La sabiduría oriental, cuando llega a Occidente, si llega, suele alcanzarnos ya desfigurada, deformada por un teléfono escacharrado de traducciones imposibles, sentidos malinterpretados, simplificaciones. Si la vastedad de las corrientes religiosas y filosóficas orientales es ya de por sí inabarcable en su complejidad y su extensión en el espacio y en el tiempo, con sus innumerables ramificaciones, para cuando llega a nosotros, además, lo hace ya reducida a un eco lejano y confuso.
El autor lleva 30 años estudiando el budismo y desempeñando una importante labor divulgativa. Ha traducido textos clásicos, ha escrito monografías, ensayos historiográficos, textos introductorios y textos reflexivos sobre la relación entre distintas corrientes de pensamiento. Llama la atención en particular el libro que nos ocupa, porque la búsqueda de esta leyenda primigenia obliga necesariamente a tomar decisiones literarias importantes: la voz del narrador, el estilo, la extensión, la estructura. El resultado es una historia que no podría contarse de otra forma.
En la lejana región de Kapilavastu, tras sueños premonitorios y profecías, nace el príncipe Siddhartha, destinado a ocupar el trono. Durante sus primeros años, el rey trata de protegerle, agasajándole y apartándole del dolor del mundo, tratando de asegurarle una existencia entre algodones, pero llega un día en que el príncipe conoce la muerte, la enfermedad y la vejez y decide abandonar el reino para embarcarse en la búsqueda del dharma (la virtud, el orden cósmico). En su camino, se convierte en mendigo y vaga por el mundo, prueba con un ascetismo radical y, cuando se recupera de lo que resulta ser un ayuno excesivo, se sienta bajo un árbol y allí, en paz, se encuentra a sí mismo y experimenta una revelación. A partir de entonces, difunde su palabra, crea una comunidad y vive junto a sus discípulos hasta que, ya anciano, se entrega a la muerte en paz.
Esta historia podría ser del todo terrenal de no ser por ciertos capítulos abiertamente sobrenaturales (la historia de Mara Papiyan o la creación de imágenes de dobles) y un aroma a leyenda que puede recordar del mismo modo a historias religiosas o mitológicas como a cuentos fantásticos como las Mil y una noches o la Epopeya de Gilgamesh. Un aroma que procede, entre otras cosas de frases tan evocadoras como ésta: “A la mañana siguiente amaneció tan despacio que los pájaros siguieron dormidos cuando el sol ya se había levantado”.
Gracias a estos elementos y a la brevedad de los capítulos, que van desde las primeras anunciaciones hasta las enseñanzas filosóficas (crecientes en profundidad con el transcurso de la historia), asistimos a un viaje plagado de momentos y diálogos sugestivos. Como si leyésemos un cuento fantástico, entrevemos el origen de uno de los pilares fundamentales de la espiritualidad, la filosofía y la cultura asiáticas, condensado de forma sencilla y fluida. Una historia que necesitaba ser contada así, y además en castellano.
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Autor: Juan Arnau. Título: Buda. Editorial: Galaxia Gutenberg. Venta: Todostuslibros.
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