Hace unas semanas se publicó un demoledor estudio sobre los hábitos de lectura de los españoles (La lectura en España, coordinado por José Antonio Millán).
Recordemos que en este país, la industria editorial mueve en torno a 3.000 millones de euros y genera 30.000 puestos de trabajo directos e indirectos
Daniel Fernández, Presidente de la Federación de Gremios de Editores de España abogaba en la presentación de este informe por la necesidad de un Pacto Nacional por la Educación en el que se inculcase la vocación lectora al niño desde la escuela.
Este informe adolece de un contacto directo con los lectores. Son muchos los profesionales que han acudido a la llamada de la Federación para aportar ideas, experiencias profesionales, pero el coordinador aqueja la falta de información por parte tanto de operadores digitales como de contacto directo con grupos de lectores.
Destaca en este informe Darío Villanueva, director de la RAE, la incapacidad de los adolescentes para comprender textos de una determinada longitud, algo que también ocurre en otros países (recordemos las palabras del escritor Bruno Arpaia en Madrid: Decía el lingüista Tullio De Mauro que el 70% de los jóvenes italianos tienen dificultad para entender una noticia del periódico más allá de veinte líneas).
Antonio María Ávila resalta la complejidad de la industria editorial, caracterizada por una amplia y continua oferta. (Sólo en 2016 se han publicado más de 80.000 títulos en todos los formatos y en todas las lenguas, según los datos aportados por la Agencia del ISBN. Con esa cifra nos referimos sólo a “novedades” puesto que en 2015 según el estudio del Comercio Interior del Libro había 586.811 vivos en catálogo. Esto quiere decir que hay más de medio millón de títulos diferentes en el mercado, sean o no novedad).
Sólo con estos pequeños apuntes que señala Antonio María Ávila queda claro que la oferta podría ser excesiva para España. Porque, ¿cuántos lectores hay en nuestro país?
Vamos a repasar antes algunos otros datos interesantes sobre el sector.
Librerías
En el año 2014 había censadas 3.650 librerías en España (información procedente del mapa del sector encargado por CEGAL, Confederación de Gremios y Asociaciones de Libreros). Por hacernos una idea de qué significa esa cifra, me gustaría recordar que en España hay 244.088 bares (sumando bares de día, nocturnos y bares de hoteles y restaurantes) a los que hay que añadir 7.416 locales tipo franquicia. Si esta comparación les parece poco estimulante, países como Francia tienen aún menos librerías que España. ¡Aterrador! Aunque tengo que indicar a su favor que las librerías acuden siempre allá donde haya lectores. Existen cadenas de librerías especializadas en centros médicos u hospitalarios donde hasta incluso promueven actividades como clubes de lectura.
Según los datos que ha proporcionado el Informe La Lectura en España el 72 % de los consultados acude al menos una vez al mes a la librería (un 17 % acude al menos una vez por semana, un 33 % invierte más de 50 euros mensuales; un 44 % compra libros en papel a través de Internet).
Conviene recordar que una librería no es sólo el espacio físico donde se produce una transacción comercial, sino que una librería es un importante dinamizador de la lectura: el 38,7% de las librerías realizan presentaciones de libros, el 22,8% organizan cuentacuentos; un 18.5% alberga conferencias; y un 15.7% actividades específicas de animación a la lectura.
Sobre las medidas de apoyo que las instituciones aportan a las librerías, y que aparecen desarrolladas, entre otros, en el Plan integral para el fomento del libro y de la lectura de la Cámara del Libro de España, me gustaría destacar la creación del Sello de Librerías de Calidad, proyecto desarrollado de forma conjunta por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y la Asociación de Cámaras del Libro de España que se está otorgando desde finales de 2015. Librerías como Antonio Machado, Cálamo, Herso, El Búho Lector, Oletvm, Santos Ochoa o Visor, por citar sólo algunas, ya tienen su sello.
También se ha llevado a cabo una campaña de puesta en valor del quiosco y se ha propuesto realizar un apoyo o reconocimiento similar al del Sello de Librerías de Calidad.
Según datos proporcionados por el INE en 2014 se censaron en España 6.717 bibliotecas. El 47% de los españoles (21.814.510 usuarios) tienen carné, aunque eso no quiere decir que lo usen. En 2014 fueron prestados 74,46 millones de documentos, un 8,4% menos que en 2012. De media se prestaron 1,6 documentos por habitante, frente a los 1,8 de 2012.
En 2014 las bibliotecas en España generaban 25.083 puestos de trabajo.
Lectores
La Federación de Gremios de Editores de España realiza y publica periódicamente un estudio sobre los Hábitos de lectura y compra de libros en España, comúnmente conocido como Barómetro. Antes de continuar hay que considerar la distinción entre los tipos de lectores que hay (y que se consideran también en estudios similares de otros países): por un lado está el “lector ocasional” que lee una vez al mes o al trimestre, y por otro el “lector frecuente” que lee todos los días o una o dos veces a la semana. Parece, según este índice, que el porcentaje de lectores frecuentes ha subido en España algo más de 11 puntos.
Veamos datos: según el Barómetro el 92 % de la población española es lectora. Suena prometedor. El 88,6% es lector frecuente. Muy prometedor. Leen libros, periódicos, revistas, cómics, webs, blogs o foros. Vale. Retomemos el concepto de lector de libros: 47,2% lee libros al menos una vez a la semana.
¿Por qué el 53% de los españoles no leen libros?
Según datos del Barómetro del CIS del año 2014 los motivos para no leer son:
- falta de interés o porque no les gusta (44,9 %)
- no se dispone de tiempo (24,9 %)
- prefieren otras formas de ocio (16,4%)
Educación
Comentaba Daniel Fernández en la presentación de este Informe acerca de la necesidad de un Pacto Nacional por la Educación. Repasemos algunas de las acciones que se están llevando a cabo en este ámbito para fomentar la lectura.
En la LOE, Ley Orgánica de Educación, de 2006 se proponía en este sentido: dedicación de un tiempo diario a la lectura en Educación Primaria y Secundaria, valorización de las bibliotecas escolares, puesta en marcha de planes de fomento de la lectura o presencia de la lectura (especialmente en su dimensión epistémica o leer para aprender) en los currículos de las distintas etapas educativas.
Parece ser que, aunque este enunciado suena estimulante, la LOMCE no ha profundizado nada en este sentido y hay que acudir a Reales Decretos posteriores para llegar al detalle, a la concreción práctica de este fomento de la lectura en los colegios:
LOE el Real Decreto 1513/2006, de 7 de diciembre, artículo 6º establece para Educación Primaria: la lectura constituye un factor fundamental para el desarrollo de las competencias básicas. Los centros, al organizar su práctica docente, deberán garantizar la incorporación de un tiempo diario de lectura, no inferior a treinta minutos, a lo largo de todos los cursos de la etapa.
Bien. Hay una ley de hace 11 años que pide un mínimo de media hora diaria de lectura en las clases de primaria. ¿Qué ha ocurrido desde la promulgación de esta ley? Veamos:
Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero (ocho años después), artículo 10º: sin perjuicio de su tratamiento específico en algunas de las asignaturas de cada etapa, la comprensión lectora, la expresión oral y escrita, la comunicación audiovisual, las Tecnologías de la Información y la Comunicación, el emprendimiento y la educación cívica y constitucional se trabajarán en todas las asignaturas.
Bien. Hace 3 años la lectura se ha convertido en un “tema transversal” a tratar en todas las asignaturas al nivel de la expresión oral y escrita (¡bien!), la comunicación audiovisual (¡vale!), las Tecnologías de la Información (¡compro!), el emprendimiento (empiezo a no entender), la educación cívica y constitucional… ¿para qué seguir?
Me fastidia mucho lo de “transversal”. Si un niño de entre 6 y 12 años no lee en clase (es una actividad transversal), ¿qué hace un niño durante las clases? Voy a tener que profundizar en este aspecto, pero lo dejaré para otro momento.
Sigo con las leyes, y esta vez nos vamos a la Educación Secundaria y ya me voy encontrando algo más animada:
El Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero, señala la lectura como un contenido presente en dos materias no lingüísticas. Así, se incluye como contenido del área de Ciencias de la Naturaleza la «lectura de textos propios del área» y en Ciencias Sociales el «fomento de técnicas de animación a la lectura de textos de divulgación de las Ciencias Sociales (de carácter social, geográfico e histórico). ¡Bravo!
El Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, que establece el currículo básico de la Educación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato, incluye en su artículo decimoquinto una referencia explícita a la lectura (y al tiempo que se destina a ella) como parte del objetivo de la creación del hábito lector. Bien.
Pero, ¿de verdad hay que esperar a la Secundaria para tomar en serio la lectura en los centros escolares?
Como no quiero adolecer de una lectura simplista de la legislación y además “del dicho al hecho hay un trecho”, voy a olvidarme por el momento de las leyes y centrarme en qué está ocurriendo realmente en los centros escolares y en los demás agentes que intervienen en la creación del hábito lector.
El cuerpo me pide otro artículo sobre ello.
Informe La lectura en España (bajo Licencia Creative Commons)
En próximos artículos se entrevistará a bibliotecarios, libreros, colegios y centros de formación, clubes de lectura, … de España. Si desea participar o ha promovido en su entorno alguna actividad para el fomento de la lectura, puede darla a conocer contactando con la autora del artículo.
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