H. D. Thoureau es protagonista de varios lanzamientos literarios. Babelia nos cuenta en este estupendo artículo, firmado por Francisco Ferrer Lerín, cómo la llamada de lo salvaje llega a las librerías
El domingo seis de agosto de 1972, tras la misa de doce, un amplio sector de la oligarquía local toma el aperitivo en la terraza del bar Equiza. De repente, un Renault Cuatro Latas, que se había detenido ante el semáforo, reemprende la marcha, quizá de forma demasiado brusca, y el perro muerto que lleva arrastrando, sujeto por una cuerda alrededor del cuello, se parte en dos, dejando como presente, ante el atónito personal, el cuerpo casi putrefacto y la elegante cabeza de una hembra de Border Collie. Yo era el conductor y propietario del coche. El perro, fallecido por atropello la semana pasada, lo había encontrado en una cuneta y me dirigía al monte para dejarlo en un yermo, al alcance del ávido pico de las aves necrófagas.
La huida de la ciudad (Barcelona) al campo (Jaca) se produjo en 1968. Hubo un pretexto, un difuso trabajo en un centro de investigación del CSIC, pero las razones, las dos razones, fueron otras; de una de ellas no vamos a hablar para no ingresar prematuramente en presidio, de la otra decir que así cumplía el deseo, incubado desde mi más tierna infancia, de vivir en el campo, de gozar del contacto con la naturaleza, ese edén tan preciado del que no podía disponer en la ciudad hostil y contaminada. En mi nuevo destino confeccioné una lista patrón de la avifauna pirenaica y me entregué, en cuerpo y alma, al diseño de unas pautas de protección de las grandes aves rapaces, pautas que incluían de modo urgente el suministro de alimento; de ahí el episodio del perro.
Henry David Thoreau (1817–1862) fue un escritor estadounidense, naturalista, agrimensor y fabricante de lápices, que quiso experimentar en propia carne qué era la vida en la naturaleza; durante dos años, dos meses y dos días vivió en los bosques, en una cabaña que construyó junto al lago Walden, no lejos de su familia y de sus amigos. El relato de esta aventura constituye el libro Walden; or, Life on the Woods (1854), la descripción de cómo el asceta Thoreau se adapta e interpreta los bienes que la naturaleza le procura, reivindicando ese estado de libertad frente a la servidumbre de la sociedad industrial; una concepción romántica y espiritual de carácter premonitorio, ya que ciento cincuenta años después esa forma de vida iba a conformar el sueño de amplias capas de la sociedad urbana.
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