellos comprar 100 iPhones es tan sencillo como teclear 100 Captchas. El resto, lo hace la herramienta de WebScalping.
Cuando yo entré en la Universidad Politécnica de Madrid con 18 añitos, recuerdo que en una de las clases me dieron una definición de lo que era nuestra ingeniería, la Informática. Me dijeron que:
“La informática es la ciencia que automatiza tareas repetitivas”.
No sé si es la definición más acertada, pero es cierto que la mayor parte del tiempo estamos automatizando procesos —más o menos complejos— para conseguir un resultado. Estas herramientas hacen justo eso, automatizar proceso de compra para ganar dinero con la especulación. Qué cosa más poética.
Los Scalpers en las entradas de conciertos
Supongo que muchos habéis oído eso se “Se acabaron las entradas en 10 minutos” o “en 1 minuto”. Pues eso, seguro que si ya habéis leído el texto anterior, seréis capaces de imaginar que no es por la venta de entradas a fans súper fieles, sino porque los WebScalpers han hecho bien su trabajo.
En el último concierto de los Rolling Stones, mi amigo Salvador Larroca, fan a muerte del grupo, estuvo delante de la página web para comprar las entradas a la hora a la que se ponían a la venta. Pero en cuestión de minutos volaron y su precio en reventa ya era de 300 € la más barata, según me dijo.
Curiosamente, la demanda de reventa no fue tan alta como se esperaba, y usando un algoritmo de inteligencia artificial, las plataformas de reventa que se habían hecho con los tickets comenzaron a bajar los precios, lo que hizo que pudieran ir muchos amigos a un precio más asequible.
Estas plataformas, que dicen vender entradas de una persona particular a través de ella, no son más que una forma de que los Scalpers hagan su negocio protegidos. Al final, en muchos casos son ellos mismos (las plataformas de reventa de tickets) los que compran de forma automática estas entradas —quedándose con las más demandadas, y haciendo compras inteligentes—. Por ejemplo, algunas veces compran entradas de una zona dejando un hueco entre sus compras. ¿Quién va a ir solo? Así, si la entrada sigue libre, ellos pueden revender grupos de entradas juntas sin haber comprado la entrada solitaria hasta tener al comprador. Es una forma de bloquear una entrada sin comprarla. Basta con comprar las de al lado y listo.
Como os podéis imaginar, el uso de estas técnicas de Inteligencia Artificial para comprar y poner precios en las plataformas de Reventa pueden ser contrarrestadas de una forma similar. Al fuego con fuego. Así que, cuando estos WebScalpers usan herramientas automáticas de precio de compra, pueden incrementar el precio de venta a medida que los motores automáticos aceleran sus compras, lo que hará que no puedan hacerse con todas las entradas que quieren, o que su negocio no sea lucrativo, porque están sufriendo su propia medicina “reventa”, y arriesgarse a quedarse muchas entradas sin dar salida que pueden ser un problema económico para ellos.
La derivada dos de esto es que, si estas plataformas ven que no pueden hacer el negocio “masivo” de compra de entradas, dejarán de usar estas técnicas de WebScalping contra los conciertos que vendan sus tickets con este mecanismo de protección. Y que las entradas tengan un precio normal o crezcan muy por debajo del precio de reventa que ponen estas plataformas.
Parece un contrasentido, pero dejar la venta de entradas sin un sistema que penalice la demanda masiva de entradas hace que se utilicen estas plataformas de WebScalping que llevan a que los fans, ni haciendo guardia delante de la pantalla del ordenador, se hagan con las entradas que quieren a tiempo, porque no pueden competir con los programas de WebScalping haciendo compras masivas de esas entradas “buenas” que todos queremos.
El negocio de Bruce Springsteen
La verdad es que me ha llamado la atención el revuelo que se ha generado con esto, pero es bueno que hablemos de ello, sin duda. De hecho, este sistema de “subastas” no es nuevo en los procesos de venta. ¿Quién no se enganchó alguna vez a una subasta en Ebay en su vida?
Sistemas como los de los anuncios que pones en Google funcionan por medio de subasta. ¿Quieres salir en los primeros resultados de búsquedas muy demandadas? Pues paga más que los demás por ello. ¿Quieres que tu transición en la cadena de bloques tenga más prioridad? Pues paga más comisión que nadie a los mineros. ¿Quieres comprar este cuadro único? Pues a la subasta a pagar más.
Todos los objetos que tienen más demanda que producto acaban en modelos de subasta que hacen que, si no lo tienen, aparezcan los Scalpers. Por ejemplo, con los libros, en Amazon hay profesionales que compran todos los ejemplares de un número de una colección, especialmente cuando quedan pocos disponibles, y los ponen a la venta enseguida por precios increíbles… en la propia web de Amazon otra vez.
Aquí tenéis un cuento normal de una colección de cuentos que yo le hice a Mi Survivor para hacerla megafan de Star Wars (operación totalmente fallida por compartir Disney contenidos de la gran saga con los de Henry Danger y los Thunderman), y uno de los cuentos en reventa.
Y pasa con todos, absolutamente todos los objetos que son limitados. Supongamos que Arturo Pérez-Reverte hace una tirada de 100 libros de una edición especial del Capitán Alatriste con todas sus novelas, y que van a ir con un pasaje extra, numerados y con unos versos escritos a pluma por el maestro a 100 €. Y sabemos que se va a poner a la venta un día a una hora en Amazon o cualquier otra plataforma.
¿No creéis que habrá alguien con interés de hacer WebScalping comprarlos todos y ponerlos a la venta automáticamente al precio que deseen? Sacándolos de uno en uno o haciendo lo que quieran. Vamos, invertir 10.000 € y poder venderlos luego a 5 o 10 veces más es un negociazo. Y al final, el perjudicado es la editorial y el autor, más los lectores. La única forma de evitar estos intermediarios es que los productos “escasos” tengan el precio que la gente esté dispuesto a tener, porque si no, siempre aparecerá la reventa, y con la posibilidad de reventa tecnológica con herramientas como los WebScalpers, el problema es muy real.
Yo, como buen coleccionista de objetos únicos, estoy muy acostumbrado a esto. En el mundo de los cómics, Marvel introducen las “Variant Covers” de tiradas reducidas de gran escasez. ¿La quieres? La pagas. Y en el mundo de los cromos, conseguir determinados cromos escasos es un ejercicio de paciencia y trabajo. Yo, que he hecho varias colecciones con Mi Hacker (mi hija mayor), creé hasta un algoritmo para explicarle a otros padres cómo ahorrar dinero si querían completarla con todos los números. ¿No te lo crees? Mira este artículo: ‘Cómo hacer la colección de cromos de Adrenalyn XL’.
Y dicho todo esto. Respecto a lo de Bruce Springsteen, no penséis que yo tengo una opinión moral sobre el tema. No sé si está bien o está mal. A mí me gustaría ir a verlo al SnakePit y hacerme unas fotos con él en su camerino… ¡gratis! Pero si tiene un precio, sea el que sea, prefiero que sea para el artista antes de que vaya a la reventa a un Scalper. Pero sólo es una opinión. Lo que sí que creo es que esto es imparable, y más vale que nos acostumbremos, porque los Scalpers están aquí y no se van a ir solos mientras sea un negocio. Al contrario, se hacen cada vez mejores. Hay que ver si estos sistemas de precios con IA consiguen controlarlos.
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