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La Légion étrangère encontró a su Homero

La Légion étrangère encontró a su Homero

Si de la Legión Extranjera francesa se trata, al poco de abrir la última monografía que se le ha dedicado es más que previsible, e incluso deseable, dar con la mención de una serie de “clichés visuales”, como “la silueta cuadrada de un fuerte entre dunas de arena y un soldado con casaca azul oscura y quepis con cubrenucas blanco” —et voilà!, Zinderneuf—, que a modo de mise en scène se despliega para transportar nuestra calenturienta imaginación hasta las vastedades desérticas, metiéndonos en arena. Harina de otro costal es saber algo más que tópicos para ser capaz de rellenar, con soltura y manteniendo el interés, las ochocientas treinta y pico páginas (!) restantes que Desperta Ferro Ediciones nos hace llegar este otoño, haciendo coincidir su salida al mercado, simbólicamente, con el siglo justo que cumple la publicación de Beau Geste, la paradigmática novela de Percival Christopher Wren en la que se “plasmó todo el imaginario romántico […] que ha permeado en la cultura popular”, para lo bueno y lo malo… Trascendiendo con creces dichos estereotipos literarios, como el de ser “un servicio de armas rudimentario, chapado a la antigua y más bien brutal, separado por completo de los valores y preocupaciones de la vida civil”, Martin Windrow firma un texto llamado a convertirse en clásico. Y eso que, haciendo gala de una inusitada humildad, principia por advertir que su libro “no pretende ser una obra de investigación”, sino “una síntesis de fuentes secundarias”, habiéndose él limitado a compilar, procesar y dar potabilidad a un innúmero cúmulo de materiales que, en su mayoría, ya han sido impresos por terceros con anterioridad, aunque muchos, eso sí, figuren descabalados o sean inaccesibles para el común de los mortales. Es más, al editor de Osprey tampoco se le caen los anillos al admitir que, no siendo académico, la suya no es una historia general, puesto que decidió no arrancarla en el momento fundacional del afamado cuerpo militar, sino media centuria más tarde, en 1870, abarcando, en sentido estricto, la época comprendida desde la Guerra Franco-Prusiana hasta la pacificación (manu militari) de los últimos irredentos clanes marroquíes en 1935, es decir, “la etapa clásica de conquistas coloniales”, que no es poco. A fin de exponerlo, el contenido de este monumental volumen se organiza en dos grandes partes, El servicio de la Legión en tiempos febriles y Marruecos —“el último y mayor escenario de este drama”—, a las que sucede un elegíaco epílogo, El fuerte en el fin del mundo, compuesto por tres apéndices en los que de manera más escueta se da fe de su participación en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), en el convulso Levante de entreguerras (1925) y, como guinda, una sorprendente semblanza biográfica del ya referido Wren, acicate, más o menos latente, de esta mastodóntica creación. A todo ello añádase el necesario y agradecido glosario de la terminología árabe empleada, el desglose de los múltiples acrónimos abreviados en las líneas, un nutrido repertorio cartográfico que nos permite seguir los despliegues en campaña y, al final del tomo, el siempre imprescindible índice analítico, tan tedioso de hacer como útil para quien da cuenta del mismo a la hora de consultar datos específicos en tan solo cuestión de segundos. Aparte de la muy solvente traducción de Javier Romero, otro hecho que ha de aplaudirse a Desperta Ferro Ediciones es su arriesgada valentía a la hora de poner a la venta un escrito que, sin restar un ápice de épica a “las aventuras de Francia en ultramar”, para nada peca de apolillado romanticismo ni blanquea las trapacerías colonialistas de la ya bastantemente exaltada trayectoria de la unidad. Todas sus diversas acciones quedan contextualizadas a la perfección en cada diferente periodo abordado, sin doler prendas en identificar a los legionarios, ante todo, como las “herramientas del imperio” que fueron, siendo su sufrido quehacer un gran reportador de territorios, recursos y riquezas para Francia, pese a que a sus principales artífices les implicara “resistir de forma voluntaria una dura disciplina, penurias físicas y en ocasiones peligros mortales, lejos del hogar y a cambio de una exigua recompensa”; mérito es por entero del autor la compleja labor de desbroce del aura legendaria que aún tiene “la vieja Legión”. Sobre esta, más que su innegable arrojo en grandes batallas campales, disfrutarán del relato de las ensombrecidas escaramuzas de contrainsurgencia que, de ordinario, “suelen despacharse de forma más bien somera”. El “ciclo interminable de pequeñas patrullas y escoltas de convoyes, con ocasionales emboscadas y agotadores —y a menudo vanos— intentos de grandes columnas de obligar al escurridizo enemigo a aceptar batalla” por fin encuentran en Windrow al Homero que los dignifica, en paralelo y de igual modo que los muy desatendidos “enemigos no europeos”, tratados como algo más que la usual “masa parda anónima en la mira del fusil con la que se conforman algunos narradores”; al césar lo que es del césar: ya solo por esto, vale con creces la pena leerlo.

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Autor: Martin Windrow. Título: Camaradas bajo la arena: La legión extranjera francesa. Traductor: Javier Romero Muñoz. Editor: Desperta Ferro. Venta: Todos tus libros.

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